Luego de explicar de quienes se trataba, Shax accedió, aunque el personal había aumentado en los últimos años gracias a los esfuerzos de Crowley haciendo diabluras (por supuesto, las hacía solo por la esperanza de que el ángel apareciera), Shax no le concedió a Raphiel más de sesenta demonios, pero a ella le fueron suficientes, pues a los demonios les tenía una misión pequeña, causar desastres entre los humanos, la tarea pesada la tomaría ella, en su interior un enorme poder crecía y estaba por ser desatado.
Condujeron por horas y horas, entonces Crowley sintió un escalofrío muy peculiar recorrer su columna.
-Uy, que extraño... -pronunció aferrándose ligeramente al volante.
Aziraphale lo miró con atención, pero no le dijo nada, simplemente continuo observando al rededor y esperando sentir algo.
-Raphiel... ¿Dónde estás? -se preguntó en un tono preocupado.
Mientras iban de un lado a otro por la ciudad, pasaron por un restaurante de crepas, Azira lo miró con atención, pues era nuevo e inesperadamente su estómago hizo algo que no había hecho hasta ese momento, gruñó, esto lo sobresaltó, llevó sus manos a su abdomen entre sorprendido y asustado.
-Pero... ¿Qué..?
El demonio negó y refunfuñando, detuvo el automóvil con violencia, se bajó dejando al arcángel extrañado, iba a bajarse detrás de él, pero su estómago rugió nuevamente. Entonces, Crowley subió al auto repentinamente y depositó sobre el regazo del ángel una bolsita de papel, entonces puso el auto en marcha de nuevo. Aziraphale tomó la bolsita con curiosidad, dentro habían tres conos, estos eran crepas enrolladas y rellenas, tomó uno, lo olió y su estómago rugió con violencia nuevamente, este sonido solo desesperaba a el demonio, pues le indicaba que no había vuelto a comer nada, ya entendía porqué se veía tan delgado. Azira le dió un mordisco al cono de crepa y el sabor lo envolvió haciéndolo gruñir de gusto, esto hizo que Crowley sonriera de medio lado, satisfecho.
-Manzana y canela, esto está delicioso... -dijo Azira alegre, entonces recordó que no se hablaban, pero de igual forma miró a su acompañante. -Gracias...
Crowley lo miró fugazmente, no le dijo nada, pero continuó sonriendo, su corazón había dado un saltito de gusto ante aquello. Pasaron unos minutos así hasta que nuevamente Crowley sintió algo extraño en su interior, entonces pisó el freno repentinamente.
-Algo anda mal... -dijo apretando el volante. Miró a Aziraphale y de mala gana le habló. -Quedate en el Bentley, tengo que bajar al infierno, algo está pasando. Y por favor, te repito, te quedas aquí -señaló el Bentley. -Aprende a quedarte cuando te lo piden. -masculló antes de desaparecer.
Aziraphale simplemente se quedó allí sentado, continuó comiendo sus conos de crepas sintiendo una alegría interna, no recordaba que la comida fuera tan deliciosa y que le hiciera sentir ese revoloteo tan único.
Comía el último bocado de su cono cuando la sensación de escalofrío recorrió toda su columna vertebral sobresaltandolo, algo estaba sucediendo en el cielo.-Tengo que subir... -dijo e intentó abrir la puerta, pero entonces está no cedió.
Intentó varias veces y el Bentley se negó a abrir sus puertas, en cambio se encendió la radio y comenzó a sonar música clásica. Aziraphale quería estar molesto, pero volver a oír las melodías que tanto le gustan le alegraba más el corazón, dejó de insistir y se quedó allí sentado.
Caminaba por los pasillos a paso seguro y rápido, todos se quitaban de su camino, pues había ganado cierto respeto, entonces, a mitad de camino a la oficina de Shax se atravesó Furfur.
-Crowley... Qué agradable sorpresa -le dijo con sonrisa altanera.
Sintiéndose desesperado e incluso incómodo, intentó hacerlo a un lado. -Ahora no, necesito hablar con Shax.
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El fin del mundo... ¿Otra vez? [Good Omens/S3]
FanfictionDesde la separación las cosas han ido regulares, el cielo no se ha pronunciado sobre la tierra y el infierno no ha causado ningún problema, sin embargo, aunque los mejores amigos siguen sin hablarse tendrán que arreglárselas para reconciliarse, pues...