C2 Cenicienta Caótica

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instintivamente kara salió corriendo detrás de ella esperando hacerla recapacitar, tenía al menos que saber algo de ella además de su nombre, como mosquito a la luz corrió detrás donde había salido a las pequeñas salas que estaban adornando el recinto, no podía creer que esa pequeña dama con todo y tacones corriera más que ella quien en sus ratos de ocio practicaba ciclismo para menguar un poco la falta del deporte de cama –lena espera –

la chica parecía ignorarla hasta que salió completamente del recinto donde fue a sentarse debajo de un árbol a respirar un poco, la azabache estaba temblando de miedo apretando sus dos hermosos ojos mientras lloraba, kara llegó para colocarse en cuclillas y tomarla de la mano –lo siento, lo siento – decía una y otra vez mientras se mecía, kara no podía entender para quien iba dirigido aquella disculpa

–lena respira – la rubia tomó sus manos y las comenzó a frotar cariñosamente – eso es, lo haces muy bien... tranquila no voy irme de aquí hasta que estés bien – la misma kara se sorprendió de lo rápido que encontró poder hacerla reaccionar debido a su contacto

poco a poco la chica fue calmándose

– se lo prometí pero no pude hacerlo –

kara continuó acariciando su mano izquierda en lo que con la derecha lena tomaba su crucifijo con demasiada fuerza –¿no quieres volver? estoy segura de que podemos arreglar algo para que nadie te moleste esta noche y no le falles a tu mamá – kara estaba segura de que su impulsivo hemisferio derecho estaba haciendo de las suyas al correr detrás de la joven azabache y forzarla a una platica –lo siento no suelo ser así, no quiero incomodarte – dijo notando que lena se estremecía con su toque, era de esperarse porque no se conocían

–no lo haces – dijo lena mas calmada mientras respiraba mas lento – yo tengo un problema –

–oh, perdiste tu zapatilla, ¿quieres que la busque?–

–En un momento iré a buscarla.... gracias kara – la rubia perdió el control de sus facciones esperando poder encontrar sentido a su nombre nuevamente después de haberlo oído en la voz mas hermosa y tierna del mundo

–¿podemos regresar? creo saber como te puedo ayudar, dijeron que podíamos hacer cualquier cosa ¿te gusta bailar? – ¿bailar? ¿de dónde había salido eso? ¿ahora también era maestra de baile? no sabia que tramaba su cerebro pero estaba saboteando su noche en la que se suponía iba a demostrarle a su hermana que el amor no funcionaba de esa manera –¿o quieres comer? creo que vi una mesa con comida china ¿te gusta el pollo agridulce?–

lena cambió su semblante sonriendo tímidamente hacia la rubia – ¿ tenían comida china? mi madre no me permite comer comida china, dice que es comida chatarra–

–¿porque diría eso? para mi gusto tiene bastantes verduras cada platillo, oye si no encontramos comida china, podríamos salir un dia a un restaurant que conozco, la chef es amiga de mi madre y tengo un trato especial, es delicioso y tienen servicio de buffet – kara agacho la cabeza riéndose internamente por ser de nueva cuenta tan impulsiva como nunca lo había sido además de algo osada con sus sugerencias –lo siento, otra vez asumí que... –

– ¿podemos pedir a casa? sufro de agorafobia – dijo con mucha pena

–oh– de ahí su reacción , aunque se preguntaba porque su madre la había obligado a ir a uno de los eventos más concurridos del gremio científico –claro, supongo que también seria muy reconfortante eso – la rubia volvió a ajustarse sus lentes nerviosamente – yo, soy trabajadora del instituto de ciencias Crocker, soy doctor en física – trato de presentarse formalmente pero lena estaba apenas asimilando cada palabra

Si dios quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora