Sofía estaba en su habitación, la tristeza envolviéndola como una manta pesada. Las lágrimas no dejaban de caer, y su corazón parecía romperse un poco más con cada sollozo. Todo lo que quería era entender por qué las cosas habían salido tan mal, y por qué su amiga la había traicionado de esa manera.
De repente, oyó un golpe suave en su puerta. Antes de que pudiera decir algo, la puerta se abrió y apareció Esteban, con una expresión de preocupación en el rostro.
—Sofía, ¿puedo pasar? —preguntó suavemente.
Ella asintió, tratando de limpiarse las lágrimas. Esteban entró y se sentó a su lado en la cama, mirándola con ojos llenos de compasión.
—¿Qué pasa, Sofía? Te he visto muy mal estos días y estoy preocupado por ti.
Sofía respiró hondo, intentando encontrar las palabras.
—Esteban, todo esto es un desastre —dijo, su voz temblando—. Ignacio y yo... Bueno, siempre me ha gustado. Pero Martina... ella le dijo a Ignacio que yo estaba enamorada de ti. Y ahora, ellos están juntos y yo no sé qué hacer. Me siento traicionada y rota.
Esteban la miró con sorpresa, pena, una pizca de angustia y luego con una creciente furia.
—¿Martina le dijo eso? —preguntó, incrédulo—. Pero eso no es cierto, Sofía. ¿Por qué haría algo así?
—Porque ella quería estar con él. —Sofía dejó escapar un sollozo—. No entiendo por qué tuvo que mentir. Ahora Ignacio piensa que estoy con alguien más y no deja de ignorarme.
Esteban apretó los puños, intentando controlar su enojo.
—Esto es una locura. Ignacio necesita saber la verdad.
Sofía lo miró, desesperada.
—Pero, Esteban, no sé si eso cambiará algo. Ya está con Martina, y no quiero causarle más dolor a nadie.
Esteban asintió, pero la determinación brillaba en sus ojos.
—Tienes razón, Sofía. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo todo se desmorona por una mentira. Ignacio merece saber la verdad.
Al día siguiente, justo antes del ensayo del festival, Esteban llegó rápidamente al lugar donde se reunían. La tensión en el ambiente era palpable, y los chicos estaban afinando sus instrumentos cuando Esteban entró abruptamente.
—¡Ignacio! —gritó, su voz cargada de ira.
Ignacio se volvió, sorprendido por la agresividad en el tono de Esteban. Sin previo aviso, Esteban avanzó y le dio un fuerte golpe en la cara. Ignacio cayó al suelo, aturdido por el impacto.
—¡¿Qué mierda te pasa?! —exclamó Ignacio, levantándose con dificultad y tocándose la mejilla adolorida.
—¿Qué me pasa a mí? —Esteban gritó, furioso—. ¿Qué te pasa a ti? ¿Cómo pudiste hacerle esto a Sofía?
Ignacio lo miró con confusión y dolor en los ojos.
—No sé de qué estás hablando, Esteban. ¿Qué le hice a Sofía?
Esteban respiraba con dificultad, tratando de controlar su enojo.
—Le rompiste el corazón, eso hiciste. Y todo por una mentira de Martina. Sofía nunca estuvo enamorada de mí, Ignacio. ¡Te mintió!
Ignacio sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies. Miró a Esteban con los ojos muy abiertos, procesando las palabras. La verdad golpeaba su corazón con una fuerza devastadora.
—¿Qué...? —murmuró, su voz temblando—. ¿Martina me mintió?
Esteban asintió, su furia aún latente.
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Notas de un Cielo Anaranjado
RomanceEn un rincón olvidado por el tiempo, donde la música se entrelaza con el susurro de las hojas y el latido de las estaciones, nace una historia que desafía los límites del destino y la memoria. Ignacio, un joven músico, se encuentra atrapado en el ec...