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E l calor cada vez se hacía más presente en la ciudad. La mayoría de los abrigos ya habían sido guardados por lo que los vestidos y atuendos frescos acapararon el armario de Hattie.
Era diciembre, la estación predominante es el verano aunque algunas veces el clima se volvió demasiado helado. Hattie muchas veces iba a la academia sin saco, y eso siempre era reprochado por Reiji.
Aquello solía ocasionar discusiones para las cuales no tenía ánimos. Shu, al contrario, se había vuelto más problemático y ciertamente era irritable algunas reacciones por su parte.
— Ya dejala — Le ordenó Shu cuando escucho como su hermano regañaba a su prometida en cuanto entró a la limusina.
— Por favor, son tal para cual — Soltó el sujeto indignado — Ambos poco distinguidos.
Las discusiones entre ambos hermanos, habían sido constante. Muchas veces por pequeñas cosas que realmente no importaban e intentaban involucrar a Hattie en todas ellas.
El paisaje había sido mucho más interesante que las palabras que compartían. Los árboles parecían una red que cubría los animales de la crueldad humana, tanto así, que muchas veces hubiera deseado ser parte de ellos.
Hattie había estado viendo a punto desde lejos, el lugar en donde estaba le daba una buena visión. Sin embargo, cuando el vehículo estaba en frente de aquel punto que llamó su atención se sobresalto hacia atrás.
— ¿Hattie? — Yui fue la única en preocuparse del estado de la muchacha pues los demás solo hacían bromas.
— Están aquí — Hattie sintió los ojos humedecidos, aun si estaba demasiado nerviosa prefirió no llorar y el cuerpo, entonces, se expresó de otra manera.
— Estás temblando — Comentó Laito al ver que había algo no estaba bien, la menor no dejaba de ver la ventana en frente de ella temía que en cualquier momento Shin apareciera.
— ¡Hattie! ¿Que pasa? — Un Ayato sin tacto e impaciente alzó la voz.
— Shin y Carla están cerca — Había hablado un poco bajo, Hattie creyó que no habían escuchado tan bien pero ellos la habían oído perfectamente — Los fundadores, mis antiguos dueños.
— Detén el auto — Ordenó Shu para pesar de la menor que comenzó a reprochar. El mayor abrió la puerta para enfrentar a quien se apareciera.
— ¡No, no, no! — Hattie nego desesperada puesto que cada segundo que perdían, los fundadores se acercaban más — Vamonos, quiero irme — Todos quedaron consternados ante la reacción de la adolescente, era alguien de doblegarse, pero parecía sacada de quicio por el terror.
Ante aquello el mayor prefirió seguir las órdenes que había dado. El vehículo acelero a fondo dejando a los demás en un silencio total. Hattie aún veía hacia la ventana totalmente pegada a Laito por las dudas alguno de los fundadores intentará romper el vidrio.
— Hattie — El toque del vampiro hizo que el corazón se le detuviera por un segundo — Ven aquí — El pelirrojo intercambio el asiento con la menor, ahora Laito se interponía entre ella y la ventana que tanto temía, pero ella nuncadejó ver el vidrio.
Creyó que Karlheinz había hecho un trato con ellos para que la dejaran el libertad. No entendía que hacían rondando cerca de ella, aunque tal vez pudiera no ser ella lo que exactamente buscaban.
¿Entonces?
Las conjeturas que se formaron en la cabeza la asustaban aún más. Y todo apunto a cierta rubia con la sangre, al parecer de Hattie, maldita que atraía a ciertas criaturas crueles, viles que eran mucho peor que los hermanos.
Al terminar en el estacionamiento, ninguno hizo el intento de bajar, y Reiji agradeció aquello porque debía entender que ocurría.
— ¿Estas segura que eran ellos? — Preguntó sin mirarla.
— Lo son — La menor apretó las manos al sentir que no tenía el control de nada — Ellos me ofrecieron a su padre, no creo que estén aquí por mi.
— ¿Cuál sería el motivo de la presencia de esos imbéciles? — Cuestionó directamente el segundo vampiro.
— Ya saben, lo que todos quieren — Hattie había dejado caer algunas lágrimas de angustia, miró directamente a Yui — Tu eres Eva, Karlheinz no sólo pretende que alguno de sus hijos tengan herederos fuertes solo quiere formar nuevas criaturas, Cordelia se le fue de las manos pero tu eres el reemplazo.
— ¿De que hablas? — La inquietud se hizo clara en la rubia.
H attie prefería mantenerse lejos de las disputas que no le competían. Primero porque de todas maneras no podría hacer nada, y segundo porque saldría perdiendo de lo que fuera.
Vio a Daiki jugar con los muñecos que estaban en la habitación del heredero por nacer de Carla, así que a pocos días del parto la habían enviado a dejar el sitio impecable.
Minutos después, al terminar, salió de la habitación al sentir un golpe. En el pasillo estaba una joven alrededor de catorce o quince años quien tenía al tan ansiado hijo del fundador en la barriga pero algo no estaba bien.
La sangre que le brotaba.
Hattie simplemente la miró, de mala manera era costumbre. Las mujeres que engendraron hijos con los fundadores murieron desangradas días antes del nacimiento por lo que cada vez buscaban mujeres más jóvenes que tal vez pudieran aguantar más el peso de traer un fundador al mundo.
Carla no se veía devastado, se veía la clara frustración en las expresiones. Y Hattie no lo recordó en el momento pero había visto a Karlheinz ese mismo día, antes de que se la llevara.
— Hay algo que te podría funcionar — Propuso el vampiro a lo que los hermanos se mostraron interesados — Eva puede darles un heredero y lograr que la raza resurja sin temer por la enfermedad que los destruyó.
— Entonces traela — Dijo Shin evidentemente.
— Aquí hay otro dilema — Karlheinz hizo silencio considerando lo que diría — Funcionará si hay amor por parte de Eva al elegido, y además deberán luchar por ella como los demás.
— ¿Viniste solo a decirnos esto? — Carla frunció el ceño.
— Solo he compartido el dato con ustedes — Karlheinz sonrío — Aunque darme a una criada, puede ser un gran trueque.
— Tenemos a una niña menor que...
— No, necesito a una mujer que pueda llamar la atención de mis hijos aún si no se compara con Eva — Comentó viendo como ambos hermanos se miraron.
— Tenemos una adolescente — Shin mordió el labio inferior — Realmente es hermosa, Hattie es su nombre.