4 - Los cuadros de gatitos

198 43 109
                                    

ANGIE

Pude notar que Jungkook estaba nervioso desde que me quité el pantalón y quedé en ropa interior, para ser honesta me encantaba pensar que existiera una posibilidad de tener sexo con él en una segunda ocasión porque en verdad era buenísimo al momento de utilizar ese enorme pene que escondía bajo la ropa.

Conforme pasó la noche se fue relajando, pero yo tenía un objetivo y no planeaba dejarlo ir sin antes volver a tenerlo entre mis piernas, así que cuando terminó el tatuaje, que por cierto le quedó perfecto, decidí pasearme por su estudio modelando para él.

Pude notar que el bulto en su entrepierna era cada vez más notorio y discretamente me acerqué a él para tomarnos una fotografía, pero con otras intenciones.

An: bien genio de la tinta, tomémonos una fotografía para poder subirla a mis redes sociales - dije acercándome a él de espaldas logrando rozarme contra su entrepierna - ¡oh, lo siento! - dije un poco apenada, pues hasta ese momento entré en razón de que estaba actuando de una forma en la que normalmente no lo haría.

Jk: ammm, está bien, no hay problema - dijo tímido.

No podía creer que un hombre que era un salvaje en la cama y que tenía toda la pinta de tipo malo fuera en realidad alguien tan tierno y tímido, era una dualidad tremenda que por alguna razón me tenía encantada desde el momento en el que lo ví sentado frente a la barra del bar.

JUNGKOOK

No sabía qué hacer o qué decirle luego de lo que pasó, pero no mentiría diciendo que no quería empotrarla contra la camilla donde la acababa de tatuar y hacerla mía de la forma más salvaje posible, pero la caballerosidad me impedía tomarla con fuerza y hacerlo.

An: creo que debería irme, gracias por esto - dijo extendiendo su mano con unos billetes que recibí porque ella había insistido en pagarme por el tatuaje, aunque yo no estaba de acuerdo.

Jk: te llevo a casa - respondí por lo bajo.

Angie se comenzó a poner el pantalón y no lo toleré más, la tomé del brazo para atraerla a mí.

An: ¿qué pasa? - preguntó con inocencia fingida.

Jk: Tú sabes qué ocurre y no voy a dejar que te vayas de aquí sin hacerte mía, lo siento, pero es necesario - su única respuesta fue una sonrisa que confirmaba que no estaba haciendo nada malo.

Como dije, quería hacerla mía en la camilla, pero ya que eso no sería muy higiénico y correcto de mi parte, tuve que abstenerme de hacerlo y la terminé azotando contra la pared tirando los benditos cuadros que Suga había colgado, y que seguramente me costaría la muerte, pero en ese momento no me importó.

Ambos estábamos parados viéndonos a los ojos con el deseo brillando en ellos, nunca había deseado tanto a una mujer como lo hacía con Angie y eso me tenía un tanto contrariado porque acababa de terminar una relación, pero no podía evitar querer tenerla conmigo todo el tiempo posible.

La besé con desesperación y ella correspondió al instante, parecía que el oxígeno en nuestros pulmones no hacía falta porque ninguno queríamos apartarnos del otro y aunque comenzaba a sentirme mareado me negaba a separarme de ella, sin embargo, no tuvimos más opción que cortar el momento glorioso que estábamos teniendo, pero no iba a dejar que el ambiente tan sensual que se había formado terminara.

Viéndola directamente a los ojos comencé a bajar hasta quedar de rodillas frente a ella, mis manos comenzaron a bajar su preciosa lencería dejando una excelente vista frente a mí.

Jk: sube tu pierna aquí - dije tocando mi hombro y ella obedeció al instante.

Me acerqué un poco más a ella y comencé a dejar besos sobre su Monte de Venus logrando que ella suspirara y riera un poco por lo que pensé que le hacía cosquillas y eso me gustaba ya que se movía demasiado y se pegaba aún más a mi rostro.

La primera, la última, la única (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora