Capítulo 2

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Lyra había regresado del burdel, con el corazón lleno de emociones encontradas. Había disfrutado de la compañía de Elara y los niños, pero también se había despedido con un sentimiento de melancolía. Mientras caminaba por las concurridas calles de Desembarco del Rey, se detuvo en varios puestos para comprar algunas cosas necesarias para el viaje a Pentos.

Con paso decidido, Lyra recorrió el bullicioso mercado, seleccionando cuidadosamente cada artículo que necesitaba para el viaje. Entre los vendedores ambulantes y los comerciantes establecidos, encontró todo lo que buscaba: provisiones para el camino, prendas de vestir adecuadas para el clima de Pentos y algunos dulces para compartir con los niños que dejaría atrás.

A medida que avanzaba por el mercado, el sol se ponía en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados. El bullicio y la actividad del mercado parecían desvanecerse a su alrededor mientras Lyra se sumergía en sus pensamientos, preparándose para la aventura que le esperaba al otro lado del mar angosto.

Cuando Lyra llegó a las puertas de su casa, el sol se había hundido casi por completo en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos naranjas y rojos característicos del atardecer. Al empujar la puerta entreabierta, el murmullo de dos voces la recibió en el interior. Reconoció de inmediato la profunda voz de Gerold y otra más grave y autoritaria, perteneciente al padre de este, Lord Richard Blount.

Lyra avanzó con cautela hacia el interior de la casa, preguntándose qué estarían discutiendo ambos hombres. A medida que se acercaba, las voces se hicieron más audibles, aunque no podía distinguir las palabras exactas que intercambiaban. Se detuvo frente a la puerta entreabierta de la biblioteca, dejando que su curiosidad guiara sus movimientos. Con cuidado, puso la oreja cerca de la puerta, tratando de captar fragmentos de la conversación que se desarrollaba en el interior.

—No voy a dejarla aquí sola. Se vendrá conmigo a Pentos. —se escuchó a Gerold frustrado.

Richard chasqueó la lengua y alzó su tono. —No permitiré que esa chica se vaya contigo. No dejaré que una rata del Lecho de Pulgas maneje mi negocio junto a mi hijo. —dijo avanzando hacia él. —Deberías haber seguido mi consejo y casarte con una mujer de una casa noble en lugar de adoptar a una niña de las calles pobres.

Las palabras de Richard resonaron en la habitación como un golpe, y Lyra sintió un nudo en la garganta al escuchar el desprecio en su tono.

—Lyra no es solo una niña de las calles. Es una persona valiosa, y no permitiré que la menosprecies de esa manera. Se vendrá conmigo, y eso es final.

—¡No te atrevas a desafiarme en mi propia casa! —dijo cortándolo. —No permitiré que una bastarda arruine nuestro apellido.

Lyra sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras cargadas de ira de Richard, preguntándose qué sería de ella si Gerold no lograba convencerlo.

—¡No es solo tu apellido, padre! Lyra es mi hija, y me da igual lo que digas. —dijo dando un golpe en la mesa. —La recogí cuando apenas tenía 10 años y la he criado yo. —dijo con dolor. —No voy a dejar que tu orgullo arruine su futuro.

Gerold se mantuvo firme, enfrentando la mirada desafiante de su padre quien no hablaba y lo miraba con desprecio.

—Si Lyra no va, yo tampoco iré —declaró, con una firmeza que reflejaba su profundo compromiso con la joven.

Richard soltó una carcajada burlona, ignorando la advertencia de su hijo.

—¿Amenazándome, eh? —dijo con desprecio—. Si no retiras esa insolencia, Gerold, no solo me aseguraré de que no vayas a Pentos, sino que también me desharé de esa niña. —dijo levantándose de golpe. —Y te aseguro que no la volverás a ver más.

Bajo el velo de la seda || Jacaerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora