Capítulo 14: Nuestro secreto

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Estar entre sus brazos era tan agradable, sentía su respiración tranquila, mi cabeza descansaba sobre su pecho mientras el sol salía

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Estar entre sus brazos era tan agradable, sentía su respiración tranquila, mi cabeza descansaba sobre su pecho mientras el sol salía.

Ver el amanecer nunca fue algo que me llamara tanto la atención, realmente me daba muy igual, pero con él era distinto, todo lo que viví a su lado durante la noche fue lo que hizo el momento tan especial, estar a su lado viendo las vistas desde el mirador, me da paz.

Alcé la mirada viendo como sus ojos intentaban cerrarse, sonreí al instante.

—¿Ya estás cansado, Kingsley?

—Bueno, estuve despierto toda la noche, así que sí.

—Si quieres podemos regresar a casa ya, así descansas hasta la tarde.

—No, yo puedo aguantar un rato más. No todos los días tu padre me da permiso de sacarte toda la noche de tu casa. Además, no puedo creer que nunca te haya llamado la atención ver el amanecer.

—Pues en mi defensa, no soy una chica que madruga todos los días. Creo que mi peor enemigo es la alarma de mi despertador.

—¿Tienes un despertador?

—Ya no, lo saqué de mi habitación. Por eso llego tarde a todos lados.

Sentí su pecho vibrar por la risa ante mi comentario.

Entonces me puse a pensar, si según él siempre le gusté, ¿Por qué le tomó tantos años mirarme? Yo estaba demasiado enamorada desde muy niña y esos sentimientos nunca cambiaron, al contrario, aumentaron cada día más.

Sin importar con quien estuviera en su momento, para mí Axel Valzer siempre fue el indicado.

—Axel, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Si es sobre tu serie favorita, no, no me he visto Gilmore Girls.

—No, no es sobre eso y no te preocupes, que gracias a las hormonas de Avery tendré un conejillo de indias, así que apenas descuiden a la niña, le haré ver todas las temporadas conmigo para darle cultura.

—¿Le harás ver tu serie favorita? Una completa tortura —bromeó.

—Pues aprenderá más de la vida que lo que le pueden aportar las comiquitas sin sentido. No la pondré a ver animales que hablan.

Él soltó una carcajada.

—¿Qué ibas a preguntarme, Morgan Jones?

—¿Me responderás con completa honestidad?

—Honestidad absoluta.

—Vale, ¿en qué momento te empecé a gustar?

Él pareció pensativo, pero luego me regaló una sonrisa juguetona. Solo me molestaba, claro que sabía a la perfección el primer momento en que empezó a sentir cosas por mí.

Lo que nunca tuvimos [#2] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora