Jugadas del corazón | Fermín López

III.

Stories.

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Estábamos a sábado, por lo que decidí acompañar a Pablo a su entreno para no aburrirme en casa. Ahorita estaba con Fernando comiendo todo lo que se nos atravesaba.

- Ojalá consiga un trabajo así algún día - le dije señalando a una chica.

- ¿Cómo el de la tía esa? - dijo mirando a la chica que tomaba las fotos y vídeos para las historias de Instagram.

- Y si hombre, que es mi sueño ser ella - dije masticando un pedazo de pizza.

- ¡Dejad de comer frente a los chavales esas cosas! los torturan - gritó Xavi, cuando voltee ví a los chicos clavadisimos viendo la caja de pizza.

Reí y terminé el pedazo que quedaba para luego ir a tirar la caja.

- Hola guapa - escuché que decían. Volteé para encontrarme a Fermín.

- Hola guapo - dije siguiéndole el rollo, nos tiramos par de cumplidos y de más cuando nos vemos, todo en broma, o bueno... Para el de seguro es en broma, yo por mi cuenta suelo decir lo que pienso cuando lo veo, jamás se ha percatado que yo no bromeó.

- ¿Tiene algo que hacer luego? - preguntó abriendo su botella de agua.

- Pues que yo tenga planeado, no tengo nada - dije balanceandome un poco - ¿Por qué?

- Para que nos acompañes por la noche, vamos a ir a celebrar la victoria de hace unos días - me sonrió.

- Bueno, si Pablo va, ten por seguro que estaré ahí - comenzamos a caminar hacia donde se encontraban Fer.

- Vale, si no igual puedes irte conmigo, que vivimos en el mismo edificio - terminamos de llegar - Me iré a duchar, nos vemos al rato.

- Adiós - dije sonriendo como tonta mei tras veía como se iba hacia los vestuarios.

- Pensé que no volvías. - dijo Fer - Ala, ¿Y esa sonrisa? - me vaciló.

- No es nada.

- Si hombre, y yo soy futbolista profesional. - me empujó levemente con el hombro.

Al parecer Pablo aún no termina el entrenamiento que le correspondía, al igual que Pedri. Así que Fer y yo decidimos salir del lugar e ir a dar una vuelta a un parque que queda algo cerca de acá. El sol de la tarde bañaba todo con una luz dorada, y había una brisa suave que hacía que el calor no fuera insoportable.

- ¿Cómo va todo con la universidad? - preguntó mientras nos sentamos en un banco.

- De momento, bastante bien, aunque he estado pensando algunas alternativas y demás, no se si lo mejor es seguir asistiendo presencial - me sincere con él. Se que no llevo mucho tiempo acá, pero a decir verdad considero que seria más fácil tomar las clases de virtual.

- Y eso, ¿Por qué? - preguntó viéndome con curiosidad.

- Pues, digo yo que sería más fácil, así puedo acompañar a Pablo cuando quiera apoyo familiar, o también podría conseguirme algún empleo, de momento sólo tengo ingresos por los videos que subo a tiktok e instagram alistándome para hacer ciertas cosas o abriendo paquetes que me mandan de vez en cuando ciertas marcas - me encogí de hombros.

- Bueno, en eso sí que tienes razón, podrías hacer muchas más cosas - me sonrió - Piénsalo un poco más, y si sigues con la idea en unas semanas, hazlo, en cualquier modalidad se que vas a ser la mejor.

- Gracias Fer - dije abrazándolo, haciéndome sentir reconfortada.

Pasamos un poco más hablando de tonterías y riendo como ya era costumbre. Fer tenía ese talento especial para hacerme sentir cómoda y hacerme reír, sin importar lo que estuviera pasando.

- Venga, pequeña, deberíamos irnos ya, Pedri dice que ya salió, me imagino que Pablo también - dijo levantándose. De seguro en todo lo que caminábamos de vuelta ellos ya se habrán duchado y demás. Al llegar pudimos ver a nuestros hermanos saliendo con sus cosas en mano, venían hablando entre ellos.

- ¿Listos para irnos? - preguntó Pedri, estos días ellos nos llevan porque Pablo tiene el coche en mantenimiento.

- Si, vamos - dije sonriéndole - ¿Qué tal el entreno?

- Agotadisimo, yo creo que necesito ir a dormirme una buena siesta antes de salir por la noche con estos - dijo Pablo suspirando.

- Me parece una gran idea, me la copió - dijo Pedri.

- ¿Tú irás? - mire a Fer.

- No estoy seguro aún, pero ya veré.

No dije nada, solo me quedé viendo a Pablo, que al parecer si está muy agotado, se va quedando dormido.

- Pablo, no te duermas - le susurré moviéndolo un poco.

- No estoy durmiendo, Emi, estoy descansando los ojos un poco - sonrió.

- Llegamos - dijo Pedri luego de un rato.

- Muchas gracias, hermano - dijo Pablo dándole una palmada.

- Gracias - dije de igual forma mientras me bajaba del coche.

- Nos vemos luego - dijo Pedri tomando rumbo a su casa.

Ambos subimos a nuestro piso, yo me fui directo a mi habitación, me sentía asquerosa de tanto sudor, así que me tomé una ducha, mientras que Pablo dormía en la suya, por lo que decidí hacerlo mismo.