𝑺𝑬𝑨 || 𝑷𝑬𝑹𝑪𝒀 𝑱𝑨𝑪𝑲𝑺𝑶𝑵 (𝒔𝒆𝒓𝒊𝒆!)

||𝟎𝟓||

Las ramas crujían según el cuarteto las pisaba, pero todos estaban concentrados en la explicación de Grover sobre aquel camino de bosque. Aurora no podía evitar mirar a su alrededor, curiosa, pues llevaba tiempo sin salir de los recintos del campamento mestizo.

Estaba tan perdida en sus pensamientos, observando los troncos de los árboles, y sus numerosas ramas gruesas que no entendió la conversación hasta que intervinó Annabeth.

—¿Para qué queremos un teléfono?

Aurora desvío su vista hasta Annabeth y después al dúo de chicos, que venían un poco más atrás.

—¿Un teléfono?

—Para llamar al campamento..y pedir ayuda. —explicó Percy como si fuese lo más obvio del mundo. Estaba claro que no conocía nada de aquel mundo. Pero Aurora no lo culpaba, porque cuando ella llegó era así.

Menos insoportable, eso seguro.

—No necesitamos ayuda, estamos bien. —concluyó la de trenzas, dando el tema por zanjado.

—¡No hemos llegado ni a Trenton, y estamos deambulando por un bosque que ni sabía que estaba en Nueva Jersey! Pero aquí estamos. Yo diría que estamos lo contrario de bien. —formuló el de rizos, insistente.

—El oráculo nos ha encargado una misión. Los dioses. ¿Creías que sería fácil? Tiene que ser difícil. Por eso pocas personas son las elegidas.

—Y si llamamos al campamento es como si fuese un error que fuésemos elegidos. —habló por primera vez la rubia.

—Yo no tengo ningún problema en eso. Creo que todos nos equivocamos. —murmuró Percy.

Aurora dudaba que le quedase algo de paciencia.

¿No podía callarse y limitarse a hacer lo que decían?

¿Acaso tenía miedo?

Sí, era eso.

Se paró en seco y lo miró a los ojos, aquello debía ser una broma, no podía ir tan en serio aquel niño.

—¿Por qué tienes tanto miedo a ser  quien eres? —preguntó. Parecía que estaba evitando ir a la misión, como si le diese miedo lo que fuese a pasar.

No, era imposible, ya que en el campamento no tenía ningún tipo de remordimiento cuando se trataba de ella o Clarisse.

Sintiendo todas las miradas de los presentes, el de la cabaña 3 solo pudo formular una palabra;

—¿Qué?

Se produjo un silencio, Aurora por su parte no iba a decir nada más, había dejado la pregunta en el aire y sabía que todos la habían entendido ocasionando un momento incómodo al no responder Percy, quién se negaba ya que ni él sabía a qué se refería.