𝐈𝐗

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Con una sonrisa tierna en su rostro, Max recorría con la mirada las adorables prendas de bebé que habían sido preparadas para su pequeño niño. Los baberos, las pequeñas pijamas y, sobre todo, los diminutos zapatitos le llenaban el corazón de ternura y emoción. Acariciaba suavemente su vientre, sintiendo los movimientos suaves y reconfortantes de su bebé que crecía dentro de él.

A punto de cumplir 9 meses de embarazo, Max estaba radiante de felicidad. Cada día que pasaba, la emoción de conocer a su hija aumentaba más y más. Imaginaba cómo sería tenerlo en sus brazos, acunarlo y protegerlo con todo su amor.

El tiempo había pasado volando desde que descubrieron que serían padres, y ahora estaban a punto de dar la bienvenida a su pequeña princesa. Cada momento de espera, cada pequeño detalle preparado con amor, solo hacía que su corazón latiera con más fuerza y emoción. Max se sentía agradecido por todo el amor y apoyo que recibía de Sergio, su familia y amigos. Sabía que juntos serían unos padres maravillosos y que su hijo estaría rodeado de amor y felicidad desde el primer día. Se sumergió en los recuerdos mientras hojeaba las fotos de su Baby Shower y la sesión de fotos que habían tenido ese mismo día.

Sabía que el Baby Shower paso volando, rápido pero divertido. Cada imagen capturaba un momento especial y lleno de emoción, haciendo que su corazón se llenara de alegría. Las fotos de él solo, mirando su vientre abultado con amor, reflejaban la conexión profunda que sentía con su bebé. Podía recordar claramente esos momentos de intimidad, cuando se tomaba un momento para sentir los movimientos suaves y reconfortantes de su pequeño dentro de él.

Otras fotos mostraban a sus amigos señalando su vientre con alegría y admiración, compartiendo su emoción por la llegada del bebé. Cada sonrisa y gesto de cariño en esas imágenes era un recordatorio del amor y apoyo incondicional que recibían de sus seres queridos. Y luego estaban las fotos de él y Sergio, felices y radiantes, mostrando su complicidad y amor mutuo. En cada imagen, podía ver el brillo en los ojos de Sergio y sentir el amor palpable entre ellos.

Sabía que Sergio sería un padre increíble, y él, sería una buena madre.

O eso suponía.

Max no quería ser igual que su padre biológico, Jos Verstappen, un hombre que lo había abandonado y dejado en la ruina, con traumas incluidos. Los recuerdos de su infancia con Jos siempre eran dolorosos, marcados por la ausencia y la indiferencia. Sin embargo, todo cambió cuando Cris y Toto entraron en su vida, convirtiéndose en sus verdaderos padres y brindándole el amor y el apoyo que tanto necesitaba.

Sus dulces padres, los ama tanto. Son increíblemente grandes padres quienes si estuvieron consigo, y bueno no se podía olvidar de su madre y hermana, Sophie y Victoria quienes a pesar de estar alejadas por su padre, hablaban y prometían que pronto lo iban a ver.

𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐋𝐈𝐍𝐃𝐎 𝐁𝐄𝐁𝐄́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora