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Un mes después

Estábamos en la piscina interior de mi casa, acabábamos de terminar el primer parcial de nuestro último semestre, nos quedaban dos meses más.

— Tengo que ir por la otra botella, casi se acabo esta— le aviso a Danna. Veo que mira hacia la puerta y cuando giro para ir a la puerta, veo a Ovidio parado ahí— ya vuelvo, voy por eso.

— ¿Segura? Oye y ¿Quién es el?

— El amigo de mi padre, seguro lo envio a decirme algo,— la dejo y me acerco a todos mis otros amigos—, oigan, acaban de llegar amigos de mi familia asi que lo mejor será pasar la fiesta a otro lugar.

Camino hacia la puerta, y veo como me analiza.

— Bonito traje, Nati— me dice y me sonrojo en seguida, había olvidado como estaba vestida, frente a el.

—Le voy a pedir que no me llame así, por que me choca— Al acercarme más note que tenía un golpe junto al ojo, no era la gran cosa pero se notaba.

Ovidio me había ilusionado y me había dejado. Así que le iba a dar su lección.

— ¿Todo bien? ¿Le puedo ayudar en algo? — me sorprendía verlo después todo.

Veo su cara extrañada por la "formalidad" con la que le habló.

— Todo bien, plebe, estoy bien. Tuvimos problemas en Culiacan, le explico después. Tuvimos que irnos en chinga.

— ¿Todos están bien? Tus hermanos...

— Todos están bien, tuvimos pedos pero ya nos pusimos de acuerdo.

— Pues no debería de estar aquí, tal vez no lo vayan a reconocer pero con el arma a plena vista será medio sospechoso. Y creo que deberías de volver con mi padre y los demás.

— Lo que diga, yo obedezco todo lo que me pida mi reina— me dice—, ¿Por que tanta formalidad?

— Creo que es la forma adecuada de hablar con el amigo de mi padre.

— ¿Aún después de lo que pasó la última vez que nos vimos?— pregunta.

— Gracias por defenderme esa noche, aún que no recuerdo bien el haberle agradecido, ni nada después de la escenita. Pero gracias.

— ¿Nada?— pregunta y puedo notarlo algo dolido.

— Lo siento, tengo que hablar con mi papá, con permiso— digo pasando por su lado.

Por mi recorrido por la casa para encontrar a mi papá, veo a los hermanos de Ovidio en la sala, junto con otros dos hombres.

— Tu apa esta en la cocina, Natalia— me avisa Alfredo, le agradezco y voy. Escuchó a Ovidio gritar mientras va detrás de mi "¿Qué le ves pendejo?" pero no se a quien.

Llegó a la cocina y me encuentro a mi padre y mi madre hablando. Discutian un tema que no logre escuchar pero se veían preocupados, todos me estaban preocupando.

— Supongo que debo de correr a mis amigos.

— Si, lo siento, Nat pero surgió una bronca en el trabajo, con Ovidio e Ivan aquí, no podemos arriesgarnos a que los vean aquí. O a que haya gente aquí.

— Ya que, ya les avise, van a mover el plan a otro lugar ¿Puedo ir?— mi padre me iba a decir que no pero mi madre intervino.

— Pero vete en la camioneta, tendras que ir escoltada completamente— me dicen y acepto resignada—, envianos tu ubicación y te regresas hoy, nos avisas a que hora y mensajes cada que te hablemos ¿Entendido? No tarde.

Herencia prohibida | OVIDIO GUZMÁN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora