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Las manos de Jimin sudaban y su pulso estaba acelerado, sus nervios estaban de punta, se sentía muy inseguro y fuera de lugar, todo en esa empresa era tan reluciente y lujoso que sentía que con cualquier movimiento torpe podía terminar quebrando algo.

Y él era tan torpe, que no dudaba que podría hacer alguna estupidez por culpa de su nerviosismo.

—En un momento el señor Jeon lo recibirá —le informó la alta mujer que se encontraba en la recepción—, está en una junta bastante importante y aún no concluye.

Jimin asintió con una sonrisa, agradeció y continuó sentado en el pulcro recibidor.

Esperaba que Taehyung hubiese sido bastante específico cuando le explicó a su padre, que Jimin era un completo pasante inexperto, que su único acercamiento al mundo de los negocios eran las clases que había tomado durante la carrera, que no venía de una familia adinerada y mucho menos que tenía conexiones, sus aspiraciones eran encontrar un trabajo decente que le permitiera tener una vida cómoda y feliz, en Corea incluso para ser un simple asistente exige de un título y mucha formación... él en el fondo se había preparado para tener puestos que no pasarían de ser un asistente.

Pero estaba bien con eso, creía firmemente que por algo se empezaba.

Cuando menos lo pensó la recepcionista dijo su nombre, indicando que finalmente podía pasar.

—Al fondo del pasillo está el elevador, es el último piso —fueron las últimas palabras de la chica.

—Gracias —le sonrió Jimin.

Tratando de mantener el porte profesional Jimin se adentró en la empresa, siguió las indicaciones de la castaña y se subió al elevador.

—Bienvenido —lo saludó otra castaña apenas la puerta del elevador se abrió, esta chica era más bajita a diferencia de la otra, pero por el uniforme lucían bastante iguales—, adelante, el señor Jeon lo espera —le sonrió desde su impecable escritorio, el cual estaba apenas bajabas del elevador, este piso parecía solo ser para la oficina del señor Jeon.

—Gracias —contestó Jimin con una sonrisa amable, él era muy educado, le gustaba devolver el buen trato que le daban.

El chico no necesitó de otra instrucción, pues era muy evidente que la puerta que se miraba al final del corredor, era la del señor Jeon.

Acomodando los mechones oscuros que caían por su frente, caminó hasta la oficina, sus manos iniciaron a sudar nuevamente, los nervios que habían logrado regularse volvieron a hacer de las suyas, se sentía torpe y fuera de lugar nuevamente.

Finalmente abrió la puerta, era tan grande y alta que le resultó un reto abrirla con cautela.

Los ojos de Jimin estaban impresionados por la amplitud y elegancia de esa oficina, buscaba capturar con sus ojos cada detalle, tanto así que tardó en caer en cuenta de la presencia del señor Jeon, el cual se encontraba sentado en su escritorio.

—Bienvenido, joven Park —bajó su vista a los papeles que tenía entre sus manos para confirmar el apellido—, adelante, puede tomar asiento —estiró su brazo para indicarle que podía sentarse en cualquiera de las dos sillas que estaban enfrente del escritorio.

El menor terminó de acercarse y obedeció la indicación del padre de su mejor amigo.

—Muchas gracias por recibirme —dijo Jimin rápidamente, haciendo una respetuosa reverencia—, mi nombre es Park Jimin, me es un honor estar aquí.

Jungkook sonrió ante sus palabras, al parecer su hijo no había mentido, si se trataba de un chico educado.

—Para nosotros también es un honor tener estudiantes con tan buenas notas y referencias educativas, he estado leyendo su currículum, me es muy impresionante ver que está bastante lleno, muchos cursos y talleres para su corta edad.

Désir ⸨KOOKMIN⸩ 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora