— No te deje como si fueras una cualquiera, Natalia, quiero que sepas— escucho a Ovidio a mis espaldas.Me levanto en seguida— No se de que habla por que yo ya no recuerdo a lo que se refiere, con permiso.
Me levantó y camino hasta llegar a la playa. Me siento en la arena cerca de la orilla.
Las olas se acercaban y tocaban mis pies.
Toda mi vida había visto a Ovidio como un extraño, como alguien serio. Por más que el conociera a mi familia yo a la suya no. Conocerlo y de la nada sentir algo por el, eso pegaba distinto, luego que conocerlo de una manera más intima y dejarme botada ahí, eso me hizo sentirme horrible.
Darme cuenta que fui la única que sintió esa conexión por que no pasó nada. Para el solo fue, acostarse conmigo y dejarme. Como a todas.
El me sigue hasta la playa, de verdad no se rendía.
— Chula— me llama— Lili.
— ¿Lili? ¿Ahora me confunde con una de todas esas viejas con las que te metes?— le reclamo mientras me pongo de pie, preparada para irme ya y dejarlo.
— Pauli, Natali, Lili. Igual de chula que una flor, o más.
— Que creativo me saliste. Creí que al menos serías diferente en el aspecto que dirías las cosas de frente, pero no— digo.
— No te utilicé, el día que nos vimos cuando me quede a dormir contigo la primera vez, se nos quisieron voltear y pues las cosas se pusieron feas, así que me tuve que ir en chinga. Todo se calmó y por eso pude volver a verte a escondidas pero por todo el desmadre que se armó, la policía de dio cuenta y llamó más la atención si ya nos tenían los ojos encima. Preferimos no movernos de Culiacan pero ya no nos sirvió mi reina, así que ya nos marcaron y tenemos que separarnos en lo que se calman las cosas en Culiacán, no quería venir para acá por que es ponerlos a todos en riesgo pero tu papá le insistió. Si no te parece, me buscó otro sitio.
— No te preocupes, aquí vas a estar bien y pronto todo se pasará, podrás volver a Culiacán.
— ¿Y tienes prisa por eso?— me toma las manos y se acerca a mi, pegado a mi. Pero no me quería quitar, me ponía de nervios pero me gustaba sentirlo cerca.
— Mucha prisa— digo siguiéndole su juego.
— Neta me encantas Natalia, no quise dejarte sola ese día, ni el otro, ni nunca— dice tomando mi cara entre sus manos y besándome pero yo me quito a los segundos.
—No es buen momento— le digo separándome y alejándome, volviendo al jardín de mi casa.
Me sentía agobiada, quería salir de mi casa ahora mismo pero al mismo tiempo no tenía ni ganas.
Tomo mi teléfono y le llamo a mi amiga.
— Hola Danna. ¿Ya andas en tu casa?
— Ay si, no se, como que nos apagaste el ambiente cuando te quitaste.
— Pues perdón, o sea es que neta el ambiente en mi casa, pésimo ahorita Anna Daniela.
— Si me llamas por mis dos nombres si debe de estar fatal el asunto en tu casa— dice y yo suspiro cansada, no le podía contar nada de lo que realmente pasaba.
— Ay si, pero ya da igual, se arreglará. Además, en cinco semanas se acaba la prepa, en seis, el eurotrip y en cuestión de tiempo ya estaré en Nueva York.
— Ese departamento está divino.
— ¿Qué? ¿Cual? ¿Te mudaste?— le pregunté confundida
— Al que te vas a mudar en Nueva York con Millo.
ESTÁS LEYENDO
Herencia prohibida | OVIDIO GUZMÁN |
FanficNatalia Ortega siempre trato de mantenerse alejada de los negocios de su padre, aun que al cumplir 18 todo cambio, pues hubo algo en aquel negocio que llamó su atención por completo. Alguien. Ovidio la había atrapado y era algo de lo cual ella nunca...