C. 37 El extraño laboratorio

90 21 9
                                    

El Implante de Naltrexona es un pequeño dispositivo que se coloca debajo de la piel y libera gradualmente el medicamento durante un período de 3 meses. Esto ayuda a disminuir las ganas de beber o consumir drogas, permitiendo a los pacientes enfocarse en su recuperación



–bien, nos estacionaremos aquí y vigilemos un poco ¿quieren? – pregunto Frank manteniéndose al margen para no poner en riesgo a lena

–¿Dónde se suponen que están tus vigilantes? – pregunto kara con media dona en la boca, al parecer no fue suficiente el desayuno y habían parado por una dona y café para su vigilancia

–ellos están ahí fingiendo ser adictos – señalo a varios hombres que estaban en la acera con más jóvenes, los vigilantes estaban vestidos con prendas gastadas y sucias a propósito mientras platicaban con los demás hombres en situación de calle

–oh, lo hacen muy bien – dijo kara –pobres... me gustaría hacer algo por ellos –dijo señalando a los pobres adictos y homeless

–ya lo hacemos, gracias a los luthor los implantes de naltrexona se reparten gratuitamente por un año en filadelfia, delaware, Tennessee y Washington junto con terapia psicológica y reinserción social – contesto lena mirando fijamente la puerta del laboratorio, parecía una bodega común y corriente pintada toda de blanco y crema, había dos cámaras vigilando la casi imperceptible puerta –¿ya han intentado tocar la puerta? –

–uno de los chicos fue atendido por un enfermero o al menos fue lo último que recuerda antes de perder la conciencia inexplicablemente, según él, solo le estaban administrando un suero de forma intravenosa – contesto Frank

–clic – apenas pudieron reaccionar cuando lena se bajó del auto para atravesar la calle poco concurrida por los autos y caminar hacia la puerta

–diablos, ¿lena que haces? – exclamo Frank con kara caminando detrás de ella a toda prisa para alcanzar a la azabache – ¿no se supone que la estabas cuidando? – reclamo a la pobre rubia que se había atragantado con su dona de glaseado

–yo estaba poniendo atención a la puerta de la bodega– esperaron a que el transito volviera a bajar para poder pasar con seguridad – ¡LENA! – grito kara al ver como lena ingresaba por la puerta de acceso blanca

–¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDAAAAA! –

Lena acababa de entrar cuando la puerta volvió a activarse en color verde para dar acceso a sus dos compañeros, los tres caminaron por un estrecho pasillo de 80 cm de ancho y 30 de largo antes de toparse con otra puerta y un pequeño interfono –¿Cuál es su nombre y a que debemos su visita? – Frank y kara se miraron entre si preguntándose si sería buena idea decir sus nombres reales

–soy lena luthor y necesito entrevistarme con director de este laboratorio, me acompañan el doctor Frank Tanner y la doctora Kara Danvers, estamos dispuestos a ofrecer nuestros conocimientos por el bien de la ciencia – dijo como si nada escuchando un pequeño gruñido emitido por su moreno amigo

–¿en verdad lena? ¿un doctor? susurro Frank en su oído

–no puedo decirles que eres mi chofer –

–shtttt nos pueden oír –

–piiiiip – un pitido agudo se hizo eco mientras se abría la puerta blanca y entraban por otro largo pasillo que terminaba con una prístina recepción blanca e impoluta – buenos días doctores, en un momento el doctor Dee estará con ustedes – dijo la bella mujer de traje gris que atendía la recepción – pónganse cómodos – señalo la sala de color gris que estaba detrás de ellos, había en el ambiente un aroma a flores y a limpieza muy agradable, se percató que también había un ligero tono musical en el fondo que los invitaba a relajarse, aunque kara tuviera mas ganas de salir de ahí por su ansiedad que por otra cosa

Si dios quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora