8

151 21 19
                                    

-Oigan... ¡Oigan! -intentaba llamar su atención, pero era en vano.

Crowley y Aziraphale estaban concentrados peleando entre sí, parecían niños golpeándose.
Repentinamente Niña y Maggie ingresaron en la librería y al verlos quedaron impactadas.

-Ay, santo cielo ¿Qué pasó? -preguntó Maggi angustiada.

Está al ver al señor Fell a través de la ventana fue emocionada a contarle a Nina y ambas planeaban darle la bienvenida, esta última llevaba un plato con panecillos rellenos de crema pastelera.

-Yo creí que ellos dos se amaban... -soltó Nina.

Entonces Crowley, tomando de la camisa a Aziraphale lo estampó contra el suelo sentándose sobre él. -Exacto, Arcángel, ¿Dónde quedó el amor?, ¿Eh?

Los ojos de Aziraphale reflejaron tristeza, pero rápidamente les dió la vuelta quedando sobre Crowley -¡No podemos amarnos!, ¡Eres un demonio y yo un ángel! -exclamó en un tono doloroso.

Muriel se alarmó ante esa aclaración, pues ella no sabía que Nina y Maggie estaban al tanto de lo que ellos eran.
Ambos se levantaron del suelo y se miraron fijamente.

Entonces, antes de volver a darse algún golpe, Muriel se puso entre ambos con los ojos cerrados y los brazos extendidos para separarlos.
-¡Basta! -pidió pacíficamente.

Ambos tomaron aire profundamente y comenzaron a arreglar sus vestimentas, habían quedado a hechos un desastre.

-Antes eso no te importaba... -soltó Crowley contestando lo último que había dicho Azira.

El Arcángel apretó la mandíbula aguantando el dolor que sentía en su interior, se miró la americana blanca que ahora usaba, esta estaba sucia y llena de la poca sangre que se sacaron a golpes.

-Esta me gustaba... -dijo con pesar.

Se lo quitó y lo dejó sobre el sillón, miró al rededor fijándose nuevamente en su antigua librería y, como si lo llamara, en el fondo vió su antiguo suéter de lana, estaba en el sillón sin cuidado, caminó hasta él y lo tomó, estaba perfectamente conservado, lo abrazó con alegría y lo sintió, el olor de Crowley, su corazón dió un vuelco.

«¿Él lo habrá estado usando?» -se preguntó, luego negó creyendo que era absurdo.

Muriel le ayudaba a Crowley con su cabello y con el corte nuevo que ahora tenía en el pómulo.

-Uno nuevo para la colección -dijo algo divertida intentando quitarle tensión a la situación.

Crowley le sonrió, para él ella era como una niña y le agradaba, era gentil y no tenía la necesidad de ser radical pasa ser buena.
Aziraphale los miraba con curiosidad e incluso algo de celos. Se acercó a Maggie y Nina, pidiéndoles una disculpa por lo que habían presenciado.

-Oh, no sé preocupe señor Fell, es entendible que tengan diferencias, vinimos porque hace un rato me había parecido verlo pasar y quería saludarlo, le echamos mucho en falta -contestó Maggie con una sonrisa nerviosa mientras le quitaba el plato de panecillos a Nina y de lo ofrecía a Aziraphale, este levantó la mano y los rechazó educadamente.

-¿Qué ocurrió aquí? No me diga que planea demoler la librería -Nina señaló los escombros en el fondo.

Aziraphale y Crowley miraron los escombros.

-No, no vamos a remodelar -contestó con una sonrisa. -Muriel cree que sería buena idea expandir un poco más.

Ambas sintieron no muy convencidas, se despidieron, pues la tensión era incómoda y salieron dejando al trío nuevamente.

Crowley se colocó sus gafas finalmente y miró a Muriel. -Por nada en este mundo dejes la librería y mucho menos dejes que nadie que no seamos nosotros entre aquí ¿Entendiste?

-¿A dónde vas? -preguntó Aziraphale, pero el demonio lo ignoró. -¿Crowley? -ocurrió lo mismo. -¡CROWLEY!

-Muriel, avísale al caballero que puede retirarse cuando quiera, yo debo ir a buscar a... -pensó por un momento. -A mi sobrina. -dijo finalmente, si el ángel iba a ser un mal padre, entonces el estaba dispuesto a ser un buen tío.

-Oh no, no puedes hacer eso, yo iré a buscarla... -al ver que el demonio seguía dispuesto a ignorar cada cosa que decía miró a Muriel. -Dile que no puede hacer eso.

Muriel no decía nada, solo los miraba confundida, no entendía porque le pedían que transmitiera el mensaje si ellos se podían oír.

Crowley salió sin decir más nada y subió a su precioso Bentley, pero antes de arrancar, el arcangel ya estaba sentado junto a él.

-¿¡PERO QUE...!? -comenzó, pero se calló de inmediato. -No, no te voy a hablar.

Arrancó a su tan acostumbrada velocidad asesina, Aziraphale se agarró del asiento, nervioso, pues había pasado mucho tiempo desde que había estado en ese auto.
Al parecer ambos iban a ir juntos en búsqueda de Raphiel, pero sin tener la madurez para dirigirse la palabra de manera civilizada.

-No sé porqué te molestas en buscarla, es mi responsabilidad... -dijo Azira.

-"Is mi rispinsibilidid" -remedó Crowley con una mueca sin siquiera voltear a verlo.

Azira frunció el ceño y miró en otra dirección, no iba a discutir con alguien que no estaba dispuesto a cooperar de manera adulta.
El arcángel intentaba localizar a Raphiel, pero no podía sentirla y por mas que Crowley intentase buscar alguna señal de ella, tampoco sentía nada. Tocaría esperar alguna señal, pero ambos estaban preocupados, esperaban que lo sucedido hubiera sido solo un arranque de ira, sin embargo, Crowley ignoraba lo que sabía Aziraphale y era que las alas de Raphiel habían cambiado de color, no sabía que significaba, pero estaba seguro de que eso no era una buena señal.

Mientras tanto Raphiel había descendido al infierno, allí sus ojos brillaban en dorado y sus alas estaban desplegadas, muchos de los demonios se sentían atemorizados al verla, entonces uno se cruzó en su camino.

-Bienvenida al infierno, mi nombre es Furfur ¿Qué necesitas? -preguntó educadamente.

Después de mucho tiempo Furfur había sido promovido y ahora era el que recibía a los visitantes en el infierno, está vez, la presencia de Raphiel le extrañaba, pero estaba intrigado.

-Quiero hablar con quién esté al mando, satanás en persona de ser posible -exigió.

El sonrió de medio lado. -Me temo que no será posible, pero podrías hablar con el duque del infierno.

Aceptó y así habló con Shax, está estaba algo disgustada hasta que le pidió ayuda para destruir la tierra.

-Solo una pequeña legión bastará, quiero hacer arder el mundo y qué el arcángel supremo sufra por ello -soltó con ira.

Al oír eso Shax se sintió tentada y extremadamente complacida, pero no aceptó tan fácilmente, quería garantías de que aquello no era un engaño.

Por parte del cielo, comenzaron los preparativos, pues aparentemente una guerra se aproximaría de nuevo y los únicos capaces de detener aquello eran Crowley y Aziraphale, quienes no eran capaces de abrir la boca sin soltar algo contra el otro.

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

No tuve mucha inspiración últimamente, pero espero que el capítulo te haya gustado. ¿Qué crees que ocurra?, ¿Se levantará el infierno?, ¿Bajará el cielo?, ¿Si encontrarán a Raphiel?, ¿Estas leyendo esto con voz de comercial? Jajaja.

Vota, comenta y comparte.

Nos vemos en el próximo capítulo.

El fin del mundo... ¿Otra vez? [Good Omens/S3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora