Era viernes por la tarde, y Camilo estaba emocionado de recibir a sus amigos en su casa para una sesión de Mortal Kombat Armageddon. Había enviado mensajes a Esteban, Andrés e Ignacio, invitándolos a pasar un rato juntos y desestresarse después de una semana intensa de escuela y ensayos.
—¡Listo, chicos! Todo está preparado para una épica batalla de Mortal Kombat en mi casa esta noche —anunció Camilo a través del grupo de chat.
—¡Genial! No puedo esperar —respondió Ignacio rápidamente.
—Cuenta conmigo, Camilo. Necesito un respiro —escribió Andrés.
Sin embargo, Esteban respondió de manera más evasiva.—Lo siento, chicos. No podré ir esta vez. Estoy ocupado con algo.
—¡Ah, vamos, Esteban! ¡Siempre hay tiempo para una pelea virtual! —insistió Camilo.
—Sí, Esteban. Ven a relajarte un poco —añadió Ignacio.
—De verdad, no puedo. La próxima vez será —concluyó Esteban, sin dar más explicaciones.Camilo se encogió de hombros y decidió no insistir más. Esa noche, Ignacio y Andrés llegaron a la casa de Camilo con sus consolas listas para sumergirse en el mundo de Mortal Kombat.La casa de Camilo, ubicada en un vecindario tranquilo, era el lugar perfecto para reunirse. Su sala de estar estaba decorada con posters de bandas de rock y consolas de videojuegos en cada rincón. Camilo había preparado algunas botanas y refrescos, asegurándose de que nada interrumpiera su maratón de juegos.
—Bienvenidos, amigos. ¡La arena de combate está lista! —dijo Camilo, abriendo la puerta con una gran sonrisa.
—¡Gracias, Camilo! —respondió Ignacio, entrando y mirando alrededor—. Siempre me encanta tu sala de juegos.
—Es como un paraíso para los gamers —comentó Andrés, riendo mientras dejaba su mochila en el sofá.Se acomodaron rápidamente y encendieron la consola. Las primeras rondas fueron intensas, con gritos de emoción y frustración llenando la habitación mientras los personajes luchaban en la pantalla. Camilo demostró ser un oponente formidable, pero Andrés e Ignacio no se quedaban atrás.
—¡No puedo creer que hayas hecho ese combo, Camilo! —exclamó Ignacio, admirando la habilidad de su amigo.
—Solo necesitas más práctica, amigo —respondió Camilo, riendo—. ¿Quieres otra ronda?
—Claro, pero esta vez no te lo pondré tan fácil —replicó Ignacio, ajustando su postura en el sofá.Andrés, siempre observador, notó la ausencia de Esteban. Aunque Esteban no era tan apasionado por los videojuegos como ellos, solía disfrutar de estos momentos de camaradería.
—Oye, ¿alguno de ustedes sabe por qué Esteban no pudo venir? —preguntó Andrés, mientras esperaban que el juego cargara la siguiente partida.
—No lo sé. Solo dijo que estaba ocupado —respondió Ignacio, encogiéndose de hombros.
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Notas de un Cielo Anaranjado
RomanceEn un rincón olvidado por el tiempo, donde la música se entrelaza con el susurro de las hojas y el latido de las estaciones, nace una historia que desafía los límites del destino y la memoria. Ignacio, un joven músico, se encuentra atrapado en el ec...