30. Una razón para odiarme

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Un día más, Jisung avanzó con pasos vagos hacía su universidad, se le hacía tortuosamente pesada esta rutina, y más sabiendo que su novio ya no podía venir por motivos de salud.

El chico cruzó todo el pasillo dirigiéndose a su clase sin levantar la vista del suelo en ningún momento, se podría decir que tan solo estaba concentrado en la música de sus audífonos, pero la verdad que nisiquiera eso era cierto, ya que a pesar de tenerla a todo volumen ni sabría decir qué canción sonaba, pues estaba demasiado hundido en sus propios pensamientos como para fijarse en otra cosa.

No fue hasta que notó un objeto metálico tocar su espalda que se despertó, girándose bruscamente por el susto que se acababa de llevar.

Lo primero que vió fue una muleta extendida hacía él, y al levantar más la vista, vió a Yeji, la cual al parecer se acababa de incorporar a las clases de nuevo.

—¿Qué haces caminando sólo? ¿y los demás? —preguntó sonriente mientras se acercaba a él, y Jisung sintió como sus latidos rápidos le dificultaban el habla por la sorpresa que le provocaba ver a la chica de vuelta.

— Minho hyung... está malo, nisiquiera pudo hablarme está mañana por llamada, solo me contestó por mensaje.—se notaba una profunda decepción en su voz, y Yeji entendía perfectamente esa reacción, ya que Minho no mostraba ninguna señal de mejoría.

— ¿Y Seungmin?

Jisung se encogió de hombros indicando que desconocía el parador de su amigo.

— Ya veo... —hizo una pausa mirando a su alrededor, en el pasillo había ya poca gente merodeando, pues casi todos habían entrado a sus clases ya— ¿llegas tarde a tu clase o no empiezan aún?

— La verdad qué...—se quedó pensativo por un momento, realmente sí tenía una clase, pero no le apetecía nada asistir y acababa de encontrar una razón más para no hacerlo— no, no tengo ninguna ahora, mis clases empiezan a segunda hora. ¿Tú qué?

— he calculado mal el tiempo, pensaba que me iba a tomar más rato llegar a la universidad con las muletas pero llegué más pronto de lo que me esperaba, mis clases empiezan en media hora.

— ¿Salimos fuera entonces? —la chica asintió convencida por la idea y a Jisung se le iluminó la vista por este simple hecho.

Pero una vez más, mientras avanzaban hacia la salida un nudo raro se formó en el pecho de Han al recordar lo peligroso que era dejarse llevar por unos sentimientos que decidió sellar el día que Minho le agarró la mano por primera vez.

Estaba jugando con un fuego que probablemente quemaría a ambos, pero aunque sea por un segundo, él prefería sujetarse al fino hilo que formaba la excusa de que Yeji era su amiga antes que nada, que ya lo había rechazado y que no lo veía más que el pequeño Sunggie que trataría como un hermanito para siempre.

Así es, no había de que preocuparse, teniendo sentimientos no correspondidos este enamoramiento incurable no le iba a dañar en nada...

De ninguna forma eso podía acabar mal.

No en la decena de escenarios que pasó por la cabeza de Jisung al menos.

Una vez fuera, ambos jóvenes se sentaron en el césped algo aislados de los demás grupos, ya que Jisung amaba la tranquilidad y era fácilmente irritable y Yeji lo sabía más que bien por lo que lo guió ahí  directamente.

El chico se tumbó en el suelo directamente para luego tener que levantarse de inmediato a ayudar a Yeji al notar que le costaba encontrar el equilibrio para dejarse caer en el césped, así que dejando su nerviosismo por el contacto físico con ella de lado, Han apoyó el cuerpo de la chica en el suyo ayudándola a sentarse, todo eso después de dejar su chaqueta en el césped para que la chica no manchara sus pantalones de un beige claro.

7 MONTHS | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora