Capítulo 13.

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El alfa se encontraba desesperado, se sentía el peor alfa del mundo por permitir que alguien dañara a su omega de esa manera, debió de haberlo evitado. 

Desde el día del ataque, Taehyung se había mantenido encerrado en la habitación en un estado depresivo, sintiéndose miserable por el hecho de perder algo preciado, si bien muchos le repetían que debía de agradecer tener a su familia a su lado y que solo se necesitan reparaciones para volver a la normalidad, para el omega no se sentía de esa manera. Una parte de él siempre creyó en la posibilidad de perder su cafetería, pero la manera en que sucedieron las cosas lo tenía demasiado desconcertado como para reaccionar de manera lógica. 

Su omega lloriqueaba por no poder proteger algo que tanto amaba, su negocio lo era todo para él y saber que ahora ya no contaba con una parte le partía el alma, sentía como si su trabajo de años no hubieran valido la pena. Había entrado en una especie de rechazo por sí mismo que ni siquiera sus hijos podían hacerle entender la situación real, tampoco su alfa lograba calmarlo cuando parecía dormir y su estado más vulnerable se desataba. 

Aquella noche no fue la excepción, Jungkook había arropado a los cachorros deseándoles dulces sueños con un gesto cansado, sabía que ninguno miembro de la familia había descansado de manera correcta desde noches atrás, pero no encontraba la manera de solucionar todo aquello. Las expresiones preocupadas de sus hijos lo mortificaban, sin saber qué decir por lo que estaba sucediendo con ellos, pero tratando de animarlos de alguna manera. 

—No olviden llamarme si se sienten mal, ¿Entendido? Estaré alerta por si me llaman.—Habló una vez que se encontraba en el marco de la puerta, dirigiéndoles una última mirada. 

Cuando los niños asintieron, emparejó la puerta antes de caminar por el pasillo hasta las escaleras, necesitaba hacer que su omega comiera algo, no podía seguir descuidándose a pesar de sus evidentes disgustos cuando insistía en cuidarlo. Soltó un suspiro cansado mientras servía en un plato un poco de sopa, asegurándose que estuviera en buena temperatura, pero antes de salir decidió quedarse por un momento en la soledad de la cocina, cerrando los ojos conforme sus ideas se aclaraban en su mente. 

Un gruñido salió de entre sus labios, disgustado por todo lo que han tenido que pasar en los últimos días y la falta de respuesta por parte del señor Lee. Maldición, ese hombre recalcó ser puntual con la solución que tendrían ante el caos de la cafetería, tampoco se les permitía hacer nada en el lugar por investigaciones, pero al carajo todo ello, el alfa se estaba exasperando sin recibir nada a cambio para calmar sus ansias. 

Todo pensamiento desapareció al escuchar un grito provenir de la planta alta, dejando caer la cucaracha que había sostenido anteriormente, corriendo en dirección a las escaleras con la necesidad de llegar lo más pronto posible. 

—Taehyung.—Llamó tan pronto como empujó la puerta de la habitación para entrar, buscándolo con la mirada. 

Al igual que las veces anteriores, el omega se encontraba cubierto de pies a cabeza por una manta a mitad de la cama, enrollado de tal manera que era casi imposible retirarle la manta para verle. Jungkook se apresuró hasta tomar asiento a un costado de la cama, tratando de encontrar su rostro mientras sollozos se pronunciaban en la habitación. 

—Cariño, tienes que escucharme.—Murmuró, encontrando el borde de la sábana al tiempo que tiraba de ella, dejando ver el rostro de su omega.—Taehyung, por favor. 

El contrario hizo amago por escucharlo, tratando de cubrirse nuevamente hasta que unas manos lo sostuvieron de sus mejillas, entreabriendo los ojos solo para percatarse de la expresión asustadiza del alfa. Taehyung se sentía desorientado, entre la nubla del sueño y su lobo queriendo salir, trató de acoplarse al tacto que en ese momento le pareció cálido.    

—¿Por qué no bajamos a comer? Creo que te sentaría bien algo de comida.—Cuestionó con un tono de esperanza, buscando sacarlo de la habitación. 

Negó, alzando su mano para tocar las del alfa sobre su rostro.—Tengo frío. 

—Traeré algo de comer, una sopa podría hacerte sentir mejor, no tardo.—Cuando hizo el intento de alejarse, el omega lo detuvo aferrándose a su mano. 

—Quédate.—Susurró, haciendo un gesto torpe en retirar la manta para que se recostara a su lado. 

Jungkook sintió que dejó de respirar por la simple acción, pero para él sentía que era una grata bienvenida después de tantos días en un vaivén lleno de emociones negativas. No dudó en aceptar, acomodándose a su costado antes de envolver sus brazos sobre su cuerpo y recostar su rostro sobre su pecho, inhalando el aroma que volvió a endulzarse levemente sobre la capa amarga que la cubría últimamente. 

Su lobo aulló contento, abrumándolo por toda clase de pensamientos que le avecinaban por la ausencia de su pareja. En cuanto sintió sus manos recorrer su espalda, no pudo retener por más tiempo y sus hombros se sacudieron de manera brusca, alertando al omega. 

—¿Jungkook?—Cuestionó con un tono preocupado, tratando de ver su rostro. 

—Lo siento tanto, en verdad me siento como el peor alfa.—Susurró, cerrando los ojos.—Debí de esforzarme más, debí de intuir lo que podría planear con tal de que nadie ganara. Todo esto de la cafetería es mi culpa, lo fue desde el momento en que lo despedí y tomó la rabieta contra ti de manera injusta, pude haber hecho más con tal de evitar que te perjudicara y ser más atento para anticipar sus movimientos. Sino fuera por mi negligencia, nada de esto estaría sucediendo, aún seguirías con la cafetería y no tendría porqué verte de esta manera que solo me está destrozando, solo quiero detener todo. 

La voz del alfa comenzó a quebrarse para cuando terminó de hablar, sin permitirse decir una palabra más sin que le fallara la voz en un tono tembloroso. Taehyung frunció la frente con preocupación al escucharlo decir todo aquello, apenas siendo consciente de los sentimientos del alfa después de tantos días de estar en un limbo entre la realidad y los pensamientos que su lobo le hacía tener de manera intrusiva. 

—No, nada de eso es tu culpa, no digas eso.—Comentó de manera apresurada, acunando su rostro entre sus manos.—Alfa, debes de escucharme y creerme cuando te digo que no te veo como el culpable de esto, tú no tienes porqué cargar con la culpa por las acciones de otra persona, tú no lo obligaste a hacer todo aquello, el único responsable aquí es Munhee y las personas con las que se asocia.—Tomando un suspiro, cerró los ojos.—Sé que no he estado muy presente en estos días, y que mi comportamiento solo está perjudicándolos porque puedo visualizarlo en tus ojos, y les debo una gran disculpa por ser así cuando solo quieren animarme, pero todo esto causó un gran conflicto interno entre mi lobo y yo que ni siquiera puedo explicarlo a detalle. 

—Omega...—Susurró, pero el contrario negó. 

—Me siento tan desconcertado conmigo mismo, mi lobo se siente tan inútil por no poder evitar que nos quitaran algo tan importante como lo es la cafetería, ¿Si no pude proteger algo material, puedo proteger a mi familia? ¿De qué sirvió todo lo que hicimos si al final terminaría de esa manera? Sé que se puede reemplazar, de una u otra manera en un futuro poder reabrir puertas de una segunda sucursal, pero no se trata de solamente reconstruir y hacer cómo si nada hubiera ocurrido, sino que él no merece andar por ahí recolectando negocios ajenos como premios. Estoy tan molesto con todos, estoy decepcionado de todo e inclusive de mí, no sé qué hacer ni qué decir, solo recordar el estar ahí me aterra y pienso que fallé de todas las maneras posibles. 

Jungkook tuvo que acomodarse mejor para extender sus brazos y envolver el cuerpo del omega cerca suyo, sintiendo el dolor que pasaba a través del lazo, haciendo que su lobo aullara y agriara su aroma por las sensaciones negativas que estaban atravesando juntos. Escuchar la forma en que se sentía lo hacía querer hacer justicia por mano propia, quería buscarlo y terminarlo con sus propias manos hasta que se sintiera cansado, quería demoler todo a su paso si eso significaba poder aliviar aunque sea un mínimo de tristeza que atravesada a su omega. 

Las palabras no salieron de su boca, limitándose a apretar sus brazos sobre Taehyung mientras este sollozaba contra su pecho, murmurando palabras indescifrables a oídos del alfa, pero que sabía a ciencia cierta que se trataban de lamentos y maldiciones por todo lo que sentía. Se permitió llorar también, necesitando sacar de su sistema todo lo que había aguantado por tantos días. 

Eran días malos, solo esperaban volver a ver pronto un día bueno en sus vidas. 

Caramel Macchiato ² | KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora