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Despertar y no ver a Ovidio a mi lado me dolió.

Por que entonces todas las palabras que me dijo ayer, no significaban nada

— Me tienes loco chula.

— Me dices eso por que te quieres acostar conmigo.

— Eso ya es un extra, pero estoy contigo ahora, solos y no ha pasado nada. Y me tienes loco.

— Nadie se puede enterar.

— Estoy consiente. Nadie puede saber que me encantas— dice y me besa.

Maldito mentiroso.

Me levanto de mi cama y me ducho.

Las 11 de la mañana.

Dios me sentía fatal. Recordando todo, lo de la isla, besarme con Jc, luego el show que se armo fuera de mi casa y lo que paso después.

Y por el bien de ese maldito mentiroso, esperaba no volver a verlo.

Por que aún que no me había metido con el, me sentía más traicionada de saber que lo de ayer había sido algo más íntimo que el que nos hubiéramos acostado.

Me arreglo un poco y me pongo algo cómodo.

Pero lo seguía sintiendo conmigo.

Creo que me quede una hora tirada en el sofá de mi cuarto pensando en todo, pensando en el. Además mañana regresaba a clases.

Tomo aire y bajo.

En algún momento esperé verlo pero no estaba, fui al despacho de mi padre a ver si estaba pero no. Salí a la pisicina y ahí pude ver a mi madre y a mi hermano Pablito jugando.

— Hola Pauli— me saluda—, te me desapareces chiquilla. Ya no te he visto por la casa ni para desayunar, te sales, vuelves, te arreglas y te vuelves a salir.

— Si, bueno, solo eran dos semanas de vacaciones y las tenía que disfrutar al cien, mamá. Pero ya me tendrás a partir de mañana en casa matándome por estar estudiando de nuevo.

— Tres meses más y nos dejas por irte a Nueva York— dice mi mamá.

Había tenido dos semanas de vacaciones por semana santa, ahora tendría que acabar tres parciales más y terminaría la preparatoria y me iría lejos.

— Es lo mejor ¿No? Una Ivy League.

— Solo piensa en el futuro, graduada de Columbia, viviendo en el Upper East Side con tu maravilloso esposo doctor.

— Un sueño mamá— digo dándole el avión— ¿Y mi papá?

— Resolviendo asuntos en Culiacán con Iván, regresa hasta la siguiente semana, están ocupándose de asuntos, no te preocupes, todo bien.

— ¿Y crees que venga con todos de nuevo?

— Ojalá que no, pero es una posibilidad— me responde— ¿Te molesta?

— No— digo muy rápido—bueno, es raro por que nunca conviví realmente con ellos, Sergio es quien lo hacía. Pero ahora que me voy, supongo que los verás más por acá.

Herencia prohibida | OVIDIO GUZMÁN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora