Boss. [JeanCarlo León]

Capítulo 19.

Jean.

—Muñeca, ¿tienes el...?

No está.

—¿Mila?

No contesta.

—¿Dónde está Mila? —pregunto al hombre en la puerta.

—No ha salido de casa, señor. ¿Necesita ayuda?

—No, la buscaré yo.

Cuando entro nuevamente en la casa intento llamarle pero su móvil está en la isla de la cocina. Reviso habitación por habitación pero no está por ninguna parte, llamo a Jordan e incluso a mi hermana pero no está con ninguno y si no ha salido de casa posiblemente este escondiéndose para jugarme una broma.

Grito su nombre una y otra vez pero nada funciona porque no me responde, y sin su móvil todo es más difícil.

No me queda otra opción más que salir al patio trasero para ver si salió por la puerta de la cocina y está ahí, pero no, la casa está vacía.

Doy órdenes de que me llamen si ella aparece y salgo en la camioneta dando vueltas por la zona, recorro cada rincón de la privada y sus afueras y Mila no aparece.

La noche cae y ella sigue sin dar señales de dónde está. Y es que, al dejarla en la cocina jamás me imaginé que iba a desaparecer de la nada.

—¿Saben algo?

—No, señor, nada.

—¿Rose ha regresado?

—No, tiene días que no se para por aquí.

Asiento y camino adentro, pienso en posibles lugares donde la rubia pueda estar mientras camino a la habitación pero me detengo un momento frente a las escaleras que dan hacia el siguiente piso.

Por supuesto, cómo no se me ocurrió antes.

Paso la tercera planta subiendo todavía un poco más. Al no haber venido nunca, ésta parte de la casa está sucia y un poco oscura, además de que afuera ya no hay luz natural.

—¿Mila?

Lo único que escucho son mis pasos cautelosos, no hay Mila.

Abro y cierro puertas hasta que algo llama mi atención.

Su anillo.

Ella está aquí.

—¿Cuánto tiempo tiene esto aquí?

Aparece de la nada y de no sé dónde y en las manos lleva un viejo vestido con estampado de flores.

—¿Puedo saber dónde estabas?

Mi voz es serena pero aún así puede notarse en ella la impaciencia que llevaba encima.

—Aquí, vi muchas cosas... nuevas.

—Te busque por todos lados.

—Lo siento, debí decirte que subiría pero no quise interrumpirte mientras trabajabas.