Pasaron algunos días en los cuales Seojun empezó a trabajar junto Jookyung en una cafetería, Suho empezó a practicar boxeo con Min ah. Ambas parejas disfrutaban hacer sus actividades o obligaciones junto a alguien cercano, pero como en toda relación las inseguridades existen.
–Se sincero– hablo sería mirándolo –¿No sientes algo por ella?
La pelinegra estaba haciéndole preguntas a su novio. Su padre se había enterado de su relación y buscaba llenarle la cabeza a su hija, el la estaba volviendo a manipular.
–Hey bonita– el agarro entre sus manos el rostro de ella –No pienses eso, yo te quiero a ti.
–Pero en el viaje, ella confesó sus sentimientos y yo ví tu rostro– el rostro de ella reflejaba dolor –Vi como te dolió.
–Bonita– suspiro el –Senti tristeza por ella pero como un amigo– intentó ocultar la verdad.
–De acuerdo– susurro mirándolo –Lo siento cariño.
El abrazo a su novia haciéndola sentir segura, ambos jóvenes tenían inseguridades y traumas desde la muerte de su mejor amigo. Ellos se sentían seguros juntos, sus sentimientos hablaban por si solos.
–No te disculpes bonita, yo siempre voy a responder y aclarar todas tus dudas– sonrió mirando los ojos de su novia y dándole un beso tierno.
–Hoy cumplimos un mes– sonrió abrazando a su novio.
–Y yo te tengo una sorpresa– hablo el agarrándola de la mano.
Ambos estaban en un café comiendo un postre para celebrar su primer mes de noviazgo, el pelinegro le había regalado una pulsera con sus iniciales juntas y ella un anillo con su fecha grabada.
–¿La sorpresa es en mi departamento?– sonrío confundida y el sonrió al ser descubierto.
–Ponte el antifaz– estaban en la puerta del departamento de ella.
–De acuerdo– se puso el antifaz con sumo cuidado de no mancharlo.
El abrió la puerta del departamento con la contraseña y entró con ella guiandola hacia la sala del mismo.
–Ya puedes quitartelo– exclamó el a unos metros de ella.
Ella se sacó el antifaz y parpadeó un par de veces para acostumbrarse a la luz de su departamento.
–¿Tu hiciste esto?– pregunto con sus manos cubriendo su boca.
La sala de departamento estaba llena de rosas blancas y azules, eran muchísimas flores. Seojun estaba parado enfrente de ella con un ramo de flores rojas y en medio del ramo había un anillo con un pequeño diamante de color rojo.
–Te mereces esto y muchísimo más– sonrió acercándose a ella.
–¿Cuántas flores son?– sonrió incrédula.
–Son 720 flores– exclamó el –En el ramo son 360 rosas– ella sonrió feliz acercándose a su novio.
–¿Por qué 720 rosas?– pregunto al saber el número.
–Llevamos 720 horas de noviazgo y espero que sigamos mucho tiempo más juntos– abrazo a la pelinegra por la cintura.
–Es increíble– miro las rosa y olió su aroma –Son rosas eternas–
–Cuando las rosas se marchiten, dejaré de sentir algo por ti– sonrió sacando el anillito de su empaque.
–Estás loco– miró atentamente los movimientos de su novio.
–Eres mi felicidad Park Min ah– habló el poniendo el pequeño anillo en el dedo anular de ella.
–Y tu la mía Han Seojun– le dió un beso con amor.
