«A partir de ahora tus alas serán mi libertad»
One shots dedicados a Hawks que tendrá a la lectora como protagonista.
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Inicio: 19/09/21~...
—Qué frío — dijo para sí mismo Keigo mientras aterrizaba en frente de su agencia.
Como era habitual algunos de sus compañeros ya se encontraban dentro, así que él saludó con entusiasmo al igual que todas las mañanas y ellos giraron para saludarlo pero… el saludo fue casi un susurro de sorpresa.
Ahí estaba Keigo, parado saludando con el rostro de la nariz para abajo cubierto con una bufanda de punto, y en su cabeza llevaba una gorra con un pompón grande arriba, también de punto y ambos de un color casi idéntico que su uniforme y pequeños detalles en blanco.
Nunca ninguno de ellos lo había visto vistiendo algo así, menos en el horario laboral, no le quedaba mal, al contrario era totalmente aceptable con esa temperatura baja pero sí era algo inusual.
Luego de eso Keigo tomó unos papeles que estaban sobre un escritorio y pasó a su oficina, cuando sacó la mano de los bolsillos también se fijaron en que vestía guantes negros de punto.
¿Cómo pasó eso? Era lo que se preguntaban sin atreverse a decirlo en voz alta.
Y por supuesto, había un trasfondo de estos peculiares atuendos en él.
Su novia era una chica más bien tranquila, no era una heroína y tampoco tenía interés en serlo algún día. Ella tenía momentos de mucha actividad pero normalmente su tiempo libre lo pasaba haciendo una actividad pacífica y relajante, ver películas o series, haciendo manualidades, o también… tejiendo.
No vivían juntos aún pero normalmente ella pasaba algunos fines de semana en su casa, cuando eso pasaba siempre traía con ella algún estambre para tejer, cuando la veía haciendo eso, tan concentrada y al mismo tiempo relajada con la música de fondo, sentía su corazón latir con más fuerza.
Ya tenía algunos llaveros hechos con sus tejidos, guardaba con cariño cada una de las creaciones de su novia. Era divertido como algunas veces ella simplemente aparecía con un nuevo accesorio tejido o cuando se apresuraba en mostrarle un nuevo top que había tejido para ella.
Sobraba decir que todo le lucía hermoso.
Hace tiempo que no la había visto tejiendo, le preguntó un par de veces por eso pero ella solo respondió que no tenía tanto tiempo. Una mentira piadosa.
La verdad era que estaba tejiendo un regalo para él. El invierno estaba en la vuelta de la esquina y teniendo en cuenta que Keigo pasaría mucho tiempo en las calles patrullando pensó en tejerle un conjunto de: gorro, bufanda y guantes para prevenir el frío. Sí, sabía que él tenía un traje especial para el invierno, pero no creyó que su idea fuera mala de todas formas.
Entonces se puso manos a la obra, buscó lana de su mismo tono de uniforme para el gorro y bufanda, los guantes solo serían negros, él normalmente usaba unos negros de todas formas.
Así que estuvo un par de semanas trabajando en ello en sus tiempos libres, ocultando eso de Keigo ya que quería que fuera una sorpresa. Los terminó un domingo por la noche y decidió tomar un tren, el último que podría llevarla hasta la zona de la ciudad donde estaba el departamento de su novio.
Tocó la puerta ya muy entrada la noche, Keigo fue a abrir confundido, no esperaba a nadie esa noche e iba a dormir pronto. Al verla a ella por la lentilla no pudo más que sonreír.
—Déjame adivinar —soltó al abrir la puerta —¿ya no soportabas mi ausencia?
—Oh claro, estaba tirada en el piso de mi casa sin encontrar fuerzas para levantarme debido a la tristeza y escuchando canciones tristes, pensando en cómo extrañaba tus malas bromas.
—Es bueno saber que extrañábamos justo lo mismo el uno del otro.
Ambos sonrieron para después darse un beso suave.
—Entra, estás helada. Me alegro de que estés aquí pero podrías enfermarte con este clima.
—Tranquilo, no me pasará nada, ¿puedo quedarme? Ya no hay más trenes por hoy.
—No pensaba dejarte ir de todos modos —susurró cerca de su oído mientras la abrazaba, luego dejó un pequeño beso en su cuello —. Pero primero ven, estaba a punto de cenar —dijo apartándose un poco.
—Primero yo quiero darte algo, es la razón por la que vine —fue hasta el sofá y sacó de su bolso el regalo envuelto en papel, un poco arrugado por el ajetreo —. Espero que te guste.
Keigo se sentó y abrió el regalo, primero vio los guantes, luego la bufanda y después el gorro.
Una sonrisa ya estaba en su rostro.
—No sé si te guste o si vaya contigo pero los hice pensando en que tendrías frío durante tus patrullajes, estamos en pleno invierno y quería hacerte algo especial… Igual puedes no usarlo si no quieres.
Mientras ella hablaba Keigo no paró ni siquiera un momento de admirar su trabajo, la imaginó concentrada mientras tejía eso para él, poniendo su empeño, tiempo y cariño en cada puntada, siempre sintió que tener algo tejido por ella con él era como llevar una parte suya.
Lo dejó todo a un lado y la tomó para ponerla a horcajadas sobre sus piernas y así abrazarla, hundiendo su rostro en el espacio de su cuello y hombro —¿No usarlo? ¿De verdad? No, lo único que espero es que el invierno sea muy muy largo.
Ella sonrió, feliz de que a él le hubiera gustado su regalo, tejer algo para él siempre llenaba su corazón de alegría. Se apartó un poco para así besarlo mientras sentía como él cubría a ambos con sus alas.
Despertó en su cama pero él no estaba a su lado, aún así escuchó un suave «buenos días». Miró al frente y vio a Keigo ya vistiéndose con su uniforme de héroe, poniéndose la chaqueta. No le pasó desapercibido que ya llevaba puesto los guantes y la bufanda que le regaló la noche anterior.
—Estos sí son buenos días —sonrió aún algo adormilada.
El se acercó a la cama mientras también se ponía el gorro, luego dejó un suave beso en la frente de ella —Te veías muy a gusto durmiendo así que no te desperté, me gustaría quedarme más pero sabes que debo irme.
—Sí lo sé, no te preocupes —dijo ya poniéndose de pie —Yo también debo volver.
—¿Qué te parece? ¿Me veo genial no?
—Feroz sin duda —rio para después poner sus brazos alrededor de su cuello —. Pero sí, te ves genial.
—Espero encontrarme con algún periodista que se fije en esto y contarle como tengo la mejor novia del mundo.
—¡Keigo! —se quejó algo avergonzada —. No es para tanto.
—Para mí lo es.
Cabe aclarar que para el final del día el deseo de Keigo se había cumplido, habían varios artículos y twetts sobre ello, hablando de como el héroe llevaba orgulloso el trabajo de su chica.
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N/A: Estado: amando este shot. Hola hola, aquí actualizando. Este shot no me lo pidió absolutamente nadie además de mi propio corazón, yo soy alguien a quien le gusta mucho tejer y imaginar hacerle algo así a Keigo me llena el corazón de más amor aún <3. Es hasta cierto punto un pasatiempo solitario ya que tengo 18 años, casi 19 y no tengo a nadie cerca que sea de mi edad que tenga el mismo pasatiempo. Iba a escribir esto el domingo pero hoy se cancelaron las clases de la facultad así que tomé la oportunidad. Déjenme sus opiniones de si les gustó o no, nos leemos luego, los quiero mucho ❤️✨