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Charles y Carlos intercambian miradas, sabiendo que tienen que abordar la situación con cuidado y sinceridad.

—Ana, sabemos que esto es confuso pero... —comienza a decir Charles, con una voz llena de preocupación y cariño.

Carlos lo interrumpe, queriendo expresar sus propios sentimientos.

—Ana... yo sé que esto es nuevo... para nosotros —dice, pero noto la leve vacilación en su voz, lo que me hace pensar que tal vez no es la primera vez para Charles.

Miro a Charles, buscando confirmación en sus ojos. No dice nada, pero su mirada lo dice todo. Carlos continúa hablando, intentando asegurarme.

—Pero si tú quieres esto... —Carlos deja la frase en el aire, esperando mi respuesta.

Mi mente se llena de dudas y miedos, y una de las mayores preocupaciones surge de inmediato.

—¿Qué va a pasar si mi padre se entera? —pregunto, mi voz apenas un susurro.

Carlos me mira con determinación y una pizca de confianza.

—No se va a enterar... —responde con firmeza.

Dudo por un momento, mordiéndome el labio inferior. Siento que una parte de mí está lista para explorar esta nueva dinámica, pero otra parte teme las posibles repercusiones. Finalmente, respiro hondo y tomo una decisión.

—Yo... yo... está bien... —digo, mi voz temblorosa pero decidida.

Charles y Carlos me miran con alivio.

Subimos nuevamente a la habitación, los tres en silencio, sumidos en nuestros propios pensamientos. Charles se dirige al baño para ducharse, mientras yo empiezo a cambiarme de ropa. Me detengo un momento, mirando mi reflejo en el espejo. Hay grandes moretones en mis muslos, recordatorios de la intensidad de la noche anterior.

Carlos se acerca y susurra con preocupación.

—Lo siento, princesa... fui yo. ¿Te duelen? —pregunta, sus ojos llenos de remordimiento.

—Muy poco —respondo, tratando de sonar más tranquila de lo que me siento.

Carlos me toma de la cintura y me levanta, colocándome en sus piernas con delicadeza.

—Lo siento mucho, princesa. ¿Quieres que pida alguna pomada o algo así? —pregunta, su voz suave y llena de preocupación.

Sonrío, tratando de aliviar su preocupación.

—No, no, estoy bien. Solo espero que se quiten para la sesión de fotos en Miami —digo, intentando sonar optimista.

Carlos me acaricia la mejilla y me da un beso en la frente.

—Te prometo que tendremos más cuidado, Ana. No quiero que sufras por esto —dice, su voz cargada de sinceridad.

Asiento y me relajo un poco en sus brazos,

Después de vestirme con unos pantalones grises y una camisa corta de Brasil, me siento frente al espejo y empiezo a maquillarme. Carlos se ha ido a su habitación para cambiarse de ropa, dejándome sola por un momento. Me concentro en mi rutina, intentando dejar de lado los pensamientos confusos que me atormentan.

Escucho la puerta del baño abrirse y miro hacia atrás. Charles sale con una toalla envuelta alrededor de su cintura, su cabello mojado goteando ligeramente.

—¿Y Carlos? —pregunta, su voz suave pero llena de curiosidad.

—Fue a cambiarse... —respondo, tratando de mantener la compostura mientras mi corazón late con fuerza.

Ride Or Die - Carlo Sainz,Charles Leclerc-+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora