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Charles continuaba con su juego de provocación, disfrutando del control que ejercía sobre la situación.

—¿Ves, Carlos? —dijo con una sonrisa socarrona—. Parece que nuestra princesa está ansiosa por montarse en mí. ¿No es así, preciosa?

Sus palabras estaban cargadas de burla, dirigidas a molestar a Carlos y aumentar la tensión entre ellos. Mientras tanto, yo me sentía atrapada en medio de su juego, sintiendo la mezcla de deseo y sumisión que me envolvía por completo.

Charles me tomó de la cintura con firmeza, ejerciendo su control sobre mí mientras continuaba con sus provocaciones.

—Ven aquí, preciosa —dijo con una sonrisa traviesa—. ¿No quieres montarte en mí y sentir lo que puedo hacer por ti?

Sus palabras estaban cargadas de deseo y provocación, mientras su mirada intensa se encontraba con la mía, aumentando mi excitación y confusión. No podía negar que su audacia y seguridad ejercían un extraño atractivo sobre mí, pero al mismo tiempo, me sentía atrapada en una situación incómoda y llena de tensión.

—¿Sientes cómo te abro? —susurró, mientras sus manos me guiaban hacia él.

—Charles... —intenté protestar, pero su boca se apoderó de la mía en un beso ardiente que silenció mis dudas momentáneamente.

Entre gemidos y susurros, continuó hablando con un tono provocador.

—Mira lo bien que te abro... —dijo con una sonrisa burlona mientras me movía con él—. ¿Ves cómo me ajusto a ti? Eres toda mía, princesa.

Mi mente estaba confundida, dividida entre el deseo y la incomodidad. Las palabras de Charles, cargadas de arrogancia y posesión, me hacían sentir atrapada y vulnerable. Sin embargo, una parte de mí se sentía inexplicablemente atraída por su intensidad y confianza.

Entre embestida y embestida, Charles continuaba con sus provocaciones, alimentando la tensión en la habitación.

—Así es como te quiero, princesa. Siente cómo te lleno por completo —dijo con un tono de posesión, mientras sus manos recorrían mi cuerpo con deseo.

—Charles, por favor... —intenté protestar, pero mis palabras se vieron sofocadas por el deseo y la confusión que se apoderaban de mí.

—Shh, no digas nada. Solo disfruta del momento —murmuró, con un tono de voz que me resultaba difícil de resistir.

Cada movimiento era una combinación de deseo y posesión, mientras Charles continuaba hablando con un aire de autoridad.

—Eres mía, princesa. No te preocupes, no te dejaré ir —dijo con un tono burlón y dominante.

Mis pensamientos estaban enredados en un torbellino de emociones encontradas, mientras las palabras provocativas de Charles se mezclaban con el calor y la intensidad del momento. A pesar de mi resistencia inicial, una parte de mí no podía evitar sucumbir a su dominio y deseo.

Carlos, claramente molesto y celoso, no podía quedarse callado mientras Charles seguía con sus provocaciones.

—¿De verdad tienes que ser así, Charles? —dijo Carlos, con la mandíbula apretada—. ¿No puedes simplemente disfrutar del momento sin intentar demostrar algo?

—Relájate, Carlos —respondió Charles, sin dejar de moverse en mi interior—. Mira lo bien que la hago sentir. ¿No te das cuenta?

—Ella no es un juguete para tus bromas, Charles —insistió Carlos, su tono lleno de irritación.

—Oh, ¿estás celoso, Carlos? —Charles sonrió con arrogancia—. Mira cómo se mueve, cómo me quiere a mí. ¿Lo sientes, princesa? —susurró, dirigiéndose a mí con voz ronca—. Sientes cómo te abro, cómo te lleno. ¿Te gusta, verdad?

Ride Or Die - Carlo Sainz,Charles Leclerc-+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora