13. sin sorpresas

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Tres meses después de tener a su hija, Enzo siente la familiar sensación de calor subir por su abdomen.

Su médico dijo que estaba autorizado para volver a tener sexo, pero había intentado evitarlo, no se sentía seguro con su cuerpo como para intentarlo de nuevo.

No se sentía seguro por como su cuerpo había cambiado después de dar a luz, había subido de peso, había dejado de hacer ejercicio, había cambiado, todo él era diferente.

No sé encontraba atractivo, y sabía que Matías tampoco lo hacía.

Gime en su almohada, su piel hirviendo por el sudor, todos sus celos son parecidos, se masturba y ruega por algún tipo de alivio, pero ahora, tiene una hija, alguien que dependía totalmente de él y que lo necesitaba.

El necesita algo. Necesita el cuerpo de Matías que está durmiendo a su lado.

"Matías despierta" Gime, golpeando su mano en la cara a Matías, él gruñe, acurrucado en su lado de la cama y dándose vuelta "Matías, estoy en celo"

Matías gruñe con disgusto, mirándolo a traves de las sábanas, "¿Cómo?" Le pregunta, con los ojos entrecerrados.

Enzo no dice nada, jadeando, frotando su entrepierna contra su mano, gimiendo suavemente, su mente lo suficientemente clara como para escuchar los suaves ronquidos de su cachorra.

Ella no puede ver eso, no puede estar en la misma habitación mientras hacen eso. No puede.

Se intenta levantar pero Matías pone una de sus piernas sobre su cadera y se lo impide.

La mano de Matías ahueca su entrepierna, frotando sobre su ropa, siente sus labios en su clavícula, besando suavemente "¿Tenés leche todavía?"

Enzo gime, sintiendo los dedos helados de Matías sobre sus pezones, pellizcando, asiente, mirando el moises donde duerme su hija por encima de su hombro.

"La bebé, Mati, la bebé, sácala" Intenta empujar a Matías, con una mano sobre su pecho, pero no lo logra, Matías lo mantiene en la misma posición en su cama.

"No la voy a sacar para que cojamos, no se va a acordar" Matías le dice, despreocupadamente, se encoge de hombros y se frota contra la curva de su trasero, tomándolo por la cintura.

"No, no, voy a sacarla, no está bien" Enzo intenta levantarse, de nuevo, pero Matías se lo impide, apretando su agarre en su cintura y manteniéndolo contra el colchón.

"Déjala, es una nena todavía" Matías dice en su oído y engancha uno de sus dedos en la cinturilla de su pantalón, bajandolo de un tirón.

La neblina de su mente se aclara, se retuerce entre los brazos de Matías, intentando liberarse, pero él se siente sobre su caderas, sujetando sus muñecas por encima de su cabeza.

"¡Matías soltame!" Le gruñe, intentando soltarse, el calor y la exitacion se esfuma de su cuerpo, y una profunda preocupación lo invade.

Matías debe parar, parará.

"¡No quiero hacerlo, soltame!" Le grita, frustrado, pataleando en la cama, Matías se ríe de él, bajandose sus propios pantalones con una mano y exponiendo su longitud.

"Yo si" Le susurra al oído, y embiste falsamente su entrada un par de veces, burlándose de él, su olor se eleva sobre él, humillandolo, él intenta cerrar sus piernas, pero no puede.

No puede hacer nada.

"Soltame, por favor" Ruega, y Matías lo escucha por primera vez esa noche, suelta sus muñecas y lo toma por la cintura, sus dedos dejando marcas en su piel.

Se cubre los ojos e ignora los sonidos que salen de su boca, su propia naturaleza traicionando su cuerpo, Matías no dura mucho, lo folla con dureza, pone una de sus piernas sobre su hombro y besa el interior de su muslo.

Enzo se siente culpable de lo mucho que lo disfruta.

Matías gruñe un par de veces y se corre dentro de él, desplomandose encima de su cuerpo.

Se siente sucio, se siente usado, violentado de alguna manera en la que nunca se había sentido, la culpa despierta dentro de su pecho y se arremolina, ha ensuciado todo, ha manchado a su hija.

"No pasó nada con que la nena nos haya visto coger" Matías le dice, riéndose, poniendo un mechon de su cabello detrás de su oreja.

Enzo quiere decir algo, cualquier cosa, pero el flujo de hormonas nubla su mente y su sentido común y lo obliga a relajarse, olvidando lentamente lo que paso "No se despertó"

Le contesta tontamente, Matías solo se ríe, y se acurruca cerca de él, abrazándolo como un koala con su nudo deshinchandose dentro suyo, Enzo tararea vagamente, el sueño inundando sus sentidos.

"No paraste" Añade como una ocurrencia tardía y Matias parece estar desconcertado por unos segundos, pero parece recordarlo todo de golpe.

Enzo espera un golpe, un grito, algo que muestre el enojo de Matías, algo que lo haga tangible, que sea real "No me lo pediste"

"Te dije que no" Le contesta suavemente, su mente deslizándose fuera de su cuerpo, Matías lo aprieta con demasiada fuerza, empujando su espalda contra su pecho.

"No te escuché"

Enzo sabe que lo escucho, sabe que lo ignoró, pero con Matías no es ninguna sorpresa que no lo haya echo.

"Está bien, te perdonó"

nueva ciudad | matienzo (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora