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— ¿En donde están todos?— le pregunto a Alma.

— Me parece que salieron de emergencia a Culiacán, señorita Naty— me responde.

— ¿Todo bien?— me preocupo.

— Si, señorita, creo que era un asunto del señor Alfredo.

— ¿Mi mamá?

— Llevo a Pablito a su partido de fut. Junto con su hermano Sergio.

— Voy a salir a las 5, me avisas si llega alguien antes— le aviso y me dirijo a mi cuarto

...

— ¡Alma!— le habló pero no venía. Ya iban a llegar por mi y no podía avisar que me iba ya. Acomodo mi vestido blanco mientras me veo en el espejo en la entrada de mi casa.

Escucho que tocan la puerta y la abro yo.

— ¿Ovidio? No estan mis papás, de hecho se supone que mi papá fue con ustedes ¿No?

— Si, plebe, no se preocupe. Todo bien, por eso me regresé, su padre e Ivan estan ocupándoselo de unos asuntos en Culiacán, nosotros nos regresamos a cuidar su casa.

— ¿Por? No creo que haga falta ¿O si?

— No, chula pero necesitamos tener ojos en todos lados y me ofrecí— responde.

Sentía que algo andaba mal pero honestamente, no me importó por que yo quería ir a la isla.

— Como sea, le avisé a mis papás que me iría a las 6 y ya llegaron por mi, asi que bye— le digo pero me toma suavemente del brazo y me detiene— ¡Ey!

— Si yo vine a cuidarla, como se me va.

— A ver Ovidio, cuidas la casa no a mi. Además le avise a mis padre y obvio me dieron permiso.

— ¿Y quien llegó por usted? ¿A donde la llevan?

— Te aviso solo por que mi papá te envió— y por que asi le podía decir donde estoy si pregunta—, voy a la isla Berkinada, llegó Leonor por mi, regresó como a las 12 o me quedó a dormir y ya me voy.

— Ey, ey, plebe, cuídese mucho y cualquier cosa llama y voy en chinga— me avisa— su papá llega mañana, nos vamos a quedar hasta las 11 y en una casa aquí mismo, por si oculpa algo.

— Nos vemos Ovidio— digo y casi a punto de salir, volteó a verlo— gracias por lo de ayer.

— ¿Ya se acuerda o que?— me detiene tomando mi mano.

— Las flores estan bonitas— le digo, el se acerca y esta vez no me alejo. De hecho estaba tiesisima. Nerviosa.

— Te ves chulisima— me susurra al oido y siento como todo en mi se tensa y siento mariposas en el estomago, me late al mil el corazón de estar asi de cerca de el, contra la puerta.

Saca una caja pequeña de la bolsa de su pantalón y de ella saca una pulsera muy linda Chanel y me la pone, de los nervios yo ni me muevo y es el quien toma mi mano.

— La vi hoy y creí que se te vería bien— me dice.

— No tienes por que dárme cosas, Ovidio— le digo.

— Solo quiero ser amable contigo.

— Gracias. Aún que no se a si a mi papá le guste tanta amabilidad— le digo y el ríe.

— Pues que no se entere plebe y resuelto el asunto— su acento estaba chistoso, me gustaba.

— ¿Por que tan amabilidad?— preguntó confundida— ¡Fuck!— grito asustada cuando vuelven a tocar el claxon.

Herencia prohibida | OVIDIO GUZMÁN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora