Capítulo 20: Nuevas Realidades

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La llegada de Alexia a su nuevo equipo fue un evento marcado por emociones encontradas. Por un lado, estaba emocionada por el desafío y la oportunidad de crecer profesionalmente en uno de los clubes más prestigiosos del continente. Por otro lado, no podía evitar sentir la ausencia de Clara en su vida diaria.

La bienvenida del equipo fue cálida. Las jugadoras y el cuerpo técnico sabían de su talento y estaban ansiosos por integrarla en la dinámica del equipo. La ciudad donde se encontraba el club era vibrante y llena de historia, un lugar perfecto para que Alexia comenzara este nuevo capítulo de su vida.

Los primeros días fueron una mezcla de entusiasmo y adaptación. El entrenamiento era intenso y exigente, exactamente lo que Alexia buscaba para llevar su juego al siguiente nivel. Cada día era un aprendizaje constante.

—Buenos días, Alexia, ¿lista para el entrenamiento? —le preguntó Sofia, una de las veteranas del equipo.

—¡Claro, lista y con ganas! —respondió Alexia, sonriendo.

El equipo era diverso, con jugadoras de diferentes nacionalidades y estilos de juego. Esto enriquecía las sesiones de entrenamiento, desafiando a Alexia a adaptarse y aprender nuevas técnicas y estrategias. Sin embargo, había momentos en los que la nostalgia la golpeaba, especialmente al final del día cuando las luces del estadio se apagaban y la soledad de su nuevo apartamento se hacía presente.

Mientras Alexia se adaptaba a su nueva realidad, Clara se enfocaba en destacar en la liga. Su determinación y talento se reflejaban en cada partido. Las gradas vibraban con los cantos y gritos de los aficionados que coreaban su nombre.

—¡Clara! ¡Clara! —gritaban los fanáticos, mientras ella corría por el campo, el balón controlado perfectamente a sus pies.

Clara sabía que tenía que dar lo mejor de sí misma, no solo por su equipo, sino también por Alexia. Quería demostrar que, a pesar de la distancia, ambas podían seguir brillando y alcanzando sus metas.

En cada entrevista, Clara hablaba con orgullo de Alexia y de cómo ambas seguían apoyándose mutuamente.

—¿Cómo te sientes al jugar sin Alexia a tu lado? —le preguntó un periodista después de un partido.

—La extraño cada día, pero sé que está haciendo lo que ama y que está dando lo mejor de sí misma. Nos apoyamos mutuamente y eso es lo que nos hace fuertes. —respondió Clara con una sonrisa.

A pesar de la distancia y las agendas ocupadas, Alexia y Clara mantenían una comunicación constante. Las videollamadas nocturnas se convirtieron en una rutina sagrada, un momento en el que podían compartir sus experiencias y apoyar a la otra.

—¡Hola, amor! ¿Cómo te fue en el entrenamiento hoy? —preguntó Clara, su rostro iluminado por la pantalla del móvil.

—¡Fue intenso, pero me encanta! Estamos trabajando en nuevas tácticas y siento que estoy aprendiendo muchísimo. ¿Y tú? Vi que marcaste un golazo en el último partido. —respondió Alexia con entusiasmo.

—Sí, fue increíble. Sentí que estabas ahí conmigo, como siempre. —dijo Clara, sonriendo.

Estas conversaciones eran un refugio para ambas, un recordatorio de que, a pesar de la distancia, su amor y apoyo mutuo seguían siendo fuertes e inquebrantables.

Con el tiempo, Alexia comenzó a sentirse más integrada en su nuevo equipo. Las jugadoras la aceptaron como una más, y su talento empezó a brillar en cada entrenamiento y partido. Su entrenador, un estratega experimentado, no escatimaba en elogios.

—Alexia, tu visión de juego y tu capacidad para leer el campo son excepcionales. Eres una pieza clave para nosotros. —le dijo después de un partido en el que había destacado.

Amor Y Fútbol - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora