La luz de la luna se hacía presente en la habitación de nuestra protagonista, ella estaba en su balcón con un cigarro en mano mirando las calles de Seúl.
¿Por qué me molestó ver el interés se Seojun hacia Jookyung– pensaba ella inhalando el aire del cigarro.
Estaba con su ropa de casa, podía sentir como el frío del invierno le partía la piel y resecaba sus labios, planeaba irse a dormir apesar de ser las 7 de la tarde en sábado pero un llamada cambio sus planes.
–¿Bueno?– Min ah ya había apagado su cigarro entrando a su cuarto.
–Hija, hoy tenemos una cena con la familia Kim– hablo su madre por el otro lado de la línea.
–Eso que tiene que ver madre– ella ya sabía a lo que se refería su madre.
–La cena es a las 10– siguió hablando su madre –Pasaremos por ustedes a las nueve treinta.
–De acuerdo– un suspiro pesado salió de sus labios, colgando la llamada.
Se sentó frente al espejo y analizó su apariencia, tenía la máscara de pestañas corrida por recordar a Se yeon, su cabello estaba todo enredado y feo desde ayer.
–Necesito una ducha– se fue al baño y empezó a tararear algunas canciones para subir su ánimo.
Min ah ya se encontraba maquillada, vestida con un pantalón de vestir algo suelto en un verde militar, una polera negra justa a su cuerpo y un blazer corto negro con unos tenis blancos. Accesorios nada interesante un reloj negro con detalles en dorado, dos anillos en cada mano y una gargantilla con su dije de motocicleta.
Su apariencia era presentable y como todos los que la conocían sabían perfectamente que ella odiaba usar vestido, solo los uso dos veces en su vida.
–Estamos listos, baja– dijo su madre por llamada para luego colgar.
Ella suspiro en grande y bajo las escaleras viendo a sus padres junto a su hermano que la esperaban en la puerta de su gran hogar.
–Te ves bien– hablo su hermano rompiendo el incómodo silencio.
–¿Por qué no un vestido?– su padre quien acomodaba su reloj la miro.
Ella odiaba la actitud de su padre, trataba de hacerse el padre fabuloso que todos quisieran cuando en verdad solo se la pasaba criticando a sus hijos, su madre abrió la puerta para que fueran saliendo.
Todos los integrantes de la familia Park salieron de la casa y se fueron en su respectiva camioneta en un silencio bastante incómodo para los hijos del matrimonio.
El camino fue algo tranquilo si no fuera por los audífonos que llevaba ella y su mirada concentrada en la ventana con los copos de nieve cayendo lentamente por el lugar. Hasta que llegaron a un hermoso hotel donde sería la cena y todos bajaron de la camioneta.
–Hagamos esto de una vez– ella guardó sus audífonos en su bolso y miro a su hermano.
–Okey– habló su hermano acomodando su traje poniendo la mejor sonrisa en su rostro.
La familia Park ingreso al lujoso restaurante del cual eran dueños y próximos herederos. La vibras de la familia eran de egocentrismo, ellos sabían todo lo que habían logrado y van a lograr.
–Buenas noches señor y señora Park– hablo uno de los empleados haciendo una leve reverencia –Herederos Park– saludo a los hijos del matrimonio.
–Buenas noches– hablaron ambos hermanos.
–¿Ya llegaron los Kim?– su padre empezó a caminar hacia el lugar donde cenarán teniendo a un lado a su hijo mayor, del otro lado a su esposa e hija menor.
