Capítulo 7

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La luz del amanecer se colaba tímidamente por las cortinas de la habitación de Lyra, anunciando el inicio de un día que prometía ser especial y ajetreado. Lyra abrió los ojos lentamente, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Hoy era el día del nombre de Jacaerys, y aunque habían pasado unos días desde su última conversación, no podía evitar pensar en él y en sus palabras.

Lyra se levantó de la cama, estirándose para sacudirse el sueño de encima. Se lavó rápidamente y se vistió con una sencilla pero elegante túnica de trabajo, preparada para otro día cuidando de los pequeños príncipes. Sin embargo, al llegar a las habitaciones de los niños, se encontró con una sorpresa.

La princesa Rhaenyra la esperaba allí, con una expresión tranquila pero firme en su rostro. Lyra hizo una reverencia, preguntándose qué novedades traía la princesa a esas horas de la mañana.

—Buenos días, mi princesa —saludó Lyra con respeto.

Rhaenyra asintió y le sonrió amablemente. —Buenos días, Lyra. Hoy no necesitaré que cuides a los pequeños. Quiero que te tomes el día para descansar y prepararte para la noche. Será una noche ajetreada y necesitaré tu ayuda.

Lyra parpadeó, sorprendida por el inesperado cambio de planes. —Gracias, princesa. Haré lo que me ha pedido.

Rhaenyra asintió, visiblemente complacida. —Ahora, ve y descansa. Nos veremos esta noche.

Lyra hizo otra reverencia antes de retirarse. Caminó de regreso a sus aposentos, sintiendo una mezcla de alivio y curiosidad. Era raro que le dieran tiempo libre, y menos en un día tan importante. La mente de Lyra volvió a divagar hacia Jacaerys, preguntándose cómo estaría él y cómo se desarrollaría la noche.

Al llegar a su habitación, Lyra se permitió un momento para relajarse. Se sentó junto a la ventana, mirando hacia los jardines del castillo. Los días habían pasado sin que ella y Jacaerys cruzaran una palabra, pero el recuerdo de su última conversación seguía fresco en su mente. Había algo en su tono, en la intensidad de su mirada, que no podía olvidar.

Decidió que lo mejor sería aprovechar el tiempo libre para prepararse. Sabía que la noche sería larga y llena de responsabilidades. Se cambió a una túnica más cómoda y se acostó en la cama, cerrando los ojos con la esperanza de recuperar algo de energía.

El sol ya estaba alto en el cielo cuando Lyra despertó de su siesta. Se levantó sintiéndose más renovada y se dirigió a la pequeña mesa donde había dejado algunos alimentos para el desayuno.

Después de comer, decidió darse un baño para relajarse y despejarse. Llenó la tina con agua caliente y se sumergió, dejando que el calor relajara sus músculos. Cerró los ojos, disfrutando del momento de paz y tranquilidad. Sabía que pronto estaría rodeada de la bulliciosa actividad de la celebración, así que aprovechó cada segundo de calma.

El tiempo pasó rápidamente, y antes de que se diera cuenta, era hora de comenzar a prepararse para la noche. Lyra se secó y se puso una túnica de seda que le había sido dada para este tipo de eventos. Se peinó el cabello con esmero, dejando que cayera en suaves ondas sobre sus hombros.

En ese momento, Sera entró en la habitación con su característico tono dramático y una expresión de agotamiento en su rostro. —¡No sabes lo agotador que ha sido el día, Lyra! —exclamó, dejándose caer en una silla. —Llevamos todo el día preparando la comida para la celebración. Estoy muerta.

Lyra sonrió con simpatía. —Tómate un momento para relajarte. Puedes darte una ducha rápida y prepararte. Te esperaré.

Sera asintió, levantándose con esfuerzo. —Gracias, Lyra.

Bajo el velo de la seda || Jacaerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora