C. 28 Manual de Tai chi para rubias musculosas

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Al abrir los ojos notó una tenue luz anaranjada iluminar aquel cuarto tibio, tenía sobre sus piernas una manta blanca y una frazada azul marino, en su mano izquierda colgaba un catéter intravenoso sujeto a el suero que goteaba pausadamente, la garganta le dolía y su estómago no estaba mejor, quiso recordar los últimos momentos antes de perder el conocimiento, la imagen de su novia moviéndose de un lado a otro mientras hablaba por teléfono se empañó después de poner su atención en el oficial que se acercaba a ella con una lata de refresco y un vaso desechable – señorita Lena aquí tiene su bebida – no a menos de 5 metros había una máquina dispensadora de refresco así que tenía porque sospechar ¿O si?, dio el primer trago con la garganta seca por gritos sin salir, con la preocupación de no saber dónde podría estar su madre y con la pena de haber involucrado a una de las personas que más quería en el mundo, en primera instancia no sintió nada hasta al menos acabar con la mitad del vaso, la garganta quemaba y el sus entrañas dolían, punzaban con cada latido lo que le hizo tirar el vaso ...

Continuó analizando la pequeña habitación de hospital hasta percatarse que en una esquina, arrumbada sobre un pequeño sillon de color pistache estaba kara durmiendo a pierna suelta – Kara – su voz dolía y rasgaba su garganta como si una lija estuviera alojada sobre su cricoides – Kara – aún así no quería desistir, su hermosa y leal novia estaba ahí con ella a pesar de su propia preocupación por no encontrar a su padre, sus ropas estaban desaliñadas y tenia unas visibles ojeras asomándose por sus pómulos 

Kara abrió los ojos colocándose sus lentes y despejando el sueño con un sutil movimiento de cabeza – Lena.... Despertaste – Kara se acercó con cuidado a su cama para besar incontables veces su rostro mientras dejaba huellas húmedas de preocupación por su nivea piel – me asustaste mucho – ella estaba llorando, colocó sus manos sobre las mejillas de su novia para enfocarla mejor – tengo que hablar a tu enfermera –

– no, no la necesito – dijo Lena con voz muy rasposa 

– tengo que hacerlo bebé, nos preocupaste mucho – Kara apretó un botón sobre la cabecera de Lena y no pasaron ni 10 segundos cuando hank y Tim ya estaban ahí 

– ¿ Ya despertó? – preguntó el moreno mientras el rubio se hacía a un lado debajo del marco de la puerta para dejar pasar a su enfermera 

– por favor tienen que retirarse, tengo que revisar los signos vitales de la paciente y comunicárselo a mi jefe – dijo la enfermera mientras Lena se aferraba más al abrazo de Kara 

– señorita Lena soy su enfermera Donna, voy a revisarla ¿Está bien? –

– ¿ Puede quedarse mi novia? –

–está bien, puede ayudarme a detener los tubos con mis muestras de sangre –

–¡PUM!– adiós Kara 

 Una hora después Kara volvió a despertar en el mismo lugar pero ahora su sillón estaba al lado de la cama de Lena quien le tomaba la mano mientras dormía tranquilamente, era la primera vez que Kara sentía odio por alguien al que todavía no veía su rostro ¿Cómo alguien puede hacerle daño a la persona más tierna del mundo? Era cierto que Lena era una máquina para matar con sus poderosas piernas pero para Kara era su koala y nadie le hacía daño a su koala al menos no en su turno 

–hola– dijo Lena con voz rasposa 

– hola, ¿Cómo está tu estómago?–

– aún me arde –

– tendrás que tomar muchos líquidos cariño, no podrás levantarte de aquí hasta al menos en un mes–

–¿Dónde están whitney y Houston? ¿Dónde están los gatitos? –

–Ahora están con Alex ¿ Quieres verlos? Haré una videollamada –

– necesito ir al baño–

– oh amor, tendrás que usar esto– la rubia enseño el incómodo basin de hospital acerado – aun tienes el catéter urinario –

– no quiero usar eso, necesito ir al baño –

– creo que lo correcto es que llamemos a tu enfermera, es mejor que ella nos ayude – kara apretó el botón de la cabecera de lena – Donna, lena ha despertado necesito tu ayuda –

Lo que quedaba del día Lena permaneció despierta, al parecer el sueño se había ido de nueva cuenta y el insomnio volvía a atacar, Kara si pudo conciliar el sueño al lado de la cama de hospital en su cómodo sillón, la azabache no quería despertarla y mucho menos para invitarla a su cama a ver si así se encontraba con morfeo, era el tiempo de kara descansar y de Lena cuidar, no sabía cuánto tiempo había permanecido dormida pero sentía que había sido mucho, lo único que pudo hacer fue acariciar su fina cabellera dorada hasta que el sueño la reclamó

Cuando las suaves notas de luz solar entraron por la ventana no esperaba encontrar a su hermosa rubia haciendo katas de Tai chi con un simple mayon deportivo y un top blancos, para sincerarse consigo misma no recordaba ver a kara tan concentrada ni tan musculosa, cuando estaban en su casa de relajación en el bosque jamás le había puesto atención a ciertos detalles que en ese momento eran muy visibles y sobretodo muy sugestivos como sus hermosos y musculosos brazos o qué pensar de su marcado lavadero, o ese rocío de sudor bajando por su cuello y pecho, había cosas de kara que le hacían tragar saliva pero esto era inundación 

– oh! Lo siento bebé... te desperté – dijo Kara apagando su pequeña bocina, solo ahí Lena se dio cuenta que el sonido que escuchaba de arpas tibetanas no eran provocados en su cabeza por ángeles imaginarios musicales – ¿Quieres que le hable a tu enfermera para que traiga tu papilla? Me alegra oír de tu médico que puedes comenzar con los alimentos blandos – dijo Kara mientras se secaba el sudor de su cuello y pecho – ¿Lena? ¿Amor?–

A Lena nunca le había afectado ninguna emoción, a la joven genio con IQ de más de 200 nunca le había provocado nadie taquicardia, y nadie en la tierra le había hecho sentir

deseo al menos no del tipo carnal – yo.... – su garganta de nuevo comenzó a doler – agua por favor –

– claro – Kara se acercó al pequeño buró para tomar una jarra con agua y un vaso – aquí tienes–

–gracias –

– ¡hola! ¡hola!– en un santiamén ese pequeño cuarto de hospital había perdido su tranquilidad, Sam y Alex entraban con peluches y golosinas para la convaleciente Lena – tenemos buenas noticias, han encontrado a un informante, al fin podemos saber el paradero de nuestro padre – Lena sospechaba que Kara y su hermana estuvieron haciendo su trabajo de encontrar a sus padres en su ausencia, porque aún no había tenido tiempo de hablar con hank y tim pero sabía que en la mente de los danvers y de su escolta no había límites 

Si dios quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora