Capítulo 16: El Partido Final

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La atmósfera en el estadio era electrizante. Cada rincón estaba lleno de aficionados enarbolando banderas y pancartas, cantando y animando con fervor a sus equipos. Las luces brillaban intensamente, reflejando la magnitud del evento: la final de la Liga de Campeones. Para Alexia y Clara, este no era solo otro partido; era la culminación de años de esfuerzo, sacrificio y una profunda conexión tanto dentro como fuera del campo.

La mañana del partido, el autobús del equipo llegó al estadio rodeado por una multitud de seguidores que vitoreaban y animaban. Alexia y Clara, sentadas juntas, observaban el fervor de los aficionados con una mezcla de emoción y nerviosismo.

—Es increíble, ¿verdad? —dijo Clara, mirando por la ventana.

—Sí, lo es. Todo esto, todo el apoyo... es por momentos como este que jugamos. —respondió Alexia, apretando suavemente la mano de Clara.

En el vestuario, el ambiente era de concentración total. Las jugadoras se preparaban en silencio, cada una enfocada en su propio ritual previo al partido. La Entrenadora entró, su expresión serena pero decidida.

—Chicas, hemos trabajado duro para llegar aquí. Este es nuestro momento. Quiero que salgan al campo y jueguen con todo su corazón. No dejen nada en el vestuario. Sean valientes, sean fuertes y, sobre todo, jueguen juntas. —dijo la entrenadora, su voz llena de pasión y convicción.

Alexia y Clara intercambiaron una mirada de complicidad y determinación. Sabían lo que estaba en juego y estaban listas para darlo todo.

El silbato inicial resonó, y el estadio estalló en aplausos y gritos. El partido comenzó con un ritmo frenético, ambos equipos luchando ferozmente por el control del balón. Desde el primer minuto, quedó claro que sería un encuentro reñido.

Alexia, como capitana y mediocampista, se encargaba de dirigir el juego. Con su visión y habilidad para distribuir el balón, mantenía a su equipo organizado y enfocado. Clara, jugando en la delantera, utilizaba su velocidad y agilidad para desbordar a los defensores rivales y crear oportunidades de gol.

A los quince minutos, el equipo rival lanzó un ataque rápido y logró acercarse peligrosamente a la portería. Sin embargo, la defensa de Alexia y sus compañeras fue sólida, deteniendo el avance y devolviendo el balón al centro del campo.

—¡Bien hecho, chicas! ¡Sigamos así! —gritó Alexia, motivando a sus compañeras.

Minutos después, Clara tuvo su primera gran oportunidad. Recibió un pase largo de Alexia, controló el balón con maestría y disparó a puerta. El balón pasó rozando el poste, provocando un suspiro colectivo en el estadio.

—¡Vamos, Clara! ¡Lo estás haciendo genial! —le animó Alexia.

El primer tiempo continuó con ambos equipos creando ocasiones, pero ninguno logrando abrir el marcador. La tensión en el campo era palpable, y cada jugadora sentía el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

En el vestuario, la entrenadora hizo ajustes tácticos y alentó al equipo a mantener la concentración.

—Lo están haciendo bien, chicas. Solo necesitamos un poco más de precisión en los últimos pases y disparos. Confíen en ustedes mismas y en sus compañeras. Jueguen como saben hacerlo. —dijo el entrenador.

Alexia y Clara aprovecharon el momento para hablar entre ellas.

—Estás jugando increíble, Clara. Solo necesitamos mantener la calma y seguir creando oportunidades. —dijo Alexia, con una sonrisa tranquilizadora.

—Gracias, Alexia. Lo mismo para ti. Vamos a ganar esto juntas. —respondió Clara, con determinación.

El segundo tiempo comenzó con una energía renovada. El equipo de Alexia y Clara salió al campo con una agresividad controlada, presionando al rival y buscando el gol que les diera la ventaja. A los cincuenta minutos, Clara recibió un pase perfecto de Alexia y se lanzó hacia la portería. Con un movimiento rápido, dribló a dos defensores y disparó. El balón entró en la red, y el estadio explotó en júbilo.

—¡Sí! —gritó Clara, corriendo hacia Alexia para celebrar.

—¡Lo hicimos! —respondió Alexia, abrazándola con fuerza.

Pero la alegría fue efímera. El equipo rival intensificó su ataque, y a los setenta minutos, lograron empatar el partido con un gol bien ejecutado. La tensión aumentó, y ambos equipos sabían que cualquier error podría ser decisivo.

Los últimos veinte minutos del partido fueron un verdadero test de resistencia y determinación. Las jugadoras estaban agotadas, pero seguían luchando con todo lo que tenían. Alexia se destacó en el centro del campo, interceptando pases y distribuyendo el balón con precisión.

A cinco minutos del final, Alexia recibió el balón cerca del área rival. Con una visión excepcional, vio a Clara desmarcada y le hizo un pase perfecto. Clara controló el balón y disparó con toda su fuerza. El balón pasó rozando el larguero, y el estadio contuvo el aliento.

—¡Vamos, chicas! ¡Un último esfuerzo! —gritó el entrenador desde la línea de banda.

El tiempo reglamentario terminó con el marcador empatado, lo que significaba que el partido se decidiría en tiempo extra. Las jugadoras estaban exhaustas, pero sabían que debían encontrar fuerzas para continuar.

El primer tiempo extra fue una batalla de voluntades, con ambos equipos luchando ferozmente por cada balón. Alexia y Clara se apoyaban mutuamente, motivando a sus compañeras y manteniendo la esperanza viva.

En el segundo tiempo extra, el equipo rival lanzó un ataque peligroso, pero la defensa de Alexia y sus compañeras se mantuvo firme, bloqueando cada intento. En los últimos minutos, Clara tuvo una última oportunidad. Recibió un pase de Alexia y se lanzó hacia la portería. Con un movimiento ágil, dribló al defensor y disparó. El balón golpeó el poste y salió, dejando a todos sin aliento.

El tiempo extra terminó sin cambios en el marcador, y el partido se decidiría en una tanda de penaltis. La tensión era insoportable, y cada jugadora sabía que un solo disparo podría determinar el destino del equipo.

Alexia fue la primera en lanzar. Caminó hacia el punto de penalti con determinación, concentrándose en el balón. Tomó una respiración profunda y disparó. El balón entró en la red, y el estadio estalló en aplausos.

—¡Bien hecho, Alexia! —gritó Clara, desde la línea de banda.

La tanda de penaltis continuó, con cada equipo anotando y fallando en igual medida. Finalmente, llegó el turno de Clara. Sabía que si marcaba, su equipo ganaría. Caminó hacia el punto de penalti, sintiendo el peso de la responsabilidad.

—Puedes hacerlo, Clara. Confía en ti misma. —dijo Alexia, mirándola con confianza.

Clara tomó una respiración profunda, visualizó el disparo perfecto y pateó el balón. La portera se lanzó, pero el balón entró en la red. El estadio explotó en una celebración ensordecedora. Habían ganado la Liga de Campeones.

Las jugadoras se abrazaron, llorando de alegría y aliviadas por haber logrado su objetivo. Alexia y Clara se encontraron en el centro del campo, abrazándose con fuerza.

—Lo hicimos, Clara. Lo hicimos juntas. —dijo Alexia, con lágrimas en los ojos.

—Sí, y nunca olvidaré este momento. —respondió Clara, besándola en la mejilla.

El equipo levantó el trofeo, y Alexia fue nombrada la mejor jugadora del partido. La celebración continuó hasta altas horas de la noche, con el equipo, los aficionados y la ciudad entera festejando la victoria.

Amor Y Fútbol - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora