Caramelo.

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Las semanas avanzaron tan rápido, que se encontraban a pocos días de hacer su primera visita a hogsmeade, era de lo único que hablaban los de tercer año, algunos no podían esperar para ir a las tres escobas, otros no paraban de hablar acerca de Zonko la tienda de bromas, algunas de las chicas no podían esperar a conocer la tienda de té, y los restantes anhelaban la tienda de dulces. Pero también esperaban con ansias el primer partido de la temporada.

―Chicos ¿emocionados por la clase de hoy? ―Hagrid acababa de acercarse a la mesa de gryffindor a saludar a los cuatro chicos.

―Buenos días Hagrid―respondieron con ánimos los cuatro.

―¿Qué preparaste para hoy? ―preguntó Audrey con curiosidad mirando al semi gigante.

―Oh ya lo verán en unas horas, pero estoy seguro de que les encantara en especial a ti Audrey.

―¿A mí? ―preguntó confundida la chica mirando a sus amigos, y Hagrid asintió dándole una gran sonrisa― de ser así, no puedo esperar para tu clase ―terminó por decir con una sonrisa.

―Genial, los veré más tarde no lleguen tarde, disfruten su mañana ―dijo Hagrid despidiéndose de los cuatro.

―No serán dragones ¿verdad? Dime que no son dragones ―menciono Ron mirando con preocupación a Audrey.

―No lo creo Ron, supongo que debe tratarse de algo más pero, la verdad no puedo imaginarme que.

―No les parece extraño que el padre de Malfoy, ¿no haya venido aun al colegio por el accidente? ―escucharon decir a Harry mientras miraba a la mesa de slytherin.

―Tal vez Dumbledore hablo con él y logro arreglar las cosas ―expresó Hermione calmada a la pregunta de su amigo.

―Audrey ¿no es, esa tu lechuza? ―señalo Ron a un pequeño grupo de lechuzas que entraron al gran comedor.

―¿Qué? ―al ver a las aves Audrey reconoció no solo a Cordelia, si no también reconoció a la lechuza de su abuelo y a la de los Holmes.

―Vaya, sí que eres popular ―expresó Harry con una leve risa al ver a las tres lechuzas posarse frente a su amiga.

Las tres parecían discutir entre ellas, como si todas quisieran ser la primera en entregarle la carta que llevaban consigo, hasta que Cordelia dio un graznido que hizo que las otras dos dieran un salto hacia atrás.

―Ok cálmense, esperen un momento ―decía Audrey mientras se apresuraba a tomar la carta que llevaba Cordelia en el pico―, bien esta es de mi tía, buen trabajo Cordelia ―expreso la chica dándole unos pequeños golpecitos con ternura en la cabeza―, ahora tú debes de ser de mi abuelo ―al tomar la carta, el ave se fue sin esperar su premio―, y al igual que él debes de tener prisa. Y final mente tú, debes de ser de...―la chica hizo una pausa al ver el nombre en el sobre.

―Y ¿de quién es? ―preguntó Ron tratando de mirar el nombre en el sobre.

―De...Alex, tal vez quiera saber cómo estoy o para decirme que olvide algo ―al decir esto Audrey guardo la carta entre sus libros y tomó la de Elizabeth para comenzar a leerla y al terminar, la dejo sobre la mesa.

―Y ¿Qué dice Elizabeth? ―preguntó Harry con interés.

―Nada, solo que espera que esté bien, que cuando tenga tiempo pase a hablar con el profesor Lupin, y que no olvide escribirle a mi abuelo. Pero no menciona nada de Hagrid o el accidente de Malfoy.

―Eso es un alivio ¿no? ―agrego Hermione, mientras Audrey leía con atención la carta de su abuelo.

―Hay no... ―expreso con preocupación Audrey llevándose la mano a la boca.

Juegos del destino segunda parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora