La mañana amaneció con un brillo especial, como si el sol mismo supiera que aquel día marcaría un antes y un después en la vida de Alexia. El despertador sonó puntual a las siete, pero ella ya llevaba despierta más de una hora, observando el techo de su habitación mientras los pensamientos se arremolinaban en su mente. La oferta final del equipo europeo llegaría hoy y, con ella, la decisión más difícil de su vida.
Se levantó lentamente, tratando de no despertar a Clara, que dormía plácidamente a su lado. Miró a su compañera y sintió una mezcla de amor y tristeza. Sabía que la decisión que tomaría hoy no solo afectaría su carrera, sino también su relación con Clara.
Después de una ducha rápida y un desayuno ligero, Alexia salió de su apartamento y se dirigió al estadio para el entrenamiento matutino. El camino le resultaba familiar, pero hoy parecía distinto, como si cada paso la acercara más a un cruce de caminos.
Al llegar al estadio, fue recibida por sus compañeras y el cuerpo técnico. La tensión en el ambiente era palpable, todos sabían que Alexia estaba en la encrucijada de su carrera. Marta, su amiga y confidente, se acercó y le dio un fuerte abrazo.
—Lo que decidas, estaremos contigo —dijo Marta, mirándola a los ojos con una sonrisa de apoyo.
Alexia asintió agradecida, sintiendo el calor del apoyo de su amiga. Durante el entrenamiento, trató de concentrarse en el juego, pero su mente seguía volviendo una y otra vez a la oferta que estaba a punto de recibir. Finalmente, el entrenamiento terminó y Alexia se dirigió a los vestuarios. Mientras se cambiaba, recibió un mensaje en su teléfono.
Era de su agente, informándole que la reunión con el representante del equipo se llevaría a cabo en una hora en un café cercano. Alexia se sintió un poco mareada, pero respiró hondo y decidió enfrentarlo con la cabeza alta.
El café era un lugar acogedor, con mesas de madera y un ambiente tranquilo que contrastaba con la tormenta de emociones que Alexia sentía en su interior. Se sentó en una mesa junto a la ventana y esperó. No pasó mucho tiempo antes de que el representante del equipo europeo llegara. Era un hombre alto y elegante, con un aire de confianza que irradiaba profesionalismo.
—Buenos días, Alexia —dijo el hombre, extendiendo su mano con una sonrisa—. Soy Joan Laporta, del Barcelona. Es un placer conocerte.
—Igualmente —respondió Alexia, estrechando su mano—. Gracias por tomarte el tiempo para reunirte conmigo.
Laporta se sentó y sacó un sobre de su maletín, colocándolo sobre la mesa frente a Alexia.
—Aquí está nuestra oferta final —dijo—. Hemos considerado todo cuidadosamente y creemos que esto reflejará lo que mereces como una de las mejores jugadoras del mundo.
Alexia tomó el sobre con manos temblorosas y lo abrió. Dentro, encontró un contrato detallado con una oferta que incluía un salario generoso, beneficios adicionales y la promesa de jugar en uno de los equipos más prestigiosos de Europa. Las cifras eran impresionantes, y la oportunidad de jugar a un nivel tan alto era tentadora.
Jacques observó su reacción atentamente, esperando ver signos de entusiasmo.
—Es una oferta increíble —admitió Alexia, tratando de mantener la calma—. Pero necesito tiempo para pensarlo.
—Por supuesto, tómate el tiempo que necesites —respondió —. Pero debemos saber tu decisión antes del final de la semana.
Alexia asintió y guardó el contrato en su bolso. La reunión concluyó de manera cordial, pero la tormenta en su mente no se había calmado. Sabía que debía hablar con Clara antes de tomar cualquier decisión.
Regresó a casa y encontró a Clara en la sala de estar, leyendo un libro. Al verla entrar, Clara levantó la vista y sonrió, pero su expresión cambió rápidamente al notar la preocupación en el rostro de Alexia.
—¿Cómo te fue? —preguntó Clara, poniéndose de pie y acercándose a Alexia.
—Recibí la oferta —respondió Alexia, mostrando el contrato a Clara—. Es más de lo que esperaba. Mucho más.
Clara tomó el contrato y lo leyó en silencio. Su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y preocupación.
—Es una oportunidad increíble —dijo Clara finalmente, devolviéndole el contrato a Alexia—. Pero sé que no es una decisión fácil.
Alexia se dejó caer en el sofá, sintiéndose abrumada.
—No quiero perderte —dijo en voz baja, mirándola con lágrimas en los ojos—. No quiero que nuestra relación sufra por esto.
Clara se sentó a su lado y le tomó la mano con suavidad.
—Alexia, te amo. Y quiero que seas feliz. Esta es una oportunidad única para ti, y no quiero que te sientas atrapada aquí por mi culpa. Si decides aceptar la oferta, encontraremos la manera de hacerlo funcionar. Estoy dispuesta a apoyarte en cualquier decisión que tomes.
Las palabras de Clara fueron un bálsamo para el alma de Alexia, pero también la hicieron sentir el peso de la responsabilidad. Sabía que Clara estaba dispuesta a sacrificarse por ella, y eso solo hacía más difícil la decisión.
Los días siguientes fueron un torbellino de emociones y reflexiones. Alexia habló con sus compañeras de equipo, su familia y su agente, buscando consejo y tratando de encontrar claridad en medio de la confusión. Cada persona tenía su propia opinión, pero en última instancia, la decisión debía tomarla ella sola.
Finalmente, la noche antes de la fecha límite, Alexia se encontraba sentada en el balcón de su apartamento, mirando las luces de la ciudad. Clara se unió a ella, sentándose en silencio a su lado.
—He estado pensando mucho —dijo Alexia, rompiendo el silencio—. Esta decisión es una de las más difíciles que he tenido que tomar en mi vida. Pero he llegado a una conclusión.
Clara la miró, esperando pacientemente a que continuara.
—Quiero aceptar la oferta —dijo Alexia finalmente, sintiendo un peso levantarse de sus hombros—. Pero no quiero que eso signifique el fin de nuestra relación. Quiero que encontremos la manera de hacerlo funcionar, sin importar la distancia o los desafíos que enfrentemos.
Clara asintió, sonriendo con tristeza pero con determinación.
—Lo haremos funcionar, Alexia. Nuestro amor es fuerte, y podemos superar cualquier cosa. Estoy contigo, pase lo que pase.
Al día siguiente, Alexia llamó a Jacques para informarle de su decisión. La emoción en la voz del representante era palpable, y se hicieron los arreglos necesarios para su transferencia al Barcelona. Aunque sentía una mezcla de tristeza y anticipación, Alexia sabía que estaba tomando la decisión correcta para su carrera y su futuro.
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Amor Y Fútbol - Alexia Putellas
FanficLa novela que sigue las vidas entrelazadas de Alexia y Clara, dos talentosas futbolistas que navegan por el mundo del deporte profesional mientras descubren el poder del amor y la resiliencia. A través de una serie de desafíos personales y profesion...