Capítulo 18

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-Sabes que no vamos a acostarnos ¿Verdad?- Digo contra sus labios.
-Eso ya lo veremos.
Vuelve a besarme y sus besos trazan un camino por mi cuello hasta mis pechos. Le quito la camiseta sin separarnos demasiado y... ¡Dios! ¡Esos músculos no son normales! Tiene el abdomen definido y bronceado, paso mi mano por encima contemplando eso que parece irreal.
-Se que soy perfecto, gracias.- Dice con superioridad y me guiña un ojo.
-Cállate, narcisista.-Le doy un golpe en el hombro y se ríe.
Se inclina sobre mí para besarme las comisuras de los labios y se me ocurre un plan malvado. Lo empujo al otro lado de la cama y me pongo encima suyo. Le quito el pantalón y muevo mis caderas encima de él mientras le beso el pecho.
-En verdad si que quieres acostarte conmigo.- Me dice casi suplicando que lo hagamos.
-Claro, hagámoslo.- Le susurro sobre los labios.
-¿En serio?- Me mira atónito.
-Esto no se habla.
Asiente y vuelve a girarnos hasta quedar él encima de mí, me besa por el vientre y se quita los calzoncillos. Sigue besándome y cuando intenta quitarme las bragas le muerdo el labio con fuerza y me suelta, me escabullo por debajo de su cuerpo y salgo de la habitación gritando:
-¡NO SOY UNA ZORRA ESTÚPIDA! ¡NO VOY A TIRARME AL PRIMER TÍO QUE PILLE!
Y él al unísono grita:
-¡Estás loca, Haley! ¡No puedes dejarme así ahora, ya se me ha puesto dura!
Me río por sus sinceras palabras y corro a esconderme. Esto va a ser divertido. Me pongo debajo del sofá tumbada y espero a que salga de la habitación.
Dos minutos después, un Brandon cabreado (y caliente) sale de la habitación en calzoncillos. ¡Dios mío! ¡Está muy bueno! Joder... Céntrate, Haley...
-Chica traviesa... ¿Dónde estás pequeña?- canturrea.
Aguanto las ganas de reírme.
-Haaaaaley, saaaaal de dóndeee estééés.- Sigue canturreando.
A los cinco minutos se sienta en un taburete de su preciosa cocina abierta y mira por todo el apartamento.
-¿Dónde estará esta chica...?- Masculla entre dientes.
Sí, de pequeña era la mejor jugando al escondite. Pero este chico... Se nota que nunca ha jugado. Me río por lo bajo pero se me oye un poco y Brandon se gira hacia mi dirección.
-Te he oído, Haley. Venga, sal de tu escondite, prometo que no vamos a acostarnos.- Habla solo, el pobre.
Me da pena que esté ahí sentado hablando solo. En cuanto se gira salgo de mi escondite con sigilo y me acerco a él sin hacer ningún ruido. Una vez detrás suyo lo abrazo por la espalda (que por cierto, tiene una espalda que flipas). Se sobresalta un poco y dice:
-Dios, Haley, pensaba que te habías ido.
-Claro, en ropa interior.- Río y le doy un beso en la espalda.
-Eres capaz.
-Sí, lo soy.
Se gira para estar de cara a mí y me mira con sus ojos oscuros.
-¿Porqué te has ido?
-No quiero acostarme con nadie de momento.
-Vale, lo entiendo.- Gira la cabeza para dejar de mirarme.
-Oh, vamos, no te pongas así...- Lo cojo de la barbilla para que me mire.- No quiero acostarme con nadie, eso no significa que no quiera tener algo con alguien.
-¿Como una relación?- Sus ojos brillan otra vez.
-Si, pero aún no, tonto.- Me río.
-Vale, vale.- Levanta las manos- Yo te espero el tiempo que haga falta.
-Vale.- Le sonrío y él me muestra también sus blancos dientes. Me quedo empanada mirando su peca, me encanta...
-¡Eh, Haley! No te empanes.- Chasquea los dedos delante de mi cara para que vuelva a tocar la tierra con los pies.
-¿Qué? ¿Qué pasa?
-¿Vamos a comer fuera?- Me coje las manos.
-¿Qué? ¿Como una cita?-Me río y él también.
-Como lo que quieras, princesa.- Me acerca de un tirón y me da un besito en los labios. Eso no me lo esperaba, pero me ha gustado... Mucho.
-Brandon, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Todas las que quieras.
-¿Cuántos años tienes?
Se ríe un poco y me toca la mejilla.
-19, pequeña.- Dice Brandon.
-¿19? Yo sólo 16... Una relación entre nosotros sería ilegal, Brandon. Soy menor de edad.- Bajo la mirada.
-Tranquila, Haley, puedo esperarme a que seas mayor.- Me levanta la cabeza cojiéndome la barbilla.- ¿Vale?
-Vale.- Digo en un susurro observando sus ojos preciosos.
Nos quedamos un rato así y soy la primera en moverme, lo cojo de la mano y lo arrastro a la habitación.
-Vamos, ¿Tenemos que ir a comer fuera, no?
-Claro.
Al entrar en la habitación me quedo parada buscando mi ropa. No la encuentro por ningún lado.
-Eh, pequeña. ¿No encuentras tu ropa?- Me susurra Brandon abrazándome por la espalda. Inconscientemente sonrío y él me besa la mejilla. Me coje de la mano y me lleva hasta su armario, lo abre y mi ropa esta colgada ahí.
La cojo y me visto, él hace lo mismo con su ropa. Se viste con una camiseta negra de tirantes que deja ver sus brazos musculosos y unos tejanos, pero lo que más me encanta es su gorra, roja y negra, que se la pone hacia atrás.
Este chico cada vez me sorprende más.
-¿Nos vamos?- Me dice cojiéndome de la cintura.
-Sí, vamos.- cojo mi móbil y él coje el suyo y las llaves- Te queda bien la gorra.
-A mi me queda bien todo, princesa.- Me guiña un ojo y lo empujo con la cadera.
-Claro que sí, narcisista.- Le beso la mejilla y entramos en su coche.
-Tu narcisista.- Me ofrece su radiante sonrisa dejando ver esos preciosos hoyuelos.
Arranca el coche y al rato le pregunto:
-¿Dónde vamos a comer?
-Sorpresa.- Otra vez esa sonrisa me deslumba.
No se dónde me va a llevar este chico que, aunque viste un poco como un macarra, está hecho todo un caballero.
Brandon aparca el coche en una calle que está cerca del centro, así que seguramente el restaurante debe ser bastante bueno.
Salimos del coche y me coje de la mano para conducirme hasta un restaurante lujoso.
-Dios mío... Esto tiene que ser muy caro...- Digo sorprendida.
-Y lo es.- Contesta él mientras le hace señas a una chica a lo lejos para pedirle una mesa.
-No voy a dejar que lo pagues todo tú.
-Lo voy a hacer igual, princesa.- Me guiña un ojo y nos dirigimos a una mesa del final.

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