Durante el transcurso de la noche, Lady Isabella permanecía de pie mientras se encargaba de limpiar las heridas en la espalda de Félix, aquellas en las que parecía haber una pronta mejoría.
Con los ojos todavía cerrados, el rubio fruncía el ceño cuando su madre tocaba partes todavía sensibles de su piel. Estaba consciente, pero sus párpados pesaban lo suficiente para atreverse a abrir los ojos; se sentía totalmente exhausto.
De pronto, escuchó que la puerta se abrió, pero la debilidad que envolvía su cuerpo era intensa. No era capaz de ver por sí mismo quién era la persona que había ingresado a la casa.
Dándole la espalda a la puerta, Lady Isabella pensó que se trataba de Jisung, o incluso de la dueña del lugar. Sin embargo, todo atisbo de que esa posibilidad fuese certera desapareció cuando se encontró de frente con su esposo.
Isabella volvió a darse la media vuelta para seguir atendiendo a su hijo pese a haber notado que algo le sucedía al hombre por la expresión de angustia y tristeza que podía percibirse en su rostro.
—Isabella...
—No tienes nada que hacer aquí —advirtió ella tan pronto como escuchó su nombre, temiendo lastimar a su hijo por lo temblorosas que se habían puesto sus manos—, así que te voy a pedir que te vayas.
Dando un par de dudosos pasos hacia delante, pero manteniendo la suficiente distancia, Sungjae logró ver el tranquilo rostro de su hijo, descansando sobre la mesa.
—¿Cómo se encuentra Félix? —preguntó, pasando desapercibidas las frías palabras de su esposa.
—¿Ahora es que te preocupas por él? —cuestionó con ironía—. Creí haber sido muy clara cuando te dije que no te acercaras a nosotros.
—Isabella, por favor —pidió el hombre después de soltar un pesado suspiro, lleno de resignación incapaz de traerle calma—. Necesito hablar contigo...
—Yo no tengo nada de qué hablar contigo —atajó sin atreverse a girar para verlo a los ojos—. Con lo que le has hecho a mi hijo es más que suficiente para saber que estoy casada con un monstruo.
Sungjae cerró los ojos, sintiéndose decepcionado de sí mismo cuando las palabras de su esposa atravesaron con violencia su pecho como filosas cuchillas.
Isabella continuó haciendo caso omiso a la presencia de su esposo y, mientras limpiaba las heridas de Félix, estaba más preocupada de ver cómo en su pecoso rostro se reflejaba el dolor que sentía con sus pequeños gestos.
Comenzó a repartir caricias en sus dorados cabellos para hacerle saber que estaba ahí con él y que todo iba a estar bien, aunque no fuese así.
—Sé que es tarde para hacer que las cosas vuelvan a ser como antes, pero créeme cuando te digo que estoy completamente arrepentido por lo que hice...
—Desde que aceptaste tomar el lugar de tu padre por tus absurdos deseos de venganza, ya no volviste a ser el mismo.
—Reconozco que no he actuado bien, y lo que le hice a nuestro hijo no debió suceder; debí oponerme a esa repulsiva decisión del alcalde. Isabella, pudieron matarlo a golpes si no lo hacía yo...
—¡Eso no te justifica! Es la segunda vez que te atreves a ponerle una mano encima mi hijo —respondió ella, dándose finalmente la vuelta para enfrentar a su esposo mientras luchaba en contener las lágrimas—. Estás muy equivocado si crees que voy a permitir que suceda de nuevo y termines arrebatándolo de mi lado.
—¡Jamás haría algo tan aberrante como eso! —expresó Sungjae con un gesto de horror.
Las cuatro paredes de la pequeña casa se sumergieron nuevamente en el silencio y la tensión que había aparecido entre ambos se mezcló con la tristeza y la decepción.
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BISSED • Hyunlix [ Libro #1 ]
FanfictionLee Félix, un joven que vive bajo sus propias creencias e ideales, piensa que todo lo que se dice acerca de criaturas nocturnas solo son absurdos cuentos de terror para sembrar miedo en las personas y tenerlas controladas. Sin embargo, su perspectiv...
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