✧9!

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Observó fijamente la puerta; hacía días que no tenía noticias de Wonbin. Se acercó y acarició la áspera madera, apoyando su mejilla derecha mientras contenía el aliento, esperando escuchar algún ruido o señal de que él realmente estaba bien. No había ruido.

Golpeó suavemente la puerta, como lo había hecho todos esos días, y lo llamó, pero no obtuvo ninguna respuesta. Ella empezaba a preocuparse de verdad.

—Voy a entrar. — Esperó una respuesta, pero no hubo ninguna.

Con velocidad y nervios abrió la puerta, todo estaba en su lugar, olfateó pero sólo sintió un pequeño y delicado aroma dulce, dando a conocer que su hijo se encontraba ahí. Sonrió con nostalgia.

Al convertirse en una delta, su vida cambió a un entorno de 360°. Su lobo se sentía avergonzado, estaba triste y decepcionado por perder la dignidad. Perdió su olor, el pequeño olor a tierra mojada que la caracterizaba desapareció, sus celos, todo de ella había desaparecido, a su lobo lo creía muerto por el horrible olor a basura que desprendía de ella, pero cuando Wonbin estaba cerca podía sentir su lobo de vez en cuando y tal vez sería por el lazo de madre-hijo.

Se acercó a su cama sentándose en la orilla de esta, con delicadeza tocó el bulto en ella sonriendo desanimada al sentir a Wonbin.

—¿Otra vez no irás a la escuela? —quitó parte del cobertor viendo el cabello rubio de su hijo. Sintió cómo un viento dio a su rostro feromonas extrañas.

Vio que su pequeño niño había hecho un nido en su cama con las prendas de su uniforme y un buzo, levantó la ceja curiosa para posteriormente observar a su hijo dudoso de preguntar pero se abstuvo e ignorando aquello, espero que hablara.

—Toda la escuela sabe que tengo padres deltas —su voz sonaba ronca. —Comenzaron a insultarme, creí mejor volver a casa aquel día pero terminé sintiéndome peor. —mordió su labio.

Recordaba el día que regresó a casa.

La puerta de entrada se azotó fuertemente, volteó dejando de cocinar para observarlo

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La puerta de entrada se azotó fuertemente, volteó dejando de cocinar para observarlo. Wonbin respiraba rápidamente, recargado en la puerta. Seulgi, curiosa, se acercó observándolo unos segundos.

—¿Wonbin? ¿No deberías estar en la escuela?

El mencionado parpadeó rápidamente, abriendo y cerrando su boca, encontrando las palabras perfectas; posteriormente, transcurridos unos segundos, rascó su mandíbula.

—No me siento muy bien, creo que me quedaré en mi habitación —sonrió forzosamente.

La castaña se acercó tocando su frente, no sentía alguna temperatura alta, tampoco sintió que sudara como para pensar en fiebre.

—No tienes fiebre.

—Es mi estómago, es eso. — Tomó asiento torpemente en la pequeña mesa que tenían.

A PUPPY? WontonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora