El ambiente en la librería estaba lleno de olor a café, té y galletas, las risas llegaban hasta la habitación.
-¿Mmmmm? -se removió aún adormilado.
El cuerpo le dolía como si un camión lo hubiera arrollado. Se removió sobre la cama y se estiró, pero al intentar elevar el brazo izquierdo de más una punzada le obligó a llevar el brazo a su pecho.
-Ouch . -se abrió la camisa y vio una larga marca a un lado de su hombro cerca de su pecho. -¿Que es esto?
Entonces lo recordó todo, la pelea, los demonios, los ángeles, Raphiel, la espda flamigera y Aziraphale. Se levantó de la cama y salió de la habitación, estaba en el segundo piso de la librería, esta no tenía destrucción alguna, estaba como nueva, siguió el sonido de las risas hasta llegar a la cocina, allí estaban Muriel, Raphiel y Aziraphale, quién hacía hotcakes arrojandolos por el aire hábilmente, pero al conectar la mirada con él dejó caer al suelo el último que había lanzado, lo levantó del suelo rápidamente, colocó el sartén en la estufa, la apagó y se le acercó.
-Bienvenido al mundo de los vivos -le dijo con una enorme sonrisa.
Crowley se sintió confundido, pero entonces se fijó en Aziraphale, su cabello tenía preciosos risos platinados, sus mejillas presumían una ligera barba creciente, su vestimenta volvía a ser la de antes, se acercó un par de pasos y le miró los ojos, ya no había rastro de púrpura, eran solo sus preciosos ojos azules con estrellas, sin poder contenerse se acercó y lo abrazó, estrujandolo en sus brazos.
-Estas aquí... -dijo sin poder creerlo.
-Y no planeo ir a ningún lado en mucho tiempo -le contestó correspondiendo el abrazo.
-Vaya, miren quién despertó -dijo Muriel apareciendo. -Por poco y... -saca una libretita de su bolsillo. -...te quedas pegado a la cama -dice finalmente.
Muriel llevaba consigo una libretita siempre donde anotaba todo lo que aprendiera de los humanos, frases, chistes y cosas así.
-¿Qué?, ¿Cuánto tiempo dormí? -preguntó.
Aziraphale lo miró con una expresión de no querer responder, pero aún así le dijo. -Si... Bueno... Digamos que un mes ¿Más o menos? Creímos que no despertarías. -miró fugazmente a Raphiel.
Está no se había levantado, le daba la espalda a el pequeño grupo, pero no era por ser grosera, simplemente no quería que Crowley la viera. Por supuesto, el demonio nunca se quedaba atrás.
-Un mes... Impresionante... -dijo acercándose a Raphiel, colocó ambas manos en sus hombros y le dió un apretón. -Pues... Sigo vivo ¿Debo preocuparme porque pierdas el control otra vez o serás una buena niña? -preguntó con una sonrisa burlona.
Raphiel frunció sus labios, se puso de pie y abrazó al demonio. -Perdón, te aseguro que eso no volverá a suceder, tío Crowley.
-¿Tío? -Crowley sonrió y la miró, entonces algo le llamó la atención, tenía puestas sus gafas, se alejó para observarla mejor, parecía una pequeña copia de él con toques de Aziraphale, llevaba una falda de tartan, mallas, botas negras, una blusa de tirantes y el cabello recogido en una cola de caballo alta con un fleco cubriendo parte de su frente, su cabello en general ahora tenía reflejos rubios; la serpiente que antes estaba enrollada en su dedo había crecido y ahora estaba en su muñeca como si fuera un brazalete con la cabeza sobresaliendo sobre el dorso de la mano, lo que más llamaba la atención eran las gafas, Crowley acercó sus manos, las tomó y se las quitó, entonces se llevó una sorpresa su ojo derecho era de un precioso azul cielo y el izquierdo seguía siendo ambarino.
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El fin del mundo... ¿Otra vez? [Good Omens/S3]
FanfictionDesde la separación las cosas han ido regulares, el cielo no se ha pronunciado sobre la tierra y el infierno no ha causado ningún problema, sin embargo, aunque los mejores amigos siguen sin hablarse tendrán que arreglárselas para reconciliarse, pues...