Capítulo 13: 20 razones para estar contigo

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Estaba cansada de sentirme humillada, ahora solo pensaba en cómo iba a hacer para explicarle a Axel

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Estaba cansada de sentirme humillada, ahora solo pensaba en cómo iba a hacer para explicarle a Axel.

Eso lo hice mucho antes de meterme en ese trío y si se enojó tanto por eso último, no me imagino que me dirá o pensará de mí al enterarse de estas fotos.

—Por favor, no le digas nada a tu primo —supliqué a la rubia a mi lado.

—¿Cómo vas a evitar que se entere, Morgan?

—No lo sé, pero no lo hará. No si no es por mí.

—Vale.

Suspiré, cansada de lidiar con mis pensamientos.

—Nos acabamos de arreglar, Kristie, y en serio me gusta tu primo, no puedo dejar que esta cagada que sucedió hace años arruine esto que estamos intentando construir.

—Lo sé, pero si te quiere, entenderá y te apoyará. Recuerda eso.

No lo sé, la última vez me dijo cosas muy hirientes y ahora tengo miedo de que se entere.

—Yo... hablaré con él luego —dije, en su lugar.

—¿Te sientes mejor? —preguntó, mientras acariciaba suavemente mi espalda.

—¿Quieres la verdad o la mentira? Porque ya no lloro, pero sigo sintiéndome de la mierda.

—¿Vas a bajar o les digo que algo te cayó mal y prefieres quedarte aquí arriba?

—No quiero que hagan preguntas, más tarde bajo, ve tú... yo necesito calmarme bien.

—¿Estás segura que quieres que te deje aquí sola?

Asentí con la cabeza.

Ella dejó un beso en mi frente antes de salir de la habitación y cuando me encontré sola nuevamente, tomé el móvil entre mis manos temblorosas y marqué el número de Logan.

Solo confiaba en él para estas cosas.

—Hola, muñeca, ese orgullo tuyo como no aguanta mucho extrañarme —bromeó.

—Necesito tu ayuda —sollocé.

—¿Por qué lloras? ¿Qué pasa, Morgan? —se alarmó.

—Necesito que me hagas un favor, pero ni Avery ni nadie de mi familia puede enterarse, ¿Lo prometes?

—¿Que ha sucedido?

—Logan, por favor, ¿Lo prometes?

—Si, lo prometo, pequeña, ahora dime.

—Hace... mucho tiempo, cuando tenía dieciséis, me tomé unas fotos, ya sabes, de mí, desnuda.

—No me digas que las enviaste.

—Las envié.

Escuché un bufido en queja, su frustración se sentía al otro lado de la línea fuerte y claro.

Lo que nunca tuvimos [#2] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora