Epílogo.

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Un tiempo después...


El sol de la mañana se filtraba a través de las amplias ventanas de la renovada cafetería "Kim's Coffee", llenando el espacio con una cálida y acogedora luz. La atmósfera estaba impregnada con el aroma dulce y familiar del café recién hecho, mezclado con el susurro tranquilo de conversaciones y risas suaves.

Jungkook y Taehyung estaban detrás del mostrador, sirviendo a los clientes con sonrisas radiantes. La cafetería, que había sido destrozada hace un tiempo atrás por Munhee, ahora resplandecía con una nueva vida. La comunidad y la alcaldía habían ofrecido su apoyo, y juntos habían reconstruido no solo el lugar, sino también la esperanza y la felicidad que siempre había emanado de "Kim's Coffee".

Munhee, por su parte, estaba cumpliendo su condena por los delitos cometidos. Su ausencia era un alivio palpable, y la tranquilidad había vuelto a todas las personas afectadas por sus actos. La cafetería, ahora un símbolo de resiliencia y comunidad, prosperaba más que nunca, yendo sobre la marcha por buen camino. 

Taehyung, con una mano acariciando cariñosamente su creciente vientre, miraba a Jungkook con amor y gratitud. La noticia de su tercer embarazo había sido recibida con alegría. Sus gemelos, Suni y Daehyun, correteaban felices por el lugar, emocionados ante la perspectiva de tener un nuevo nuevo integrante en su familia, mientras que Suni deseaba una hermanita, Daehyun decía que estaba bien para él cualquier bebé si no sería tal como su hermana, lo que desataba pequeñas peleas que terminaban en abrazos y arrepentimientos por sus palabras. 

Sí, a sus pequeños cachorros revoltosos parecía que habían sido infectados por actitudes rebeldes y comentarios burlescos tan pronto como cumplieron los siete años, el omega había estado horrorizado la primera vez que los vio pelear frente a él, mientras que el alfa tenía que cumplir su papel en llamarles la atención y hacer que llevaran su forma de llevarse de una manera calmada ante los nervios crispados de su padre omega. 

—¿Listo para otro día ocupado?—Preguntó Jungkook, acercándose a Taehyung con una taza de su café favorito.

—Siempre.—Respondió el omega, aceptando la taza y dándole un sorbo.—Cada día aquí es un recordatorio de cuánto hemos superado y de todo lo que tenemos por delante. 

Jungkook asintió, su mirada suave mientras observaba a sus hijos jugar.—Nunca pensé que podríamos tener todo esto: una familia, un negocio exitoso y la paz que tanto deseábamos. 

—Lo hemos conseguido juntos.—Dijo Taehyung, entrelazando sus dedos con los del alfa.—Y eso es lo que hace que todo sea tan especial. 

Un sonido de campanillas indicó la llegada de un nuevo cliente, y Taehyung se separó de Jungkook con una sonrisa.—Es hora de trabajar, señor empresario convertido en barista. 

El azabache se rió y asintió, ajustándose el delantal.—A sus órdenes, señor dueño de la mejor cafetería de la ciudad. 

El día transcurrió con la habitual actividad y alegría. Los clientes habituales entraban y salían, todos compartiendo una palabra amable o un momento de risa con Taehyung y Jungkook. La cafetería se había convertido en un segundo hogar para muchos, un lugar donde la calidez y el amor eran tan abundantes como el café.

Al final del día, después de cerrar y asegurarse de que todo estuviera en orden, Jungkook y Taehyung se sentaron juntos en la mesa del comedor, disfrutando de un momento de calma tan pronto como llegaron a su hogar. Los gemelos dormían plácidamente en sus habitaciones, exhaustos después de un día de juegos y risas. 

—¿Estás listo para lo que viene?.—Cuestionó el omega, acariciando suavemente su vientre.

—Más que listo.—Respondió Jungkook, besando la frente de Taehyung.—Este es solo el comienzo de nuestro futuro juntos. Estoy emocionado por cada momento que compartiremos. 

Taehyung sonrió, sus ojos brillando con felicidad.—Yo también, alfa. Yo también. 

Con el sonido de la ciudad como telón de fondo y la tranquilidad de la noche envolviéndolos, Jungkook y Taehyung se abrazaron, agradecidos por el amor y la vida que habían construido juntos. La cafetería no era solo un negocio; era un hogar, un refugio, y el comienzo de un nuevo capítulo lleno de promesas y sueños por cumplir.

Y así, con la esperanza y el amor guiando su camino, Taehyung y Jungkook miraron hacia el futuro, sabiendo que, pase lo que pase, siempre se tendrían el uno al otro. El sol se pondría y se levantaría nuevamente, trayendo consigo nuevos días, nuevas oportunidades y la certeza de que el amor que compartían era eterno.

Fin.

Caramel Macchiato ² | KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora