𝐕𝐈

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Sergio, con una sonrisa juguetona, deslizó su dedo por la pantalla de su celular, donde tenía guardada una lista especial: los antojos de su esposo, Max. Era una tradición que habían adoptado desde que se casaron. Sergio disfrutaba cada momento que pasaba seleccionando los caprichos más peculiares de Max y luego cumpliéndolos con esmero.

Esta vez, la lista era corta pero cargada de sabores exóticos y dulces: Ensalada de mango con banano, una lata de peinillos, un paquete de helados, crema batida y leche en polvo. Mientras revisaba la canasta en la tienda, su corazón se llenó de alegría al ver que había encontrado cada uno de los caprichos mencionados.

Sergio sabía que no necesitaban una ocasión especial para mimarse mutuamente, pero hoy sentía que quería sorprender a Max con algo más que un simple gesto, le daba su amor, y bueno, con ese amor; tuvieron a su hijo.

Al que tanto buscaban, su lindo bebé.

Sergio se sentía aún más emocionado al recordar que su esposo, Maxie, estaba esperando a su primer hijo. Cada antojo cumplido era una forma de cuidar y mimar a  Max durante este momento tan especial en sus vidas.

Mientras caminaba de regreso a casa con la canasta llena de delicias, Sergio no podía dejar de pensar en la alegría que traería este nuevo miembro a su familia. Se imaginaba a sí mismo y a Max compartiendo momentos dulces juntos, ahora no solo como pareja, sino también como padres.

Fue a la caja, pagó, fue a su carro, llego, abrió la puerta dejo las compras, cerro dio la media vuelta del bobo, abrió a puerta del piloto,  manejo y se quedo pensando.

Sonreía al recordar cómo había conocido a Max, el hombre que había conquistado su corazón desde el primer momento en que se vieron. Desde entonces, Sergio se había esforzado por hacer felices a Max en todo momento, y ahora, con la llegada del bebé, su deseo de cuidarlo y amarlo solo crecía.

Max, con su dulzura y su encanto, había cautivado a Sergio por completo. Era su princesa  encantadora, su compañero en todas las aventuras de la vida. Sergio estaba decidido a hacer todo lo posible para asegurarse de que Max se sintiera amado y protegido, especialmente durante el embarazo, cuando cada gesto de cuidado y amor era aún más importante.

Le daba mil gracias a Lewis, adoraba a ese modelo con toda su vida: El fue quien le presento a Max, el hermoso modelo afeminado, el que capto su corazón, claro aparte de eso, el rubio tenía su empresa y la compartía con Hamilton.

𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐋𝐈𝐍𝐃𝐎 𝐁𝐄𝐁𝐄́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora