Capítulo 2. Amargo sabor a despedida

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La cabeza de Dudley Dursley se asomó con sigilo en el cuarto de su prima Gianna. La muchacha estaba de espaldas, revisando su baúl abierto, y se giró tan apenas éste dio dos golpes suaves en la puerta.

- Aún me queda un par - dijo, mostrándole una cajetilla de cigarrillos -. ¿El último? - propuso.

Gia le miró unos segundos y se encogió de hombros.

- Si, vale - aceptó, y siguió a su primo hasta su cuarto, donde sabía que sus tíos no entrarían a husmear su conversación. Dudley le pasó el cigarrillo a su prima, cerraron la puerta y Gia se sentó contra la pared mientras Dudley acercaba un cenicero y mechero.

- ¿Ya lo tienes todo? - preguntó Dudley. Gia asintió.

- Si... - musitó.

- ¿Cómo estas? Dime la verdad - Gia se encogió de hombros.

- No lo sé, Dud - dijo en voz baja, dando una calada -. ¿Sabes lo que es un cenotafio? - Dudley arrugó al frente -. Es un monumento funerario en el que no hay cadáver de a quien se dedica. Se suele hacer con los fallecidos en el mar o militares cuyo cuerpo nunca se ha encontrado.

- ¿Un poco retorcido, no crees? Además, tú si enterraste a Dumbledore - Gia dio otra calada.

- No me refería a Dumbledore - le corrigió.

- Ohm - murmuró -. Sirius.

- Sirius - repitió -. Ese tipo de actos se hace mas por las familias, para que puedan descansar y tener un sitio donde llorar a sus muertos.

- No entiendo a dónde quieres llegar - replicó.

- A que me siento como una de esas familias - respondió -. No hay cadáver, porque la persona no esta muerta. Pero yo siento un vacío en mi pecho, ¿sabes? - dijo, y su voz se quebró. Dudley le pasó el brazo por los hombros -. Porque es como si sí lo estuviera.

- Lo siento tanto, Gi... - la consoló -. No me quiero imaginar...

- Es como si hubiese tenido que presenciar dos entierros seguidos - le explicó -. Cuando Kingsley se lo llevó del colegio... Sentí como si lo hubiese embarcado dentro de un ataúd y llevado muerto al otro lado del mundo. Sé que hice lo correcto, que en América estará a salvo, dando clases en Massachusetts, sin recordarme, pero...

- Pero te duele - terminó por ella, abrazándola. Gia asintió -. Lo siento, Gi...

- Le sugerí a Kingsley que os hiciera lo mismo y me dijo que tú te negaste - comentó, incorporándose. Dudley asintió -. ¿Por qué? Estaríais mucho mas a salvo.

- No solo me negué yo. Mamá también. No se sus razones, pero yo se que no quiero vivir sin saber por qué me oculto. Quiero vivir siendo consciente de la realidad del mundo que me rodea. Recordar que tengo una prima.

- Pero Dud...

- Es mi decisión, Gi - le cortó. Gia asintió -. ¿Cómo conseguiste que Sirius aceptara?

- No lo hizo - respondió, secándose las lágrimas -. Estuve preparando mis planes durante días con Hermione. Hicimos embrujos de extensión indetectable a nuestras mochilas, buscamos pociones, hechizos que nos hicieran falta... y entre todas encontré una poción del olvido, que solo puede revertir el creador, es decir, yo. Le pedí a McGonagall y Kingsley que se lo llevaran a tomar un té en la sala de profesores y... bueno. El resto es historia, como suele decirse.

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