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Mi padre sale por la puerta de la cocina y Ovidio vuelve a acercarse a mi, yo doy un paso atrás.

— No me agradas Ovidio— le suelto.

— ¿No?— pregunta el acercándose de nuevo y yo alejándome de nuevo pero era imposible por que seguía acercándose a mi.

— Con tu actitud nefasta de superioridad, yendo a la escuela de los demás y amenazando a sus amigos como si nada frente a todo el mundo.

— Pues a ese pendejo que ya lo traigo de bajada no es mi pedo plebe. Yo solo cuido a la niñita de casa, por que su novio no la cuida bien— me dice, su mirada retadora de siempre me molestaba.

— No necesito que nadie me cuide— le digo rodeando la isla de la cocinero me vuelve a alcanzar.

Porque estaba tan confundida sobre el. ¿Por que? Ni yo lo sé. Ya no tenía novio, podía seguir con esta pequeña aventura con el y después irme a Nueva York, dejando todo atrás. Incluyéndolo.

O me estancaría con el y quedaría atrapada en este mundo eternamente. Pero yo no era así, no me iba a estancar con Ovidio. Solo es un hombre más. Solo que peor que todos.

Mil veces peor.

— Yo no soy nadie, soy Ovidio Guzman y estoy para cuidarla a usted y punto. Hasta que me muera y despues— toma mi cabeza entre sus manos desesperado besándome, le respondo de la misma manera extrañando como se siente que me tome de esta manera.

Veo que mi hermano entra y nos mira, Ovidio se aleja de mi un poco y solo veo la mirada confundida de Sergio en la entrada al comedor.

— ¿Que hacen?— pregunta confundido, muy confundido.— No mamen váyanse a la chingada.

Sergio sale furioso de la cocina.
Yo salgo detrás de él.

— No estaba pasando nada.

— ¡Natalia! ¡Se estaban atascando! Eso no es "nada"— me grita y se detiene, después mira a Ovidio— Eres un cabron, Ovidio. Entras a la casa de mi familia y esto es lo que haces, claro.

— No era mi intención y también sabes que no es mi intención lastimar a nadie en esta familia, Checo— dice firme Ovidio.

— Haz lo que quieras. Metete con el, o no. Pero Ovidio solo va a estar aquí un tiempo y luego se va a Culiacán donde sus veinte novias lo van a esperar. Luego te puedes sumar a esa lista, esperando a que regrese de estar con su otra vieja— eso dolió un poco, por que en realidad el era capaz— y a ti te recuerdo que tiene 18 años y tu 28.

— ¿Ahora muy inocente? Como si no te metieras con mis estúpidas amigas. No te hagas el inocente o la victima que no te queda— le digo enojada a mi hermano.

— esto no le va a agradar a mi apa y podría salir mal. A ti ya te advertí Natalia, te va a botar en meses. Y a ti— voltea a ver a Ovidio, detrás de mi—, Natalia se va a Nueva York sin importar que, en dos meses. Yo mismo la llevo allá de las orejas si es necesario.

— Al final es algo que no te incumbe, ve a traficar drogas mejor y a metértelas, así te vale madres lo que haga— le digo enojada empujándolo, Ovidio me toma del brazo para calmarme.

— Natalia ya está grandecita para tomar sus propias decisiones.

— Tu y yo sabemos cómo va a acabar esto si te metes con mi hermana— le dice a Ovidio y el no dice nada. Se queda mirando a mi hermano, dándole la razón, al menos eso notaba en su mirada.

¿Como iba a acabar esto?

— Como acabe, es mi vida no la tuya.

— Hay de tres Natalia, acabas siendo miserable por que tu esposo te deja por una más joven en veinte años, segunda; te matan por ser vieja de este cabron, o tercera, te vas a Nueva York y haces tu propia vida exitosa.

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⏰ Última actualización: Dec 06 ⏰

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Herencia prohibida | OVIDIO GUZMÁN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora