Permanecía estático observando a los patos nadar y le gritaba a todos los que llegaban a arrojarles migas de pan, «¡LOS PATOS NO COMEN PAN, COMEN CHICHAROS FRESCOS!» exclamaba con impaciencia y después mascullaba «Tarado». Todo esto estando siempre de pie, pues no tenía el valor de sentarse dónde solía hacerlo ya que temía al espacio vacío que quedaba junto a él, temía hablar solo y mirar a su lado derecho esperando una respuesta de alguien que no iba a estar allí, quizá más nunca.
Volteó a ver la banca, su banca y frunció los labios sintiendo una creciente desdicha en su interior.
-Idiota... -masculló.
Pero sin saber si se lo decía a sí mismo a aquel ángel de rizados cabellos platinos.
Se subió a su Bentley y condujo furiosamente cruzando la ciudad sin saber que buscaba, pero al darse cuenta estaba estacionado frente al café "Dame café o dame muerte", desde allí observó la librería, sintiendo como algo le quemaba el pecho, bajó de su Bentley e ingresó en el café, este estaba casi vacío y casualmente se encontraba Maggie hablando con Nina, ambas al verlo entrar palidecieron como si hubieran visto a un espíritu.-¡Señor Crowley! -exclamaron ambas la mismo tiempo.
Lo miraron con los ojos bien abiertos, detallandolo, este intentó sonreír, para ser bueno con ellas, pero le salió más una mueca. Al inicio Crowley las odiaba, les echaba la culpa de lo sucedido, pero con el transcurrir de los meses supo que habiéndole confesado lo que sentía o no, él se hubiera ido.
-Seis de expresso, por favor -masculló lo último, pues ser amable no era su costumbre.
Nina preparó sus seis tragos de expresso en una taza grande y ambas tomaron asiento con él.
-¿Cómo te sientes? -preguntó Maggie. -Después de que el señor Fell se fuera y dejara a esa chiquilla, usted no volvió a aparecer, supusimos que le habría pasado algo, y bueno, juzgando por... -se señaló la cara haciendo referencia a las cicatrices de Crowley.
Crowley se bebió su café de un trago y las miró por largo rato, solo recordando cómo le había sucedido eso, no fue mas que el único cura que fue capaz de hacerle cara, le arrojó tiras de agua bendita en el rostro y estas le provocaron algunas heridas, no muchas, pero habían dejado cicatriz, cuando el cura vio que el agua no había causado mayor daño, comprendiendo, le dijo: «Ojalá Dios se apiade de ti», ante eso Crowley solo lo miró con una mueca y se fue furioso de ahí, ya no quería la piedad de Dios, ya no le importaba no ver las estrellas, solo quería ver a su ángel.
-Aaaah... Pues... Pelee con un colega -dijo sin querer revelar detalles. -En fin... Y ¿Ustedes...? -las señaló con un dedito de forma curiosa.
-Ah si... -Nina tomó las manos de Maggie. -Mañana cumplimos un año juntas.
-Un año... -Crowley sonrió como pudo. -Felicidades...
Estaba feliz por ellas, pero le daba pesar el suponer que fácilmente pudieron haber sido él y el ángel.
La campana de la entrada sonó, Nina el dió un beso a Maggie y continuó atendiendo clientes. Crowley miraba la taza y paseaba su dedo índice por el borde de esta.-Sabes yo creí... De verdad creí que si le decía lo que sentía las cosas irían mejor... Pero fue todo lo contrario, él creyó que lo hice por... para... -las palabras no le salían, no sabía cómo expresarlo.
Maggie le tomó la mano y sonrió con pesar, pues sabía que la había pasado mal, Crowley le miró la mano, iba a apartar la suya, pero había pasado tanto tiempo actuando como un demonio que, verdaderamente, no quería hacerlo otra vez. Así que Crowley esa tarde estuvo tomando café y conversando con dos seres humanos que en ese momento era lo más cercano que tenía a un amigo.
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El fin del mundo... ¿Otra vez? [Good Omens/S3]
FanfictionDesde la separación las cosas han ido regulares, el cielo no se ha pronunciado sobre la tierra y el infierno no ha causado ningún problema, sin embargo, aunque los mejores amigos siguen sin hablarse tendrán que arreglárselas para reconciliarse, pues...