Capitulo 7

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Levi puso la última puerta de un ligero golpe final en una de las habitaciones y comprobó si se abría correctamente, el sonido ligero de la puerta lo hizo sonreír y suspiró.

Finalmente había terminado.

La semana anterior había contratado unos hombres que habían puesto algo llamado electricidad en la casa, tal como la tenía la mansión de Kyomi.

Y finalmente había terminado, tardó alrededor de seis meses la construcción y tuvo que contratar a diez hombres para que le ayudaran con la construcción de la casa.

Era una casa un poco grande y era tal cual como habían acordado, tenía cinco habitaciones de buen tamaño en el segundo piso, había una gran chimenea en el salón, pusieron las ventanas más grandes que había y el sótano fue lo que más tardó en estar listo junto con algunos detalles.

Pero finalmente estaba lista.

La fachada por fuera era distinta a las casas típicas de Hizuro y era bastante parecida a las casas de campo de la isla.

Gastó más presupuesto en el exterior de lo que esperaba, junto con la electricidad le quedó un poco de dinero para comprar algunos muebles básicos y dejó un poco para las gallinas.

Y el resto de dinero no para mucho.

El siguiente mes comenzaría el invierno y esperaba que la casa no revelara ninguna gotera que saliera nuevamente del presupuesto.

Miro por la ventana del segundo piso de la habitación y vio como las hojas comenzaban a amontonar nuevamente.

Tendría que limpiar mucho en la casa, pero lo ponía contento.

A pesar de que tienden de un hilo las cosas en el mundo, las cosas avanzaban de mejor manera de lo que esperaba en una reconfortante calidez y estabilidad.

Su pierna estaba recuperada, pero seguía cojeando y Hange había comenzado a movilizarse desde hace unas semanas, comenzando a trabajar a pesar de sus protestas.

No había visto a Onyakopon desde hace unos meses, pero la última vez que lo vio le comentó que lo que sea que estuviera tratando Armin estaba funcionando un poco a pesar de todo.

Sería algo lento que los traumas de la guerra dejaran de afectar en la vida diaria para todo el mundo.

Se acomodó la chaqueta y salió de la habitación para bajar las oscuras escaleras.

A pesar de que la casa estaba terminada no había permitido a Hange venir argumentando que sería una sorpresa.

El extenso patio de la casa marcada por la valla de madera desgastada, que esperaba con el tiempo tal vez plantar algunos arbustos para darle una mejor vista exterior, pero eso sería para más adelante.

Supuso que tendrá suficiente tiempo para todo lo que falta.

La casa quedaba a unos quince minutos caminando desde la mansión azumbabito y se negaba rotundamente a comprar unos de esos costosos autos peligrosos que estaban de moda en el país, preferiría comprar un caballo en ese caso.

Esperaba que a Hange le gustara la casa, estaba más nervioso de lo que podía admitir con unas temblorosas rodillas.

Y si no le gustaba hizo un gran corral para las gallinas que esperaba pudiera recompensarlo, podría tener todas las que ella quiera.

[...]

Levi da unos golpecitos a la puerta de la habitación de Hange esperando que esté lista para que puedan ir a ver la casa.

Una última oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora