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Jungkook estaba definitivamente viviendo un sueño que nadie creería si no pudieran verlo con sus propios ojos.

No había conseguido un novio, sino dos y además definitivamente eran los chicos más guapos que había conocido en su vida.

Tampoco tenía ni idea de cómo había hecho para que ambos se enamorasen perdidamente de él hasta el punto de no importarles compartirlo con alguien más si con eso podían formar parte de la vida del pelinegro y Jungkook no iba a quejarse.

Todo sucedió muy a la par, porque mientras empezó a conocer a Taehyung cuando apenas terminaba la carrera, Jimin entró a trabajar con él en su trabajo a tiempo parcial. Los fue conociendo a ambos casi al mismo tiempo y fue poco a poco gustando más y más de los dos chicos hasta que sus sentimientos se volvieron imparables. Cinco meses estuvo en aquella posición tan privilegiada pero dolorosa.

Finalmente tomó la decisión de que lo mejor para no lastimar a ninguno de los dos era confesarles la situación en la que se encontraba su corazón, así que decidió citarlos a ambos en una cafetería.

Estaba muy apenado por confesar todo aquello porque ni siquiera a sus amigos más cercanos les había contado el embrollo emocional en el que andaba metido, así que trató de ir mentalmente preparado para que le insultasen e incluso le tirasen el café en la cara.

No obstante, la realidad de lo que ocurrió fue muy lejano a eso y a día de hoy cuando lo recuerda sigue pensando que fue un sueño.

Jungkook hacía temblar una de sus piernas mientras esperaba sentado y con sus codos apoyados en la mesa. Miraba a cualquier lugar excepto al precioso chico rubio que seguía mirándolo angustiado al no haber obtenido aún una respuesta a sus dudas.

Comenzaba a arrepentirse de haberlos citado allí, tal vez hubiese sido mejor citarlos en su propia casa, aunque preferiría mil veces ser bañado en café a arriesgarse a que rompiesen algo de su hogar por la furia.

—Jungkookie, ¿te sientes bien? —vuelve a preguntar con aquella voz tan dulce que lo tenía completamente enganchado —llevamos aquí cinco minutos y aún no me has dicho qué era eso tan importante que debías decirme, estoy comenzando a preocuparme —ver los ojos de Jimin algo brillosos e irradiando angustia lo tenía a punto de comenzar a disculparse como un loco.

Si bien no salía con ninguno de los dos oficialmente, había besado a ambos y había compartido momentos muy íntimos y especiales con los dos, como aquella vez que se tumbó con Taehyung en el capó de su coche a ver las estrellas mientras se besaban o aquella vez que Jimin lo llevó de picnic y trataron de dibujar algunas flores realistas que acabaron siendo manchurrones de colores sobre un lienzo blanco.

—Solo espera un poco más —pide mirando de nuevo hacia la puerta y tragando saliva cuando vio a Taehyung entrar y quitar su chaqueta mientras lo buscaba.

Cuando lo vio, la dulce sonrisa cuadrada que esbozó le rompió aún más el corazón si es que era posible. No quería lastimarlo aunque aquello implicase perderlo, pero es que tampoco quería perderlo.

—Hola Jungkookie —lo saluda animadamente parándose frente a él, aunque luego se gira hacia el rubio desconocido —uuu... ¿hola?

—Hola —Jimin saluda también sonriente aunque algo sorprendido por la repentina aparición de una tercera persona.

—Siéntate, por favor —pide señalando el sitio frente a él y junto a Jimin. Quería tenerlos de frente a ambos para poder mirarles a los ojos.

—¿Va todo bien? No tienes muy buen aspecto —puntualiza Taehyung por las evidentes ojeras de Jungkook. Lo cierto es que llevaba una semana durmiendo terriblemente mal por la angustia que le causaba saber que dejaría de verlos a ambos.

Good boys «KookVMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora