22. final

257 20 62
                                    

La primera relación en la que Enzo se sintió en peligro fue cuando tenía 16.

Se había anotado a un taller de teatro en su escuela, hacia obras de vez en cuando pero se dedicaba a la escenografía mayormente y entre las personas que se movían tras bambalinas, lo conoció a él.

Era un alfa de 20 años, hermano de uno de los chicos que pintaban escenarios, iba de vez en cuando, ayudaba a mover cosas y a ver las obras.

No recuerda porque acabaron juntos, pero recuerda lo orgulloso que sentía por estar con alguien mayor, por salir con un chico que le hacía la tarea y lo llevaba a las salidas con sus amigos.

Estaba orgulloso de ser lo suficiente bonito como para que el estuviera con él.

El alfa tal vez no lo estaba.

No salía con sus amigos y tampoco lo dejaba decir que era su novio, lo ocultaba de su hermano, y nunca subía nada de ellos, Enzo pensó que era normal.

"Me avergüenzo de ti" Le había dicho un día, mientras Enzo lo acompañaba en su habitación, estaba fumando un cigarro, el humo enroscado a su alrededor "A veces desearía golpearte hasta cambiarte la cara"

Esa noche Enzo se lo contó a su hermano mayor y nunca lo volvió a ver.

Comparado con su relación con Matías, Enzo desearía haberse quedado con él.

Matías es cada vez peor, tratandolo como si fuera su mascota, lo golpea cuando se frusta y le grita cuando está insatisfecho. No cree que sea justo, que se lo merezca.

Quiere irse pero no sabe cómo.

Siempre está detrás de él, acosandolo como una sombre, Matías sabe que no puede irse, que no tiene a dónde ir, que está atrapado con él.

Está cansando de su juego, quiere irse y nunca volver.

Lo hace una noche.

Matías está sentado, con los pantalones desabrochados después de que le hiciera una mamada, las hormonas corren entre los dos, los nervios a flor de piel.

"Lo hubiéramos hecho en la habitación de Leo" Le dice Matías con tranquilidad, como si fuera una obviedad.

Es la gota que resbala el vaso.

"Me das asco Matías" Gruñe, en voz baja, parado en la cocina preparando un sándwich que Matías le pidió.

"¿Que te pasa? Fue un chiste nomás" Matías le responde, la molestia es clara en su voz, se cruza de brazos sobre su pecho y lo mira con las cejas fruncidas.

"Odio tus chistes Matías, nunca me reído de uno"

No sabe de dónde viene el impulso de adrenalina, pero responde, Matías se levanta, tomando su cinturón del suelo y acercándose a él.

"Decile de nuevo si tenés huevos Enzo, decime en la cara que no te doy risa" Matías lo amenaza, el cinturón pesando en sus manos, Enzo sabe lo que pasará, sabe lo hará.

Y no lo merece.

"No me das risa Matías" Responde, apretando el mango del cuchillo en su mano, sus palmas sudando.

Si lo hace no hay vuelta atrás, si Matías lo golpea no volverá.

"¡Mira como te hago reír pendejo!" Matías le grita mientras intenta golpearlo, el cuero de su cinturón golpeando una de las encimeras de la cocina.

"¡Si me pegas te mato!" Le responde, apuntando su pecho con el cuchillo temblando en sus manos, Matías se aleja, mirando el acero afilado y luego a su cara. "¡Te juro que lo hago!"

"¿Y adonde irás si lo haces pendejo?" Le pregunta Matías, su olor agrio inundando su cerebro, está cada vez más confundido, más ansioso acerca de su decisión "Este departamento es mío, los hijos son míos, si me matas, estás solo"

Matías tiene razón, si lo mata no tendrá nada más en la vida, pero no le impide intentarlo.

Lo hará si es necesario.

"Jodete Matías, tu y tu departamento, y tú dinero y todo lo que sea tuyo, no me importa, estuve bien antes de conocerte, puedo volver a estarlo" Le responde, caminando suavemente cuando lo ve soltar el cinturón, todavía puede pegarle, todavía puede hacerlo pero sabe que no lo hará.

"Si te vas, no volves Enzo" Le dice Matías, sentándose en la silla en la que estaba, cruzando sus brazos sobre su pecho, esta exactamente en la misma posición en la que estaba cuando se había arrodillado y se había dejado humillar.

No lo hará nunca más, este es su último día con Matías, su última vez siendo su esposo, su último día en esa casa, se irá y no volverá, no lo hará.

"No lo haré, pudrite solo, pedazo de sorete" Le responde, dirigiéndose al pasillo, y tomando entre sus brazos a sus hijos, que siguen siendo demasiado pequeños para recordar algo de eso.

Nunca recordarán a su padre, no sabrán lo que le hizo hacer, nunca sabrán nada. Un extraño consuelo lo inunda cuando se da cuenta.

Para ellos, el es su único padre.

"Vete, quiero verte hacerlo" Le dice Matías cuando está en la puerta de entrada, está abierta de par en par y sabe que el lo hizo, todo para demostrar que volverá.

Pero no lo hará, no puede hacerlo, lo repite como un mantra dentro su cabeza, con un bolso colgando de su hombros y sus hijos en sus brazos.

Son suyos, no de su alfa, no de Matías, son suyos, son sus cachorros, que estuvieron dentro de él y que cargo cuando nacieron.

"Nunca me gustó tu corte de pelo" Le dice cuando sale por la puerta, totalmente convencido en no volver, el olor de Matías se torna ácido, delatando su ira.

"Vete a la mierda Enzo"

Y le cierra la puerta en la cara, Enzo espera que se la última vez que vea a Matías. Pero sabe que no lo será.

Con el nunca lo será, pero puede intentarlo, puede mudarse de ciudad, a una nueva, donde nadie lo conozca, dónde pueda iniciar de nuevo.

Al día siguiente viaja a Montevideo, con dos cachorros y un bolso. Dónde sabe que Matías nunca lo buscará. Dónde sabe que podrá iniciar de nuevo.

Una nueva ciudad. Una que sea suya y no de Matías.

*

final de mi fic más largo hasta la fecha 😰😰😰😰😰😰

pero esperen un epílogo con agus pq me caen todos súper bien(⁠~⁠ ̄⁠³⁠ ̄⁠)⁠~(⁠~⁠ ̄⁠³⁠ ̄⁠)⁠~

tmb como mini spoiler de mi próximo fic, el que sufre no es Enzo por primera vez, de hecho es Matías pero es un secreto entre ustedes y yo🤫🤫

nueva ciudad | matienzo (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora