La ciudad vibraba con una emoción palpable. Las calles estaban adornadas con banderas y pancartas del equipo, y el ambiente estaba cargado de expectación. La final de la Liga de Campeones estaba a solo unos días, y para Alexia y Clara, este partido no solo representaba la culminación de una temporada de arduo trabajo, sino también un momento decisivo en sus carreras y en su relación.
En el apartamento que compartían, el nerviosismo y la anticipación eran casi tangibles. A pesar de la presión, Alexia y Clara se habían prometido apoyarse mutuamente, sabiendo que podrían estar enfrentando su último partido juntas. La posibilidad de que Alexia aceptara una oferta para jugar en el Barcelona al final de la temporada añadía un peso emocional extra a la preparación para la final.
En la mañana, Alexia y Clara se dirigieron al gimnasio del equipo. El ambiente en el vestuario era de concentración total. Las risas y bromas habituales habían sido reemplazadas por una calma tensa mientras cada jugadora se enfocaba en su rutina de entrenamiento.
—Hoy más que nunca, necesitamos estar en nuestra mejor forma —dijo la entrenadora, su voz firme pero motivadora—. Este partido no solo es una oportunidad para ganar un trofeo, sino para demostrar de qué estamos hechas.
Alexia y Clara intercambiaron una mirada de determinación. Comenzaron con una sesión de ejercicios de resistencia, seguidos de ejercicios específicos para mejorar su agilidad y velocidad. Mientras trabajaban, Clara observaba a Alexia con una mezcla de admiración y tristeza. Sabía que la decisión de Alexia de posiblemente irse no era fácil, y eso hacía que estos momentos juntos fueran aún más preciosos.
—Vamos, Clara. Un poco más de esfuerzo. —dijo Alexia, sonriendo mientras Clara levantaba pesas.
—Eso dices tú, que pareces una máquina —respondió Clara entre risas, a pesar del esfuerzo.
Después del gimnasio, el equipo se trasladó al campo de entrenamiento. La entrenadora había preparado una serie de ejercicios tácticos para afinar las estrategias que utilizarían en la final. Alexia, como siempre, lideraba en el campo, coordinando movimientos y dando instrucciones claras a sus compañeras.
—Vamos a trabajar en la presión alta —dijo Alexia, posicionándose en el centro del campo—. Necesitamos cerrar los espacios y no darles tiempo para pensar.
Clara, jugando en su posición habitual, se movía con una gracia y agilidad que hacía parecer fácil lo difícil. Su conexión con Alexia en el campo era innegable; se entendían con una mirada o un gesto, anticipando los movimientos de la otra con una precisión asombrosa.
Esa noche, después de un día agotador de entrenamiento, Alexia y Clara se retiraron a su apartamento. Decidieron cocinar juntas para relajarse y disfrutar de una cena tranquila. Mientras preparaban una ensalada y una pasta ligera, hablaron sobre el partido y sus expectativas.
—¿Te das cuenta de que este podría ser nuestro último partido juntas aquí? —dijo Clara, su voz suave pero cargada de emoción.
Alexia dejó lo que estaba haciendo y miró a Clara a los ojos.
—Lo sé. Y quiero que sea inolvidable. No importa lo que pase después, quiero que recordemos este partido como uno de nuestros mejores momentos.
—Siempre estaré orgullosa de ti, Alexia. No importa dónde juegues.
—Y yo siempre te llevaré en mi corazón, Clara. Pase lo que pase, este no es el final para nosotras.
Se abrazaron, sintiendo el apoyo y el amor que habían construido a lo largo de los años. La cena fue una mezcla de risas y momentos de silencio contemplativo, mientras ambas reflexionaban sobre el camino recorrido y el que aún les quedaba por andar.
Los días siguientes fueron una mezcla de entrenamientos intensivos y sesiones de preparación mental. El equipo trabajó con un psicólogo deportivo para asegurarse de que todas estuvieran en el estado mental adecuado para enfrentar la presión de la final.
En una de las sesiones, el psicólogo pidió a cada jugadora que visualizara su desempeño en el partido, enfocándose en sus fortalezas y en cómo superarían cualquier desafío.
—Alexia, tú eres nuestra líder en el campo. ¿Cómo te ves manejando la presión y guiando al equipo? —preguntó el psicólogo.
—Me veo manteniendo la calma, distribuyendo el juego y apoyando a mis compañeras. Sé que cada una de ellas dará lo mejor de sí, y confío en nuestras habilidades colectivas.
—¿Y tú, Clara? —continuó el psicólogo—. ¿Cómo manejas la expectativa y el nerviosismo?
—Me concentro en el presente, en cada jugada. Sé que mi velocidad y mi capacidad para leer el juego serán cruciales. Confío en Alexia y en el equipo, y sé que juntas podemos lograrlo.
La noche antes del partido, Alexia y Clara se retiraron temprano a su apartamento, buscando descansar y relajarse. Se sentaron en el sofá, con una taza de té cada una, y hablaron sobre sus sueños y aspiraciones.
—¿Recuerdas cuando éramos adolescentes y soñábamos con jugar una final de la Liga de Campeones? —preguntó Clara, sonriendo.
—Sí, y aquí estamos. Hemos trabajado tan duro para llegar hasta aquí. No importa lo que pase mañana, ya somos ganadoras por todo lo que hemos logrado.
—Alexia, pase lo que pase, estoy contigo. Si decides irte al Barcelona, te apoyaré. Lo más importante es que sigamos adelante con nuestras vidas y nuestras carreras, sin arrepentimientos.
Alexia asintió, sintiendo una paz interior que no había sentido en mucho tiempo.
—Gracias, Clara. Por tu amor y tu apoyo incondicional. Mañana, jugaremos como si fuera nuestro último partido juntas, y lo haremos inolvidable.
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Amor Y Fútbol - Alexia Putellas
ФанфикLa novela que sigue las vidas entrelazadas de Alexia y Clara, dos talentosas futbolistas que navegan por el mundo del deporte profesional mientras descubren el poder del amor y la resiliencia. A través de una serie de desafíos personales y profesion...