✧6!

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Sonreí enormemente al ver bajar del autobús a Wonbin, quién inmediatamente corrió hacia mí con los brazos extendidos.

—¡Anton!— me abrazó haciéndome tambalear por la fuerza, sólo me dediqué a sonreír envolviéndolo en mis brazos. —Extrañaba mucho abrazarte— murmuró, escondiendo su rostro en mi pecho.

—Apenas ayer nos vimos —murmuré acariciando su cabello.

—Es mucho tiempo para mí— apretó su abrazo, como si sintiera miedo y quisiera ocultarse de algo.

—Déjame ver tu cara— tomé su rostro con ambas manos, percatándome de que los moretones de su cara estaban desapareciendo. —Muy bien, están bajando. ¡Qué bonito eres!

Bajó la mirada con una sonrisa, sus mejillas se tornaron de carmesí.

—La pomada que me dio tu madre me ayudó a bajarlas muy rápido— asintió con la cabeza inocentemente.

Aspiré su aroma, el olor a azúcar y chocolate de avellana ya no me empalagaba, ahora sólo me hacía querer oler todo el día aquel rico aroma.

Sohee, con la boca abierta, parpadeó varias veces, observándonos por segundos.

—Olvidé que venías conmigo— solté una risa al verlo tan impresionado.

—¿Qué significa esto?— levantó la ceja. —¿Acaso ya convertiste a Wonbin en tu omega?

—No— Wonbin me interrumpió corriendo a tomar el brazo de Sohee sonriendo. —Seguimos siendo mejores amigos. ¿Verdad que sí, Anton?

Mi alfa bajó las orejas. Wonbin me había rechazado aún que seguía cortejándolo; mi alfa sabía que el omega de Wonbin le pertenecía.

Wonbin no había aceptado ser su omega y eso lo entristecía.

—Sí, sólo somos amigos— dolió tanto decirlo que sentí tanta tristeza acumularse en mi interior, no sentía un sentimiento más que cariño y aprecio pero tenía que estar cerca de él y evitar que lo lastimen.

Sohee no quitaba la mirada de mí como interrogandome, pero yo sólo metí mis manos en mis bolsillos resoplando.

Mi único propósito era hacerlo sentir amado.

Sungchan llegó corriendo al edificio de los de 2do año

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Sungchan llegó corriendo al edificio de los de 2do año. Wonbin se agachó recogiendo unas monedas que se le habían caído al sacar su teléfono.

Pero se tambaleó un poco, sintiendo un empujón cayendo ahora su teléfono. El sonido fue tan duro y penetrante que palideceó.

—Lo siento—dijo Sungchan al dejar de correr y caminar hacia él, reconociendo ese chillante olor. —¿Estás bien?— buscó su mirada.

—Mi-mi teléfono— susurró petrificado, tomándolo y viéndolo completamente roto de la pantalla, con esperanza lo prendió, creyendo que aún podía usarlo aunque la pantalla estuviera rota.

A PUPPY? WontonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora