Capítulo 9. Una oportunidad

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Gia abrió los ojos y un resplandor verde la deslumbró. No tenía ni idea de qué había ocurrido, pero era evidente que se hallaba tendida sobre algo que semejaba hojas y ramitas. Inspiró con dificultad para llenar de aire los pulmones, que notaba aplastados; parpadeó y comprendió que el intenso brillo era la luz del sol filtrándose a través de un toldo de hojas. Entonces algo se movió cerca de su cara y Gia se puso a gatas, dispuesto a enfrentarse con alguna criatura pequeña pero feroz; no obstante, sólo se trataba de un pie de Ron. De inmediato, echó una ojeada alrededor y comprobó que sus dos amigos y ella estaban tumbados en un bosque, al parecer solos. Se levantó y miró alrededor. Ron tenía un lado manchado de sangre y la cara pálida, atendido por Hermione, y Yaxley se apresuraba a ir a ayudarla cuando Gia se incorporó de un salto y exclamó.

- ¡Expelliarmus! -. La varita de Yaxley saltó por los aires y Gia la atrapó al vuelo. En cuanto la tuvo en la mano, el tacto se le hizo familiar. «Espino», pensó -. Priori incantatem - dijo, levantando la. La sombra de un hechizo aturdidor apareció delante de ella. Hermione se giró a mirarla y luego miró al falso Yaxley.

- Gia, creo que ese no es... - pero ya era demasiado tarde. Antes de que pudiera hacer nada, Gia se abalanzó sobre el falso Yaxley. El hombre intentó resistirse, pero Gia estaba demasiado acostumbrada a los matones y a pelear; le puso la zancadilla y Yaxley cayó para atrás, con Gia encima suyo presionándole el esternón -. ¡Gia! - la muchacha le lanzó una mirada de advertencia y luego se volvió hacia el hombre.

- ¿Quién coño eres?

- ¿De verdad no lo sabes? - Gia presionó mas la rodilla.

- No me obligues a sacarte los intestinos - le previno -. Lo único que veo ahora mismo es un mortífago. ¿Quién eres? - repitió.

- Gia, soy yo... - dijo con voz tomada. Gia presionó más -. ¡Soy yo, joder! - dijo, casi ahogándose -. ¡Soy Draco! Si me dejas puedo ayudarle. El verdadero le ha agarrado del hombro y ha sufrido una despartición. - dijo el falso Yaxley, señalando a Ron. Gia dudó - Se desangrará si no le atendemos rápido, Potter.

Gia miró a Hermione, quien asintió, y la muchacha se apartó para dejar que el falso Yaxley se acercara a Ron y Hermione. Sacó del bolsillo una pequeña mochila, y miró a Gia. - ¿Me la devuelves un segundo? - Gia dudó, pero se acercó y se la tendió. - Accio díctamo.

La pequeña botellita salió de la mochila, la abrió y dejó que unas gotas cayeran sobre su hombro. Salió un humo verdoso y, cuando se hubo disipado, Gia vio que había dejado de sangrar. Ahora tenía el aspecto de una herida de varios días, y una fina capa de piel nueva cubría lo que momentos antes era carne viva. - Podría haber mas, pero nos falta el trozo de carne. Se recuperará, no os preocupéis - les aseguró, guardando la botellita en la mochila. Gia volvió a arrebatarle la varita y a noquearlo contra el suelo.

- Specialis revelio - murmuró.

El hechizo empezó a desdibujar los rasgos del mortífago, como si su piel estuviera cubierta por cera caliente. El cabello, canoso y largo, se acortó hasta la mitad del cuello, mas largo de lo que Draco solía llevarlo, y se volvió rubio platino, y los ojos volvieron a su habitual color plateado. Gia y Hermione se quedaron en silencio, pero ambas estaban seguras de que por motivos diferentes.

Hermione miraba a los dos alternativamente, tratando de asimilar que la persona que les había ayudado a salir del Ministerio y que había curado a Ron era Draco Malfoy, y Gia le miraba fijamente, tratando de decidir si debía ahorcarlo en ese momento o inclinarse para besarlo. No podía dejar de pensar en lo mucho que le había echado de menos y, a la vez, lo profundamente dolida y enfadada que estaba con él. 

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