𝐕

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Max se estiró lentamente en la cama, sintiendo el peso de la mañana en sus párpados. A medida que se despertaba, los movimientos en su vientre se intensificaron, recordándole la nueva vida que crecía dentro de él. Con un suspiro, se levantó con cuidado, consciente de su vientre abultado.

Con movimientos meticulosos, levantó su camisa, revelando la redondez que se había convertido en su orgullo y alegría. Sin embargo, junto con el orgullo, también sentía una incomodidad persistente. Cada vez más, los movimientos de su hijo por nacer lo mantenían despierto por la noche, y aunque su doctora le aseguraba que era un signo saludable, no podía evitar sentirse preocupado.

─ Uh.. carajo, tranquilo bebé..─,pidió suavemente acariciando en movimientos circulatorios en su vientre.

Sergio observó con preocupación a su esposo, notando la expresión de incomodidad en su rostro. Sin dudarlo, se acercó y colocó su mano con ternura sobre el vientre de su amado, buscando brindarle apoyo y consuelo.

─ ¿Estás bien, mi amor?─ preguntó con voz suave, preocupado por el bienestar de su pareja. Los ojos de su esposo se encontraron con los suyos, y asintió levemente, reconociendo su preocupación.

─ Sí.. solo, esta muy inquieto y no me deja dormir.─ aviso el menor, poniendo una almohada detrás de su espalda y recostarse en ella.

Sergio pudo sentir la tensión en el cuerpo de su esposo mientras luchaba por respirar con normalidad. Sin embargo, el simple contacto de sus manos parecía brindar un atisbo de calma.

Con delicadeza, Sergio rodeó a su esposo con un abrazo reconfortante, y luego acariciando el vientre, sabía que Max estaba feliz, pero no mucho por la incomodidad pero le alegraba mucho.

—¿Quieres ir al hospital?- pregunto suavemente depositando un besito en la cien de su marido, quien negó.—¿Por que?

—No estaré en una camilla incomoda, muriéndome de frío para que luego me digan que estoy bien. —Sopló frustrado, acariciando el gran brazo peludo del Mexicano.—Estoy bien acá, el bebé, pronto dará sus pataditas y se moverá demasiado.

─ Me alegra escuchar eso y mucho en realidad.─ dijo Sergio, besando las comisuras de sus labios, y luego sus labios.─ Te amo Max ¿lo sabes, no?

Max se sonrojo asintiendo, mirando los ojos marrones de su esposo.

─ Sí, yo también te amo, y mucho.─ entrelazo sus manos.─ Me lo hiciste saber en nuestra boda, luna de miel y cuando estuve por primera vez embarazado, y siempre me lo dices cada mañana y me alegra saber eso.─ Beso sus nudillos y luego el anillo de bodas.

𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐋𝐈𝐍𝐃𝐎 𝐁𝐄𝐁𝐄́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora